miércoles, 7 de noviembre de 2012


                         EL ESTADO COMUNAL Y EL 16D


                                   

   EMILIO NOUEL V. 

Soy de los profundamente convencidos de que ni el socialismo propugnado por el gobierno, ni la fulanas comunas, a pesar del entramado jurídico demencial y contrario a la Constitución fraguado para estas últimas, tienen porvenir alguno en este país.
Todo ese tinglado políticamente tóxico no tiene viabilidad, ni forma de hacerse realidad. Le sucederá lo mismo que a las empresas expropiadas: fracaso y ruina.
Sin embargo, las políticas y acciones que se planifiquen y ejecuten para tratar de implantar esas ideas delirantes, sí van a tener consecuencias políticas y económicas desastrosas para los venezolanos. Lo que hará más difícil, costoso y complicado, la recuperación que vendrá más temprano que tarde, pero que llegará inexorablemente.
Algunos me dirán, con razón, que el desconocimiento de la propiedad privada, las expropiaciones, la colectivización y/o estatización creciente de la economía, la mediatización de la educación, la propaganda ideológica gubernamental, el autoritarismo militarista, y en fin, la retórica del liderazgo chavista, todo, es propio de un gobierno con rasgos comunistas-fascistas, y que, en consecuencia, estaríamos o nos dirigiríamos a un estado comunal tal y como la soñaban Lenin, Fidel, Pol Pot y en Venezuela, Chávez.
No niego que ése pudiera ser el desiderátum de algunos trastornados en las esferas del poder venezolano, aunque sabemos que muchos otros sólo piensan en el poder que les llenará el bolsillo.  
Pero de esa aspiración a la realidad, el trecho me luce muy largo, en un país de las características del nuestro, y enmarcado en un entorno internacional que va a contravía de ese tipo de experiencias anacrónicas.
No hay que olvidar, y esto no es una nimiedad, que en Venezuela casi la mitad de los electores rechaza lo que representa aquella deriva autoritaria y absurda, y que gran parte de la otra mitad no entiende  ni le interesa el estado comunal. Esto sin mencionar que el 7-O sólo 2 de cada 5 venezolanos se pronunciaron a favor de que Chávez siguiera en la presidencia, si sumamos el 20% aproximado que no fue a votar por él al abstenerse.
Visto que el estropicio material y moral que traerá consigo el tiempo que le quede al chavismo en el poder, será grande, a las fuerzas democráticas en ascenso no le queda más camino que seguir acumulando poder social y electoral, pero también ocupar espacios político-institucionales que le permitan proyectarse como opción real y válida de gobierno, como alternativa de administración mejor y más eficaz de los dineros públicos, hoy y después que pase esta fase política ignominiosa.  
Votar el 16 de Diciembre constituye un imperativo ineludible para los que aspiramos rescatar la democracia y las libertades en nuestra nación. Preservar los espacios institucionales que ya se han logrado y conquistar nuevos debe ser el objetivo que nos permita contrarrestar y frenar el poder despótico que pretende barrer con la democracia al querer establecer modelos políticos disparatados como el estado comunal.
No hay razón valedera para abstenerse de votar. Ni siquiera lo es el abuso de los  gobernantes y de los que están arrodillados frente a éstos en instituciones como el CNE. Es muy probable que haya más bien abstención de los que sólo votan cuando el destino de Chávez está en juego; y porque gran parte de ellos rechazan a los candidatos chavistas a gobernador.  
Sólo una voluntad férrea es capaz de superar el sin número de obstáculos que han atravesado en el camino a las fuerzas democráticas.  
No tenemos derecho a entregar el país a los tiranos y la barbarie, por más que nos sintamos decepcionados por el resultado del 7-O.
No hay mas opción que seguir votando y avanzando. 
Nuestras familias, nuestros amigos, la Nación toda, siempre nos agradecerán que nunca nos vieron rendidos ante la adversidad. 

EMILIO NOUEL V.
@ENouelV

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