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Salen encuestas. El ambiente me parece similar al de 2005. Los “poderes fácticos” bajan la línea y los números se emplean para proyectar lo que se quiere que ocurra, en la “profecía q se auto realiza”. En 2005, fue crear la matriz que la “abstención la quería el pueblo”. Voté en ese entonces - y vaya que sí había presión para que no lo hicieras- y me dijeron “colaboracionista”.
En 2014 manda Tánatos y muchos proyectan el deseo de la destrucción a apostar a la “profecía que se auto realiza” del “colapso general” (Keller) o del “estallido social” (Venebarómetro). En su incapacidad para hacer política y organizarse, en su pérdida de ganas para vivir -los venció la desesperanza que ocultan en ese discurso ruidoso y “arrecho”- apuestan a la destrucción. Tal vez por eso la “noticia” sea el “estallido” o el “colapso” esperado. Es lo que muchos quieren pero no tienen “las bolas” para decirlo. Creen que regresando al estado inorgánico -la promesa de Tánatos- serán felices. El nirvana de la muerte. Tal vez por eso simbólicamente muchos en su avatar tienen la bandera de la Guerra Muerte. Cansados de vivir, quieren morir, pero arrastrando a todo el país. Hasta para eso son cobardes.
¿Será así en la población de Venezuela? Veamos algunos números. Tomo Venebarómetro, de reputados profesionales del mundo de los que deciden en Venezuela, cuyo campo lo realizó el IVAD.
Tomo dos fechas: febrero y marzo 2014 para comparar, y dos indicadores: disposición de ir “a la calle” y evaluación de la gestión del gobierno de NM. Indicadores que pueden indicar si “la calle” ha tenido éxito en movilizar a la gente y en erosionar al gobierno.
Sobre la primera -disposición para ir “a la calle” a protestar- el promedio entre febrero y marzo bajó 7,9% al pasar de 44,05% a 36,1% Es decir, hay menos disposición para ir “a la calle” (en Muy dispuesto + Dispuesto) en marzo.
Veamos en algunas áreas que pregunta el estudio, que hoy se mencionan mucho para justificar “la calle”. En febrero, un 52,6% dijo estar Muy dispuesto + Dispuesto a salir “a la calle” a protestar por la escasez. En marzo bajó a 44% (-8,6%). En febrero, un 47,6% dijo estar dispuesto a protestar en “la calle” por la inflación. En marzo, se vino a 39% (-8,6%). En febrero un 50,1% estaba dispuesto a hacerlo por la inseguridad. En marzo, un 38% dijo estar dispuesto (-12,10%).
Sobre el "estallido social", la cifra es alta, aunque con respecto a fabrero bajó un punto: de 73,8% a 72,8% que afirmaron creer en esta posibilidad. Es una caída pequeña para sugerir una tendencia, pero el valor es hacia abajo, no hacia arriba (que debería ser, porque de febrero a marzo la situación es más complicada).
¿Cómo es que ahora hay menos gente dispuesta a protestar “en la calle” cuando la situación del país es de mayor tensión y “la calle” ha tenido éxito, como argumentan sus promotores? ¿Será por eso, por el “éxito”, que muchos tienen menos disposición?
Pero este dato no va a gustar a muchos: el 41,8% aprueba las protestas y el 55,7% las desaprueba ¿Puede hablarse de un “exito de la calle” cuando cerca de 6 de cada 10 no las aprueba, aunque considera que son justas?
Vamos al segundo indicador: evaluación de la gestión de Maduro. En febrero, la evaluación positiva fue de 51,9% y en marzo es de 47,2% (-4,7%). La evaluación negativa pasó de 46,2% a 50,9% en el mismo lapso (+4,7%). Hoy Maduro tiene una mayor evaluación negativa, pero se mantiene en sus valores promedios de 40 y tantos. Asumiendo que la caída en la valoración positiva sea por “la calle” ¿Un 4,7% vale 39 muertos entre civiles y militares? ¿Cuántos muertos serán necesarios para que la cifra llegue a un valor que se considere adecuado, según los promotores de “la calle”? ,Cuál será ese valor, 55, 60, 70, 80, 100 por ciento?
Mi lectura de los números es que la población vive la crisis económica, sabe que hay represión, auto censura, violación de los derechos humanos, pero “la calle” no parece ser de su agrado como vía para cambiar al gobierno. Sin “calle” estos números serían similares, es lo que pienso. La realidad no puede ser sustituida, aunque no sea televisada.
Incluso, los defensores de “la calle” presentan como dato a favor el porcentaje de personas que quieren “salir cuanto antes del gobierno por una vía constitucional”, solo que si se quiere “salir cuanto antes” por la “vía constitucional” ¿No hay que esperar también? Porque si es la renuncia, Maduro ha dicho que no. Y si es una renuncia forzada, será antes, pero ya no será constitucional, además de incierta.
