jueves, 8 de noviembre de 2012


           4 AÑOS MÁS PARA OBAMA


Emilio Nouel v.

Hace 4 años escribí que la elección de Barack Obama constituía una nueva revolución americana que tocaba las profundidades del alma de esa Nación. Que EEUU exhibía su extraordinaria vitalidad y también su excepcionalidad. Era insólito que un mulato, hijo de inmigrante, llegara a la Casa Blanca con los votos de la mayoría de los estadounidenses. 
Hoy EEUU confirma que sigue siendo la democracia más sólida y vigorosa del planeta, con una gran capacidad para el cambio, todo en el marco de los valores fundamentales que fijaron sus fundadores. 
En aquel entonces la emoción que lo llevó a la Casa Blanca fue enorme, dentro y fuera de ese país. 
En esta oportunidad no la ha sido tanto. Si bien el desgaste natural del ejercicio gubernamental produce estragos, con más razón cuando pensamos en lo que le ha tocado a Obama como consecuencia de la crisis económica y financiera interna e internacional. De distintos ángulos, se ha cuestionado el manejo de esta crisis por su gobierno, pero, visto lo visto, pudo superar la prueba. 
Obama reitera su posición mayoritaria en el electorado de su país en competencia cerrada. No fue apabullado Romney. Ciertos sectores claves hicieron la diferencia, y pareciera que fueron los latinos, a quienes, en general, no les agradó la propuesta del republicano en materia inmigratoria, la autodeportación. 
El país está dividido en dos partes cercanas en tamaño. Y el descontento seguirá allí, una nueva oportunidad para Obama de no defraudar. 
La composición del congreso favorece a los republicanos. Si los partidos colocan los intereses de la Nación por encima, podrían adelantarse iniciativas bipartidistas que traigan beneficios colectivos sin distingos de sectores. Pero no luce fácil ese panorama. La negociación en este nuevo mandato promete ser ardua.
En lo externo, durante sus primeros 4 años, Obama reafirmó su talante abierto al diálogo y la concertación, de cara a temas cruciales que aquejan al mundo. No se ha inmiscuido más allá de lo “necesario” en ciertos temas, lo cual le ha granjeado críticas. En esto ha sido un alumno muy aplicado de la tradición jeffersoniana que enseña que la política exterior de EEUU no debería involucrarse mucho en el mundo, que debería preocuparse más en preservar la democracia a lo interno, y que prefiere que el poder norteamericano se mantenga dentro de los límites que los ciudadanos escojan para ellos mismos y no confinarse en los que los otros le elijan. 
Así, de alguna manera se sustrajo a problemas políticos y económicos de nuestro hemisferio, lo cual no ha dejado de ser cuestionado por algunos que señalan que esta conducta displicente ha permitido los avances de la China en nuestro patio. Y ciertamente, a remolque fue llevado Obama a firmar los TLCs con Panamá, Perú y Colombia. Y ha dejado ejercer la hegemonía a Brasil en Suramérica. Sin duda, es otra la visión de los asuntos internacionales que tiene el reelecto presidente, si lo comparamos con los anteriores. 
En relación con Latinoamérica (LA), ya lo he dicho, no debe esperarse un viraje sustantivo en lo que ha sido la dinámica de los años recientes. Basta leer la plataforma programática del partido demócrata para percatarse de la poca importancia que se concede a nuestra región en los asuntos prioritarios. Mientras vemos allí un desarrollo amplio de lineamientos y políticas hacia otras regiones, a LA se le dedican muy pocas líneas, que no van más allá del saludo a la bandera que significa decir que se reforzarán los lazos de amistad y se incrementará la cooperación en los temas del combate al narcotráfico y el terrorismo. 
Quizás el hecho de que en el hemisferio no haya mayores problemas de seguridad que amenacen a EEUU, como en otras épocas; que en materia comercial estén instituidas unas reglas aceptadas y en ejecución a lo largo y ancho del continente, o que hay países que se han echado a andar por cuenta propia, todo ello conduzca a ese país a no preocuparse de manera particular de lo que ocurra en la región y a dar por descontado una relación establecida, normal; de allí su desinterés o indiferencia relativa en lo retórico. 
Sean cuales sean las razones del comportamiento de EEUU hacia LA, a mi juicio, es la hora de abandonar el discurso de reproches hacia ese país porque no tenga políticas de ayudas o porque no nos confiera mayor atención. Es tiempo que asumamos los retos del mundo en que vivimos contando con nuestras propias fuerzas e iniciativas, lo que no implica desdeñar la aproximación cooperativa exterior. 
Obviamente, con el país más poderoso del globo, vecino hemisférico y socio, nuestras relaciones deben ser las más cordiales y fructíferas que se pueda tener. De EEUU tenemos mucho que aprender. Nuestros lazos históricos y el compartir los mismos valores universales nos imponen la convergencia y el entendimiento. Una mayor integración comercial y mejores mecanismos de cooperación (científicos, tecnológicos, culturales, de seguridad colectiva, etc) son necesarios de cara a los problemas que enfrenta el mundo. Esperamos de EEUU y del nuevo gobierno consecuencia con los principios, el respeto mutuo y la preservación de la paz. Lo que es decir bastante.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com 




