sábado, 18 de agosto de 2012


EL MERCENARIO EN CÚPIRA


  Enrique Viloria Vera

Los vecinos de San  José de Río Chico  se sorprendieron al ver bajar de la buseta a ese catire enorme, de ojos  más azules que el  mar, vestido como si fuera el vaquero de Marlboro, con sendas botas puntiagudas de cuero sin espuelas,  chaqueta y pantalones de bluyín, y una franela blanca que decía I LOVE USA.

El bizarro personaje le preguntó a un lugareño dónde quedaba Cúpira porque quería comer pescado frito con yuca y agua de panela;  el vecino - haciendo gala de la proverbial cortesía barloventeña – le informó del camino a seguir y del bus a tomar. Sin embargo, le pareció rara la vaina porque en Cúpira lo que venden es conservitas de coco y chicha con ajonjolí. Informó del asunto a la  Comandancia de la Reserva Bolivariana, donde le respondieron que no se preocupara: ya sabes como son esos gringos del carajo y que a lo mejor estaba tronao.

El  rubio mercenario llegó al pueblo de marras y prontamente se dirigió al  viejo y deteriorado puente para cerciorarse de que lo señalado en los informes de inteligencia era cierto; confirmada la precariedad de la instalación, realizó dos llamadas para que el sencillo plan destructivo se pusiese en marcha.

En efecto, semanas antes funcionarios de la CIA y del MOSSAD habían sobornado  a gerentes y despachadores, y a dos transportistas de materiales de las industrias básicas para que sobrecargaran sus camiones. Así dos Carga larga y ancha repletos de cemento uno y de cabillas el otro, salieron en direcciones contrarias, al llegar al unísono a la mitad del puente de Cúpira recibieron la orden de frenar en seco para que la estructura acusara el impacto, y ocurrió como planeado, el puente se derrumbó sin más.

Buen ejemplo de la guerra asimétrica de 5to nivel en  la que no se dispara un arma ni se activan explosivos ni misiles; el Imperio se aprovecha de las debilidades institucionales, de la ineficiencia gubernamental, de la corrupción y de la incompetencia policial, para llevar a cabo atentados incruentos.

Las autoridades nacionales ya realizaron la captura de rigor en Lobatera de un presunto americano de nombre Jairo Restrepo, mientras tanto un gringo rubio y alto con pinta de vaquero de propaganda, anda preguntando por los lados de Ciudad Bolívar dónde se come pastel de morrocoy.       

      

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