FREDY RINCÓN NORIEGA
La contundente victoria alcanzada por la sociedad
democrática venezolana el pasado 6 de diciembre, ya tiene un lugar destacado en
nuestras luchas civilistas y republicanas. Fue una memorable jornada. Superó todas las
expectativas. La participación alcanzó cifra record. La opción vencedora trepó
cifras más allá de lo esperado. Millones de ciudadanos se volcaron a las urnas
con el fin de expresar su descontento a un modelo obsoleto y fracasado. Montones
de electores, cansados de humillantes colas, alto costo de la vida, escasez, inseguridad y corrupción acudieron a
la cita comicial para darle un rotundo respaldo a la opción que ofreció
rectificación y cambio. El resultado no dejó duda. La magnífica victoria arrojó
112 diputados, es decir, 2/3 partes de sus miembros. Suficientes curules para
garantizar la mayoría calificada. Una victoria arrolladora
Se premió con creces la constancia y la perseverancia del
liderazgo opositor. Se favoreció sin reserva a quienes desde hace tiempo vienen
transitando un camino pacifico, constitucional y alejado de todo aventurerismo.
Se le dio un fuerte respaldo a los promotores del dialogo y la reconciliación
nacional. Se premió a los que nunca cedieron a la impaciencia. Vencieron los
que con inteligencia y aplomo superaron chantajes, presiones y todo tipo de
laboratorios bien pagados para enlodar a las principales figuras de la unidad
democrática. A los que supieron sobreponerse a las calumnias lanzadas desde
trincheras opositoras y esquivaron dardos envenenados como la infame acusación
de tener negocios con el gobierno a cambio de llevarnos mansamente a unas
elecciones donde el CNE tenía asegurada la victoria a favor del régimen. Triunfaron
los que colocaron a Venezuela por encima de intereses particulares y
partidistas. Ganó la unidad. Ganó muy bien la MUD. Y, fuera de toda mezquindad, es justicia y gallardía
reconocerlo.
Los que se equivocaron dentro del campo opositor, hasta este
momento, no han tenido la entereza y el valor de reconocer su error. Allá
ellos. Pero el amplio arco iris de la unidad seguirá trabajando para anexar nuevas
voluntades. Continuará sumando descontento oficialista. Todavía hay gente con
reserva que no da el paso definitivo. En algunos casos, los frena el miedo. En
otros, el mensaje de la MUD no termina de convencerlos. Habrá que revisar el
discurso para mejorarlo y adecuarlo a las nuevas circunstancias. Es preciso
mantener y acentuar el contacto directo con los votantes. El compromiso con los
electores no puede ser defraudado.
En este sentido, el país verá con buenos ojos las
iniciativas que fortalezcan la comunicación entre el parlamento y las demandas
de la sociedad. Aplaudirá que el Poder Legislativo rescate sus facultades
constitucionales. Apoyará sin reserva que los parlamentarios opinen con
autonomía y responsabilidad. Celebrará que en los debates por venir prevalezcan las ideas por encima del insulto. Se rescate
la sindéresis y la normalidad. Regrese el lenguaje civil y civilizado. Se legisle
pensando en la gente y para la gente. Reine la tolerancia y el sentido común.
Se actúe con recato, ponderación y sin exclusión de ningún tipo.
Si alguna aspiración de cambio queda clara en estas
recientes elecciones, es el rescate de la función contralora del parlamento,
relegada a la nada por la obsecuencia de la mayoría oficialista. La fuerza del
cambio tiene el compromiso de corregir esta anomalía. Es promesa electoral de
los ganadores. Una tarea prioritaria que debe ser ejercida, sin venganzas ni
retaliaciones y en la que solo debe privar el interés del país y la defensa
integral de su patrimonio. Es una labor apremiante, difícil y llena de
dificultades. Cumplir con eficiencia esta tarea será vital para detener la irresponsabilidad
con la que han manejado hasta ahora las finanzas públicas. Es urgente ponerle
coto a la voracidad con la que han saqueado el erario nacional.
Tengo confianza que estas tareas serán cumplidas con éxito.
No guardo duda sobre la capacidad y competencia de los asambleístas electos en
las planchas de la MUD. El numeroso grupo de parlamentarios sabrá responder a
las exigencias del momento. Es un nutrido grupo de luchadores políticos que se
ha fraguado al calor de duras confrontaciones. Tienen una indiscutible legitimidad.
Se fajaron cuerpo a cuerpo con un adversario inescrupuloso. Vencieron el ventajismo
y el descarado abuso electoral. Aplastaron la campaña multimillonaria. Salieron airosos
ante el apabullante control mediático oficialista. Ahora
les toca vivir una nueva etapa. Tienen el reto de demostrar que son mejores.
Que pueden administrar con honestidad y pulcritud el presupuesto de la Asamblea
Nacional. Que sabrán seleccionar con base en méritos y competencia los cargos
de confianza. Aunque no será tarea fácil, confío que la selección de la nueva
directiva y los presidentes de comisiones se resolverán dentro del espíritu
unitario que hasta ahora ha prevalecido. Es el momento de saber emplear madurez
y energía juvenil. Llegó la hora de apelar a la experiencia. Es preciso
recurrir a las figuras que tienen dominio de las ideas políticas. Que la hayan estudiado
en profundidad. Se avecinan debates ideológicos. Será preciso demostrar que estamos
mejor equipados en esa materia. Es el momento de combinar habilidad
parlamentaria con valor personal. Es el escenario para que se luzca la oratoria
y un manejo apropiado del lenguaje. Como estoy seguro que elegimos a los
mejores, la tarea encomendada también será cumplida con notable éxito. