VENEZUELA EMPANTANADA
Christian Burgazzi
Los resultados electorales del 8-D pueden tener lecturas cuantitativas y cualitativas, pero la más importante es la interpretación política del país que estos resultados nos reflejan. Desde el punto de vista cuantitativo, si bien la mayoría de las alcaldías están en manos rojas (menos que las que tenían, como se esperaba), quedó claro que el PSUV y sus aliados ya no tienen el 50% de la votación nacional.
Desde el punto de vista cualitativo, el triunfo pertenece a la MUD, ya que no sólo conquistó las mayores ciudades del país, y los municipios de mayor desarrollo urbano y económico, sino que logró derrotar al PSUV en su propio patio, como lo eran Barinas y Maturín, hasta ahora.
Esto sin duda es más importante que los números.
Sin embargo hay que notar que en suma, las poblaciones que quedaron bajo el gobierno local de cada uno de los dos bandos, son muy similares.
Una vez más se comprueba que el país se encuentra dividido en dos mitades, de tamaño muy similar, aunque de peso económico y político diferente.
Es bueno aclarar que la división y confrontación está más en las intenciones y estrategias del régimen, que entre la gran mayoría de los venezolanos, que aún votando de manera opuesta, no sienten a sus compatriotas como enemigos.
Por ello la lectura política es la más importante, ya que el juego parece estar trancado, y será difícil construir una salida que permita que el país avance de forma firme y continua hacia niveles de bienestar para todos.
El régimen se encuentra en un callejón sin salida; la economía lo está derrotando aparatosamente y las medidas electoreras no le dieron el respaldo mayoritario que esperaba (perdió en las zonas de saqueos y rebatiñas, por ejemplo en muchos de los lugares dónde está DAKA, la tienda de electro-domésticos que fue la punta de lanza de la ofensiva roja contra el comercio, disfrazada de guerra a la inflación).
Además los pobres resultados rojos harán mella en la cohesión interna del PSUV y brotarán con más fuerzas las contradicciones entre tendencias enfrentadas.
Por el lado de la oposición, la MUD y su líder Capriles, quien dirigió el comando de campaña nacional recorriendo todo el país, salieron fortalecidos, ya que lograron victorias cualitativas muy importantes, contra el abusivo ventajismo del régimen, que utilizó sin restricciones los recursos e instituciones del estado.
Sin embargo, no se logró romper el empate cuantitativo nacional que mantiene estancado al país, como un vehículo que patina en un pantano, sin lograr salir.
Tenemos a una Venezuela empantanada.
Esto obliga a plantearse preguntas políticas clave:
¿Cómo puede la oposición conquistar las voluntades de parte importante de la otra mitad del país que sigue apoyando al régimen, si muchos de ellos están atrapados por el clientelismo, las amenazas y los controles sociales descarados, de los que se vale el régimen sin escrúpulos, con el apoyo y experiencia en la materia de los líderes y funcionarios cubanos?
¿Qué papel deben jugar los líderes políticos democráticos electos y cómo se articulan con el liderazgo nacional y la MUD?
¿Es necesaria una “reconciliación nacional”, o la supuesta confrontación es sólo la planteada por el liderazgo del régimen y no entre la gente?
En cuyo caso el objetivo es derrotarlo políticamente por vías democráticas, que incluyen otras estrategias además de la electoral.
¿Qué otros caminos de lucha democrática emprender a corto y mediano plazo? ¿Movilizaciones de protesta en las calles? ¿Asamblea Constituyente? ¿Revocatorio de diputados rojos? (Sabiendo que es probable que ellos contra-ataquen en el mismo sentido) ¿Revocatorio Presidencial?
¿Será la crisis económica por si sola un detonante político definitivo?
¿Cuánto tiempo puede aguantar el país la crisis provocada por el régimen, antes de que sea demasiado costosa, económica y socialmente?
¿Cómo lograr entusiasmar a la gran mayoría en un nuevo proyecto nacional, de libertad, progreso y equidad para todos?
El trabajo que los políticos democráticos tiene por delante será arduo, pero con el 8D se consolida el avance sostenido que han tenido en los últimos años, así como se confirma el retroceso continuo de las fuerzas del régimen.
Seguramente conseguiremos una salida del pantano.
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Christian Burgazzi
9 de Diciembre, 2013
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