domingo, 25 de noviembre de 2012


Entrevista a Luis Pedro España:

"El gobierno cayó en la trampa de su propia inviabilidad"


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                     Luis Pedro España


ROBERTO GIUSTI  
EL UNIVERSAL

El de Luis Pedro España es un espíritu inquieto y en permanente ebullición. Sus estudios sobre la pobreza, su papel de promotor social y sus indagaciones sobre la realidad venezolana no dejan de alternarse. Hoy nos ofrece un producto novísimo, cosechado al calor del clima de agitación reinante en un país que cabalga entre dos eventos electorales. 

-¿Qué explicación le encuentras a las protestas de todo tipo, por diferentes causas y provenientes de distintos sectores, que cruzan al país, a mes y medio de unas elecciones luego de las cuales viene una luna de miel y expectativas favorables? 

-Eso no opera en este caso porque el ganador sólo garantiza el continuismo y no se trata de un voto de esperanza, ni de renovación. En cuanto al origen de las protestas decembrinas, algunas son de carácter laboral (Guayana es uno de los grandes focos) y se vinculan a la presión temporal. Pero hay causas más estructurales. No solamente de protestas, sino de una situación caótica, anárquica, cuya causa obedece a que el Estado deja de regular espacios que antes regulaba. 

-Aquí se acusa de sus inclinaciones totalitarias a un Estado que pretenden inmiscuirse hasta en la vida privada de las personas. Sin embargo, tú hablas de una retirada de espacios que antes ocupaba. 

-Porque esa retirada no es voluntaria. Simplemente no puede. Desde la perspectiva de sus intenciones, de sus leyes y de los organismos que crea, la pretensión es controlar, cada vez más, a la sociedad. Pero en términos reales no lo logra porque una cosa es lo que dice la ley y otra es la ejecución de su mandato. Y los problema de ejecución que tiene el Gobierno son enormes. 

-Abandona espacios por incapacidad. 

-Así es y eso genera un orden distinto al que conocíamos. Es lo que llamamos caos. 

-¿Hablas de un nuevo orden o de un desorden? 

-De un desorden que no se entiende desde el orden establecido previamente. Cuando el Estado se retira las normas formales desaparecen y eso origina un orden local. Así, por ejemplo, los refugios no operan según la legislación venezolana, sino de acuerdo a la conveniencia de quienes comparten ese espacio. Ahora, ese orden es tan local que quien viene de afuera lo percibe como un caos. 

-Porque no lo entiende. 

-Los motorizados, entre ellos, tienen sus normas y procedimientos. Pero para los no motorizados ese "sistema" es incomprensible, caótico. Lo mismo ocurre en los refugios. Sólo la gente que vive allí sabe cuándo llega el agua, a quién se le pregunta para botar la basura, a qué hora se apaga, si se apaga, el televisor. 

-Estados en miniatura. 

-Ordenes atomizados cuya gran desventaja es que no se comunican entre ellos. Por tanto, no se pueden relacionar y eso es una pérdida absoluta de modernidad porque lo que impulsó el avance de las humanidad fueron unos acuerdos que permitían predecir lo que ibas a hacer. La convivencia se fundamentaba en normas universales y estas nos ponían al tanto de lo que debía ocurrir. Pero cuando el Estado se retira aparece lo que los sociólogos llamamos "orden fáctico". 

-¿Darwin? 

-No lo es en el sentido de que siempre ganan lo más fuertes. Los débiles logran convivir según el nuevo orden. Sólo que como impera esa característica de atomización, si un débil entra allí, sin conocerlo, está... 

-Perdido. 

-Perdido. Se muere. Esa lógica priva en algo tan emblemática como el principal aeropuerto del país. (Ver nota complementaria adjunta: "Maiquetía o el reino del caos ). De manera que hasta las instituciones que deben resguardarse, por su exposición pública, no están exentas del orden fáctico, que es el caos. Por eso la Teoría del Caos dice que el caos es el orden que uno desconoce. 

-¿No establecen los teóricos que todo proceso revolucionario implica el caos como una condición que permite destruir el orden imperante y luego sí establecer un nuevo orden? 

-Los revolucionarios del Siglo XIX eran muy mal vistos por Marx y Engels porque eran una suerte de destructores que predicaban la liquidación del orden establecido y del Estado porque de allí aparecería, espontáneamente, un nuevo orden. Marx le sale al paso a esa tesis que, en principio, es la de los anarquistas: "destruimos el orden establecido, surge uno nuevo, que es mejor y si a la postre no lo es, lo volvemos a destruir". Es también la tesis de una corriente, latinoamericana, la de la "agitación social": generar convulsión y a partir de ésta las fuerzas sociales van a parir una nueva realidad. La Historia ha demostrado que ese presupuesto es inviable. Y el gobierno lo sabe. 

-Pero actúa como si no lo supiera. 

