martes, 19 de enero de 2010

HAITÍ DEVASTADA

Socorristas dicen que incidentes de violencia en la devastada capital de Haití están obstaculizando un lento incremento en la entrega de necesaria ayuda, y algunos residentes se han organizado para proteger las pocas posesiones que les quedan.

Mientras miles de personas se dirigen al campo, residentes en un distrito en las colinas de Puerto Príncipe bloquearon el acceso a su s calles con automóviles y pidieron a los jóvenes locales que patrullasen para defender el área de saqueadores.

“Nosotros nunca contamos con el gobierno aquí”, dijo Tatony Vieux, de 29 años. “Nunca”Una semana después del sismo de 7,0 de magnitud, el martes amaneció con nuevo potencial de refuerzos a la seguridad y la ayuda. Se esperaba que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobase tropas de paz adicionales. Unos 2.000 infantes de marina que llegaron al área la víspera estaban estacionados frente a la costa en sus barcos. Pero la magnitud de la tragedia se había ampliado enormemente, luego que las autoridades estimasen el lunes que podría haber 200.000 muertes y 1,5 millones de personas sin hogar, que junto con el resto de los habitantes luchaban para encontrar agua o un plato de comida.

Seis días después del sismo, decenas de cuadrillas de rescate seguían intentando rescatar a sobrevivientes atrapados entre los escombros. Pero a cada hora las necesidades de cientos de miles de personas eran más apremiantes. Los doctores rebasados pedían anestésicos, bisturíes, e incluso serruchos para cortar los huesos destrozados. Cientos de supervivientes buscaban con desesperación subir a los autobuses que salían de la ciudad y en las calles del centro la gente mendigaba por víveres. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU dijo que esperaba impulsar las operaciones para aumentar las raciones de alimentos de 67.000 personas a 97.000 el lunes. Pero dijo que necesita 100 millones de raciones preparadas en los próximos 30 días y pidió más donaciones.

“Sé que la ayuda no puede llegar suficientemente rápido”, dijo el secretario general de la ONU Ban Ki-moon en Nueva York después de regresar de su viaje a Haití.

“Hay que desbloquear los cuellos de botella”, agregó.

Para atender a las organizaciones de asistencia molestas, el ejército de Estados Unidos acordó dar prioridad a los vuelos humanitarios ante los vuelos del ejército en el aeropuerto de Puerto Príncipe, controlado ahora por Estados Unidos, anunció el PMA desde Roma. El manejo de Estados Unidos a los vuelos civiles había creado inconformidad entre algunas autoridades humanitarias, incluyendo a representantes de Médicos Sin Fronteras que argumentaron un retraso de dos días en el envío de ayuda.

El socorro avanzaba lentamente pero la violencia y los saqueos iban en aumento. Cientos de personas hurgaban entre los restos de las tiendas para llevarse cualquier cosa que pudieran encontrar, incluyendo pasta de dientes, que se ha vuelto muy valiosa ya que las personas la usan en la nariz para mitigar el olor de los cadáveres en descomposición. La policía hizo disparos al aire para separar a jóvenes que peleaban con botellas rotas, machetes y navajas por una carga de ron. Los equipos médicos de por sí ajetreados deben dejar por momentos a las víctimas del terremoto para lidiar con los heridos de bala, dijo Loris de Filippi de Médicos Sin Fronteras. En el barrio de Montrissant, los médicos de la Cruz Roja trabajaban en contenedores de carga y ante la imposibilidad de atender a todos perdieron a 50 pacientes en dos días, dijo el vocero de Cruz Roja internacional Simon Schorno. El último reporte de muertes de la Comisión Europea, según cifras del gobierno haitiano, duplicó las estimaciones anteriores de muertes por el terremoto de 7,0 grados. La comisión Europea dijo que podrían haber muerto hasta 200.000 personas y que se habían recuperado unos 70.000 cadáveres que fueron llevado a fosas comunes. De resultar ciertas estas cifras esto haría que la catástrofe en Haití fuera tan mortal como el tsunami del 2004 en el Océano Indico, que mató a unas 230.000 personas en 12 países. Los analistas de la Comisión Europea estiman que 250.000 personas resultaron heridas y 1,5 millones se quedaron sin hogar. Multitudes de personas viven en campamentos de lonas plásticas y en automóviles cubiertos con polvo.

The Associated Press

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