miércoles, 11 de diciembre de 2013


Lengua y Zapato
Manuel Carrillo De León
Manuel Carrillo

Ya pasó, se hizo lo de siempre cuando hay elecciones. El gobierno abusó del aparato comunicacional para reflejar que todo es bello sin serlo; obligó  la auto censura en los medios privados, televisoras y prensa regional. Casi al grado de pena ajena, usó los recursos del Estado sin control una vez más de nadie, gastó inmensas masas de dinero para engrasar su maquinaria electoral y elegir candidatos a dedo. Con todo y  eso, los números no les daban para ir a elecciones y en esa situación de desespero, a alguien se le movió la cabeza, por supuesto al estilo Jalisco, inventaron una guerra económica para planificar y ejecutar el saqueo controlado a tiendas de electrodomésticos, ropas y otros enseres para funcionarios y algo del pueblo, mucha bulla con eso, paralizando al país con semejante espectáculo, y así esperar la redención, algo un poco más elegante que regalar neveras, cocinas y colchones en camiones. Si Victor Hugo hubiese visto algo semejante, Jean Valjean , no hubiese pasado un solo día preso en vez de 20 años por robar pan en “Los Miserables”.

Por otra parte el bochornoso CNE, en su agonía, permitió simulacros de sus movilizaciones, haciéndose la vista gorda de todos los abusos y violaciones de leyes electorales, como si no existieran  y bajo el ridículo disgusto de las señoras, “muy bravas” por las “infundadas denuncias” de Liliana Hernández y su “cri-cri” de  irregularidades, ni hablaron. Para colmo hicieron una  propaganda con gente que bailaba salsa y hablaba malandro, que no enseñaban a votar ni decían nada. El organismo electoral jugó deliberadamente a la antípoda de sus funciones, desinformar para estimular los votos nulos y la abstención. Sinvergüenzas.

La oposición, por su parte, se dedicó a organizar el “saco de gatos”, cortarles las uñas y que maullaran al unísono, empresa dificilísima. Ver la MUD y los partidos lidiándose entre ellos, como debe ser en democracia y dedicándose a hacer política ,es admirable, merecen aplausos. La Comisión de la Mesa Unitaria nombrada para organizar las planchas de concejales desde Gasdualito, Perijá , Padre Chien y Macanao, merece un día de honor en el calendario. Con todo y eso, un partido de viejas mañas cambiaban los nombres de los elejidos al momento de la inscripción si el hombre no estaba presente, tres días antes del asunto. No aprenden, eso sí tiene el chavismo. Allí la vaina funciona “manu militari”, nada de revires.

Basta de enroques

Henrique Capriles por su parte le dio por ser otra vez el correcaminos del país, again. Sin recursos, sin medios de comunicación, perseguido y acorralado, a la gente volvió a animar. “Puras burusas en TV y prensa”, diría Rosales. Un gobernador armado de  twitter, suela y lengua en ristre. Arrancó una campaña silenciada e invisiblizada, por el aparato del poder aliado con la necedad incurable de algunos opositores abstencionistas que viven en Marte o como personajes que solo existen en la red. Un ajetreo extenuante entre escándalos diarios, las comunas inconstitucionales, el diputado 99, la Habilitante, el Libro Azul del comandante supremo y amenazas de todo tipo, fueron los condimentos del desaguisado. Pero llegó la hora y votamos. La Sra. sube y baja la rampa del CNE, la célebre baranda robacámaras y luego canta los resultados con vocecita de quien no quiebra un plato.

Resultados raros, votos nulos por toneladas, y el Gobierno diciendo que gana mientras pierde 40 alcaldías; que si sí, que si no. ¡Que trabalenguas! Henrique, el héroe intenta  autosuicidarse con ese discurso de la noche, desencantado y obstinado de tantos engaños de los suyos y de los otros. En fin es humano y como tal, parece que se equivocó al plebiscitar las elecciones porque  cohesionó al otro bloque fracturado. Así es la política caribe y los rusos también juegan. La MUD constructora del mayor bien nacional que es la unidad, debe hacer autocríticas y revisarse rehaciendo sus metas políticas, si no estará en altamar sin chapaletas, haciendo lo mismo que el chavismo, siempre los mismos, enroques cortos y largos que ni Gary Kasparov contra Bobby Fischer. Se cansa uno.

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