Me luce por estos números que el conflicto político llegó a un punto de agotamiento, de estancamiento, que el caos se rutinizó, así como la represión. Simplemente, llegamos a donde estábamos antes, pero en peores condiciones: ninguno de los dos “bandos” puede imponerse y la situación de ahora es que ninguno se impone en medio del caos y la represión, pero esto parece que se va a mantener ¿Es así como queremos vivir, en la fantasía del “pierdes dos horas de colas pero por tu indiferencia estoy perdiendo a mi país” como ruta para cambiar al gobierno? Podemos pasar años en esto -apelando a la “indiferencia de los indiferentes”- y me luce que es la apuesta de muchos. No tienen el valor para asumir un conflicto abierto, y optaron por una destrucción en “cómodas cuotas”. Otra vez nuestro problema como sociedad: la inercia, el status quo, las zonas de confort, pero ahora del caos y de la represión.
El punto ahora es romper la inercia, y eso plantea el cómo ¿Escalando el conflicto o tomando la oportunidad -tal vez la última- que dejó la visita de Unasur?
Los “teóricos de la calle” cuyas “ideas” “compraron” ciertos políticos con los planteamientos de los “costos de represión” y los “costos de tolerancia” -debo confesar mi envidia a estas personas por su capacidad de “venta” que tienen, que no poseo. Hace días fui a un evento, uno de estos “teóricos” habló sobre los “costos de represión” y los “costos de tolerancia”, y un político con fama de “equilibrado” lo apludió a rabiar, y cuando me tocó hablar para exponer el riesgo de un conflicto civil, no tuve esa suerte para “vender mi idea”- tendrá que ofrecer a sus “clientes” algo nada fácil, visto que la premisa que usaron para justificar “la calle” era que al aumentar la represión y por consiguiente “las bajas”, el gobierno bajaría la represión al tiempo que se “bajaban los costos de tolerancia” para que los “chavistas” vieran que no serían excluidos en el “nuevo régimen”, no se cumplió -como era de esperarse, si se conoce a Venezuela- y por eso la fórmula no funcionó y de allí el resultado actual.
El gobierno mantiene la represión -la cuenta de fallecidos va por 39- y los “costos de tolerancia” no bajaron. Aumentaron, no solo para el gobierno sino para la propia oposición ya que los promotores de “la calle” hoy llaman “colaboracionistas” a quienes critican “la salida” ¿Podrá el “chavismo democrático” que hoy invocan para “la salida” cambiar cuando hay intolerancia en la propia oposición? Difícil.
Los “teóricos de los costos de la represión y de la tolerancia” están en una calle ciega a mi modo de ver: para salir del estancamiento, tendrán que recomendar escalar el conflicto para que el gobierno reprima más (aumentar los “costos de represion”), pero en un contexto en donde eso no ha funcionado ¿Ucrania? No ¿Siria? Tal vez ¿Venezuela Siglo XIX? Probable ¿Harán esa recomendación? Pienso que estos “teóricos” tienen una gran responsabilidad en lo que hoy ocurre en el país ¿La asumirán?
Mi opción es aprovechar la puerta que abre Unasur. Me sorprendió lo poco que duró la esperanza sobre eso. El jueves había unc clima que el conflicto podía encauzarse. El viernes, ese clima ya no existía. La paz tiene más enemigos que amigos, es la realidad que debemos asumir quienes creemos en el dialogo, en crecer, y en el voto como forma para cambiar un gobierno (si es el caso, como parece ser ahora).
Tampoco las partes han enviado señales de compromiso. El gobierno un poco más. La Unidad un poco menos. Lo que esto sugiere es la presión de quienes no quieren el dialogo “en ambos bandos” y posiblemente logren dar al traste con esta última oportunidad, sin responsabilizarse.
En resumen, lo que las encuestas expresan hoy pudo haberse logrado con organización política, calle en el sentido de crecer, y con el voto. Lo magro de los cambios entre febrero y marzo indican que el costo pagado ha sido muy alto en fallecidos, detenidos, heridos, y torturados ¿Momento de revisar y cambiar la estrategia? Es lo deseable pero me temo que no ocurrirá. En procesos como los que vive Venezuela, el fracaso es señal de éxito para seguir en lo que se quiere: la destrucción para ver si así somos felices porque esa carga pesada que llamamos vida no moleste, más cuando no quiero convivir con personas a las que detesto. Este parece ser el razonamiento no de la mayoría, pero sí de un grupo muy ruidoso, que hoy monopoliza las decisiones políticas, en perjuicio del país
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