LOS RITMOS DE LA
LUCHA
Pompeyo Márquez
Debemos
terminar esta fase electoral lo mejor posible para lo cual tenemos que
concentrarnos en el respaldo a los gobernadores, tal como lo hace hoy Ledezma y
tratar de ganar el mayor número de gobernaciones derrotando a los candidatos
paracaidistas enviados por el autócrata. No olvidar que vivimos una autocracia
militarista con pretensiones totalitarias al estilo cubano. En otras palabras:
el autócrata intenta copar totalmente al mapa venezolano y teñirlo de rojo.
Impedir esta pretensión apoyada en su victoria basada en el ventajismo oficial,
la coacción y el chantaje contra los servidores públicos y los beneficiarios de
las misiones, y considerando el peso del Estado a su favor. Un 45 por ciento de
los votantes se sobrepuso a todas esas adversidades.
Hay
que hacer un esfuerzo por superar la votación de la disidencia, Ya obtuvimos una victoria en las
parlamentarias con el 52 por ciento de los votos. El sentimiento de cambio es
mayoritario pues abarca a sectores del chavismo, no subestimemos que éste no es
homogéneo, que en su seno se mueven las más variadas influencias políticas e
intereses.
Esas
gobernaciones servirían de punto de apoyo para enfrentar en condiciones más
favorables la imposición del Estado Comunal que busca destruir la República
Civil, eliminar la descentralización y el voto directo universal y secreto. En
una palabra: terminar de aplastar a la Constitución que es la que rige la
convivencia de los integrantes de un país civilizado. Una mitad de la población
no debe tratar de imponer a la otra mitad un nuevo régimen de vida.
Luis
Villorio, en su excelente libro “El Poder y el Valor –Fundamentos de una ética
política”, recomienda: “La sabiduría política consiste en precisar con la
voluntad esos cambios, de manera de evitar a la vez la inercia y el
desgarramiento”. Y subraya que las sociedades no marchan a saltos, lo cual se
une a otros clásicos que asientan que toda sociedad se plantea tareas muy
específicas al momento que vive.
Es
por tales razonamientos que estamos en la obligación de comprender este
momento, y su tarea específica. Y comprender que muy pronto, al comenzar el próximo año entraremos en una nueva
situación que nos inducirá a reestudiar al país y a nosotros mismos, a
comprender al venezolano de nuestros días y cómo tratarlo. Y las nuevas
políticas que habremos de utilizar para enfrentar a esta tendencia al totalitarismo cubano,
justamente cuando éste se encuentra en un inicio de determinados cambios que
dejarán al chavismo como un anacronismo
no sólo de América Latina sino del mundo.
Algo
que consideramos permanente a lo largo de esta lucha es la conservación de la
unidad, estudiando sus nuevas características y sus nuevas tareas. Una unidad
que esté presente en los combates sociales y políticos de este nuevo período y
que debe estar fundamentada en una pequeña plataforma política donde la
conquista de la República Civil, de la democracia, de la libertad esté
estrechamente vinculada con la justicia social. Está más que demostrado que
ninguna fuerza, ni ninguna personalidad, por sí solas están en capacidad de
vencer a la autocracia millonaria. Se necesitará de la unidad más amplia, sin
perder su profunda fisonomía democrática y de equidad. Hay valores que son
irrenunciables y ellos deben ser desplegados ante la opinión pública para crear
conciencia movilizadora. Nada es eterno, estas autocracias personalistas se
desploman tarde o temprano, así lo dice la Historia. Cuándo y cómo son los
problemas a resolver. Y lo digo no como frases de ocasión, sino hablando con el
mayor realismo.
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