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Chávez sí, Jaua no

EUGENIO G. MARTÍNEZ |  
EL UNIVERSAL

La última encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) en el estado Miranda -realizada entre el 22 y 30 de octubre- ratifica que los votos que obtuvo el presidente Chávez el 7 de octubre no son transferibles de forma automática a quienes son designados como aspirantes a las gobernaciones por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

El 7 de octubre Chávez capitalizó 49,9% de los votos en el estado Miranda; no obstante, según el IVAD, a la hora de valorar las preferencias de los ciudadanos para escoger a su gobernador Henrique Capriles Radonski capitaliza el apoyo de 55,1% de los electores, mientras Elías Jaua, el candidato de Chávez, obtiene 33,6%. ¿A dónde se fueron los votos de Chávez en apenas tres semanas?

Según el IVAD la división del electorado del estado Miranda en bloques políticos situacionales indica que mientras el bloque chavista está integrado por 43,3% de los electores, el bloque no-chavista lo integran 53,2% de los ciudadanos. Para el IVAD, el bloque chavista se encuentra dividido entre oficialismo (chavismo duro) que representa 31% del electorado y 12% de electores pro-chavistas.

Al cruzar estos datos con la intención de voto se descubre que en el segmento de electores pro-chavista, que presumiblemente avalaron la reelección del Presidente, se encuentran esos sufragios que ahora respaldarían a Capriles Radonski.

El dato concreto indica que mientras nueve de cada 10 oficialistas (chavismo duro) está dispuesto a votar por Jaua, apenas tres de cada diez electores pro-chavista dicen que sufragarán por el ex vicepresidente de la República, mientras cuatro de cada diez aseguran que votarán por Capriles Radonski y tres de cada diez dice no saber o no responden en concreto la pregunta sobre intención de voto.

La encuesta del IVAD también sorprende con algunos datos. Contrario a lo que podría suponerse las zonas más propensas a no participar el 16 de diciembre son los municipios históricamente chavistas. Según esta medición, 94,6% de los electores del estado Miranda dicen que si votará el 16 de diciembre, no obstante cuando se valora la disposición real de estos ciudadanos para acudir a las urnas se descubre que 64,7% está "muy seguro" (este es el dato que suele tomarse como verdaderamente representativo de participación), mientras 29% dice que estar "seguro" de sufragar en las regionales.

Cuando se analiza la disposición a votar por grupos de municipios, el IVAD calcula que en los municipios metropolitanos (Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre) 65% de los electores acudirá a las urnas, mientras en los municipios de los Altos Mirandinos (Guaicaipuro, Los Salias y Carrizal) hasta 68% de los votantes dice estar "muy seguros" de votar. ¿Y en las zonas más pro-gobierno? El IVAD indica que mientras en los municipios de Los Valles del Tuy la participación se calcula en 68% en el resto de las jurisdicciones del estado Miranda (en las cuales el presidente Chávez ganó cómodamente el 7 de octubre) apenas 41% de los ciudadanos dice que acudirá a las urnas el 16 de diciembre.

En lo que no hay sorpresa es la inclinación electoral de estas jurisdicciones. Mientras en los municipios metropolitanos siete de cada diez electores votarán por Capriles Radonski y en los municipios de los Altos Mirandinos la cifra de apoyo a la reelección del gobernador se ubica a  50% (en este caso 30% dice votar por Jaua y 20% Ns/Nc); en los municipios de Los Valles del Tuy 45% apoya a Jaua y 42% a Capriles Radonski mientras en el resto de jurisdicciones del estado Miranda 47% se decanta por la reelección y 48% por darle el poder a Jaua.

El estudio del IVAD también refleja datos de comportamiento electoral que parecen contradictorios con los resultados del 7 de octubre. En esta encuesta 72% de los mirandinos dicen que prefieren la descentralización al centralismo, al punto de identificar abiertamente a Capriles Radonski (77% de los electores) con la descentralización y a Jaua (74% de los electores) con el centralismo.

"El centralismo hace que los cosas funcionen mejor bajo el control del Presidente de la República". Con esta afirmación apenas están de acuerdo 19% de los electores del estado Miranda. Sin embargo, casi la mitad de los votantes de esta entidad respaldaron la reelección del presidente Chávez, cuya principal oferta de gobierno es la centralización del gobierno y la cesión de las competencias de gobernaciones y alcaldías a las instancias del Poder Comunal.

Obviando lo incongruente que puede resultar ser apoyar la descentralización, pero votar por la reelección del presidente -lo que evidentemente requiere de un análisis mucho más profundo- el resto de datos de la última encuesta del IVAD refuerzan el slogan que se hizo popular en varias regiones durante la última campaña electoral: "Chávez sí, otro no".

emartinez@eluniversal.com

En twitter: @puzkas

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