Enrique
Viloria Vera
Con estupefacción me entero de que cuatro excelsos diputados suplentes
adscritos a la Mesa
de la Unidad Democrática
han renunciado en un dos por tres a la misma, acusándola de atomizada, y por
supuesto, contribuyendo significativamente – vaya paradoja - con su
atomización.
De esta forma, Ricardo Sánchez, expresidente de la Federación de Centros
Universitarios de la UCV ,
y proveniente de AD, pero ahora suplente de la diputada María Corina Machado;
Carlos Vargas, el profesor Ciro León y
Andrés Álvarez, se
separan sin más – vía rueda de prensa y comunicado de rigor – de ese
maravilloso esfuerzo que ha significado la Unidad que todos deseamos que fuese más allá del
coto plazo, de lo electoral.
Soy como dicen en los corrillos televisivos un ciudadano de a pie,
escritor y profesor universitario; confieso pues mi más profunda ignorancia de
la inmensa y trascendente labor parlamentaria que han desarrollado los
renunciantes. Presumo que los proyectos de leyes que han presentado son de
talla mundial, dignos de ser emulados por otros parlamentos del mundo, y que su
participación en las comisiones de la Asamblea en las que les toca ejercer nuestra
representación, ha dejado huella significativa en actas y videos. Asumo también
que el electorado que voto directamente por ellos – y no por la MUD – está ampliamente
satisfecho del trabajo parlamentario que estos decepcionados y experimentados
parlamentarios realizan en sus respectivas comunidades electorales, promoviendo
asambleas ciudadanas de alto valor cívico, y encuentros regulares con sus
numerosos electores para ser su verdadera
y genuina voz en la Asamblea
Nacional.
De todos ellos conozco vía Globovisión a Sánchez, quien anda siempre como exaltado y sudoroso, y es un tanto chillón
para mi gusto, como bisoño animador de programas infantiles de una
TV regional en estreno. Sé que es estudiante profesional de la UCV , me han dicho que se
gradúa pronto con las mejores calificaciones de su promoción. Pero en todo caso,
lo confirmo de nuevo lo conozco poco,
aunque presumo deben ser muchos sus méritos y virtudes en el campo de la
política nacional que lo encumbran a ser el sagaz portavoz oficial de esta
disidencia. Los mal intencionados de siempre dicen que su voto vale y cuesta,
ya veremos si como Oscar Wilde lo único que no puede resistir son las
tentaciones.
En todo caso, como preconiza la sabiduría popular:
¡A todo suplente le llega su
hora!
¡El que le pega a su familia se
arruina!
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