miércoles, 15 de agosto de 2012


¿UNA POTENCIA REGIONAL?

Tal Cual

VIVIR DE ILUSIONES Uno diría que los problemas no se resuelven por sí mismos, que alguien tiene que atenderlos y que tiene que atenderlos bien. Lo cierto es que estamos acostumbrados a una administración pública que hace diagnósticos relativamente correctos pero que es demasiado ineficiente como para atenderlos de la manera correcta. Se olvidan que los problemas tienden a ser multidimensionales, que los recursos son limitados. La administración de lo público requiere un poco más que actos de prestidigitación. Una cosa es hacer campaña y otra, muy diferente, gobernar un país. Una cosa es soñar y otra hacer que los sueños se materialicen. Luego de catorce años escuchando promesas se siente uno un poco cansado al comprobar que existe una distancia considerable entre lo que se dice y lo que se hace. La verdad es que al Gobierno le han salido canas entre el decir y el hacer. Uno siente que se trata de un gobierno avejentado, al que le han caído los años encima. Ni modo, el tiempo pasa. Entonces, más allá del ingreso a Mercosur, de las amenazas de salirnos de la OEA, de la chequera petrolera, a uno no le queda más remedio que preguntarse que hacemos con la promesa de convertirnos, en un tiempo perentorio, en una potencia regional. La imagen luce interesante: un día así como si nada, resulta que amanece y ¡zúas! nos hemos convertido en una potencia por vía de un decreto presidencial. ¿Será acaso que se le ha olvidado a nuestro querido Presidente que existen algunas cosas que deben ser realizadas previamente? No hay nada más aguafiestas que la realidad. Las ilusiones que se tejen desde la administración son múltiples, por eso insisten en decirnos que los problemas del país están en vías de ser solucionados, por eso hablan de la soberanía alimenticia, por eso glosan maravillas sobre los logros de la Policía Nacional. Se olvidan de la situación crítica que viven los vecinos del Lago de Valencia, o de la ausencia de diálogo con el sector de los trabajadores ¿será por eso que no se han discutido un montón de contratos colectivos?, no se fijan en el colapso de las carreteras nacionales, del caos que es Caracas, no hablan jamás de los sueldos de los empleados públicos, ni de la inflación, ni de la `petrodependencia", no dicen, ni por lo bajo, que el sector privado esta contra las cuerdas, ni que los jóvenes quieren irse del país. No hay peor ciego que el que no quiere ver. MORIR DE DESENGAÑOS Una potencia no se construye de la noche a la mañana, es el resultado del esfuerzo conjunto de una nación, de la comprensión de los retos del presente, de la definición de un proyecto de futuro que es compartido por las grandes mayorías. Se trata de la construcción de un sueño que incluye, que convoca. Se trata de la construcción de la confianza, de la aceptación respetuosa de las diferencias. A nosotros se nos ha ido el tiempo en destruir el pasado, en intentar reescribir la historia, en inventar rostros para los héroes de la Patria. Nuestra administración parece no recordar que un país sin hospitales no puede ser una potencia, un país monoproductor no puede ser una potencia, un país dividido no puede ser una potencia, un país con una burocracia ineficiente y mal pagada no puede ser una potencia. Uno se pregunta sobre cuáles potencialidades se pretende construir el futuro del país. Lamentablemente deseos no preñan. ¿Dónde se juega nuestro Interés Nacional? Bueno, todo depende del cristal con que se mire, en todo caso se debe destacar el incremento en el gasto militar, la reducción de los presupuestos de las universidades públicas, la manera como se financia a los médicos cubanos en detrimento de nuestros galenos, la imposibilidad de atender el problema de la delincuencia, la manera desordenada como funciona la administración. ¿De qué tipo de potencia hablamos? Los países que han logrado posicionarse en el Concierto de las Naciones lo han hecho desde una comprensión de la necesidad de garantizar el orden coherente y la democracia en sus relaciones domésticas. La Política Exterior de un Estado se juega de manera primaria en la coherencia de su situación interna. Se trata de una lógica de dos niveles que se retroalimenta. Yo diría que la mayor preocupación de un gobierno serio debería ser la reconciliación de los venezolanos, la construcción de la confianza, la convocatoria a la reconstrucción nacional y el bienestar de su gente. La inclusión de todos en el esfuerzo común de construir el futuro. Yo creo que este gobierno añejo no está en capacidad de hacerlo.

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