-El gobierno es más militar que marxista y por tanto debería tender más hacia la preservación del orden que hacia la generación de caos. Además, ninguna fuerza política que ocupe el principal aparato de poder (el Estado) va a propiciar el caos. No lo hace, sólo que no puede generar orden por ineficacia y porque no entiende la naturaleza del problema. 

-¿No es un modelo que, además de inviable, tiene garantizada su continuación por los resultados electorales, cuando, en el fondo, es la causa de la crisis? 

-Sí y con un agravante: el gobierno no cree que es inviable. Es una máxima de la generación involuntaria del caos. Insistir en el error. Y cuando usted hace eso está generando su propia inviabilidad al insistir en sus propios errores. Además, ya es muy tarde para reinventarse. Creó su propia trampa y está metido en ella porque le vendió al pueblo la exageración de su propio imaginario: "vivimos en una tierra de gracia, el ingreso petrolero alcanza para satisfacer todas tus necesidades, el asunto no es que no hay sino que está mal repartido". Esa exageración, llevada a política pública, generó la inviabilidad de esa política pública. De allí el caos y la protesta. 

-¿Cómo se resuelve eso? 

-Hay que generar un nuevo acuerdo social y eso pasa por un cambio democrático de gobierno que genere nuevas premisas de funcionamiento. Eso estuvo planteado el 7 de octubre y tan es así que la ventaja del gobierno estuvo sólo por el orden de los diez puntos porcentuales, cuando la costumbre es que se ubicara en los 22. De manera que sólo un nuevo gobierno podría generar un acuerdo entre los distintos sectores sociales, incluido este gobierno. 

-¿Un nuevo gobierno o un cambio en la actitud de este gobierno? 

-Uno lo desearía mucho, pero luce tarde para reiventarse. 

-¿Cómo vamos a cambiar a un gobierno que acaba de ser ratificado? 

-Los tiempos constitucionales son sagrados y esos mismo tiempos lo irán diciendo. 

-Pero la dinámica política avanza más rápido que los plazos constitucionales.

-El gobierno ha demostrado ser pragmático y cuando se topa con inviabilidades retrocede. Así, por ejemplo, hay urgencias económicas como un precio ridículo de la gasolina, un déficit fiscal insostenible y la inminencia y necesidad de una devaluación. El gobierno no quiere ceder ante ninguna de las tres, pero seguramente tendrá que hacerlo. No sabemos con qué ropaje o bajo qué tipo de disfraz, pero va a ocurrir. Frente a la pared de la realidad el gobierno es pragmático y aplica los frenos. Tampoco es un ideólogo insensato que se estrella contra el muro. 

-Pero en el 2007, luego de ganar las presidenciales del año anterior, Chávez se lanzó a un proceso de radicalización que luego provocó su derrota el 2D. ¿No representan las elecciones de gobernadores lo que en aquel momento fue el referendo? 

-El gobierno no se siente cómodo con la ventaja obtenida el 7 de octubre y la prueba está en el invento confuso del proceso constituyente, que no lo es, sino una consulta al pueblo para endosarle el apoyo a lo que sería el anuncio del..... 

-¿No se atreve a convocar otro referendo? 

-No y menos una Constituyente donde el candidato a diputado oficialista más votado sería Hany Kauam. Pero no se atreven a ir más allá y están tratando de ganar un apoyo mayor al obtenido al 7 de octubre para endosárselo a un Plan de Gobierno que será presentado en enero. Por supuesto que las elecciones de gobernadores serán un momento para demostrar legitimidad y si el gobierno llegara a ganar las 24 gobernaciones no le haría falta ninguna consulta. 

-Pero en Maiquetía sí. 

-Allí, si debes ir al baño, el encargado te pregunta: "¿número uno o número dos?". Y esto comienza a tener sentido cuando te enteras de que no hay agua. Entonces, si es número uno, te manda al urinario, pero si es número dos, te proporciona tu balde de agua. Luego debes enfrentar las normas del mundo de los taxistas: los autorizados, los no autorizados pero que parecen serlo o los que ni son ni parecen. Cuando quieres cambiar dinero el altavoz aconseja dirigirse a los puestos autorizados, pero otra voz, meliflua y en murmullo, ofrece mejores condiciones. Eso sólo pasa en Maiquetía" 

Pero la necesidad de descifrar los códigos de los territorios donde falta el Estado, quizás sea la causa por la cual los venezolanos no le prestan mucha atención a temas como la elección de gobernadores: "lo normal es que el ciudadano esté metido en su problema y salga a la esfera pública cada tres o seis años. Y como está en lo suyo no tiene porqué hacer una lectura de las elecciones diferentes a lo que ellas son. Creo que del resultado de estas elecciones depende el grado de aceleración de radicalismo que el gobierno intente el próximo año. Pero esa cuenta sólo está para que la saquen los analistas, los políticos, los periodistas y quienes les respondemos a éstos últimos.

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