OSCAR HERNÁNDEZ BERNALETTE
EL UNIVERSAL
No tenemos una oposición perfecta como muchos quisiéramos, pero sin duda es la mejor que hemos tenido en muchos años en este país. No es monolítica porque la convergencia de muchos factores la convierten en heterogénea, que es a mi modo de ver su riqueza. Hace unos años no tenían un líder consolidado y hoy, ni siquiera los partidarios más radicales ponen en duda el liderazgo de Henrique Capriles, que con tenacidad, prudencia y sabiduría ha sabido ganarse la admiración de millones de venezolanos. Que otros tienen aspiraciones, es cierto. Que algunos susurran las debilidades del líder y quieren más contundencia ante tanto descalabro, es verdad, pero no puede ser distinto en donde convergen seres humanos con visiones, estilos diferentes y también con apetencias.
Lo más importante es que los factores están unidos y saben que la sobrevivencia de un proyecto de cambio para el país depende de esa Unidad. Quien apriete el acelerador, pierde. Por ello la MUD se ha convertido en la zona de confort que todos esos partidos requerían. El pragmatismo, el realismo y el sentido de responsabilidad de la historia ha sido la guía de estos últimos años. Ramón Guillermo Aveledo ha sido clave y la historia le reconocerá su tino político y su desprendimiento. Hay que ser un mago para mantener esa orquesta afinada aunque no exenta de malos tonos en algunas partituras.
De allí que la próxima contienda electoral debe ser no solo otra oportunidad sino una muestra de que se ha trabajado con sintonía y coherencia. Es el electorado el que decide, pero si hay algo que se percibe en el ambiente es que un gran sector de los venezolanos se siente bien representado y cómodo con su oposición. A pesar de los intentos del Gobierno por arrinconar y desestimular la participación ciudadana en las elecciones y la sumatoria de medidas electoreras y efectistas para atraer a los electores, nos da la impresión de que entre los escenarios posibles, los resultados finales favorecerán y fortalecerán a la oposición como principal factor político del país. Para el Gobierno no será fácil retomar los números cómodos con los que se acostumbró cuando competía el presidente Chávez.
Si el voto mayoritario a nivel nacional favorece a la oposición entonces el país estará ante un nuevo cuadro político que confirmará que el Gobierno no cuenta con la mayoría, sino que hará evidente la necesidad que el país tiene de destrancar el juego cerrado a que ha estado sometido en los últimos quince años.
Si el gobierno de Maduro no interpreta debidamente lo que se avecina y no hace un esfuerzo por escuchar el llamado de cambio que exige el resto del país, las tensiones, la polarización y diatriba violenta seguirán marcando la agenda del país. El 8D es una tremenda oportunidad para que las fuerzas democráticas sigan construyendo el tejido político que se requiere para alcanzar nuevas victorias que le permitan demostrar su capacidad como alternativa necesaria para superar el tiempo perdido durante tantos años de violaciones de los derechos fundamentales, populismo y demagogia.
@bernalette1
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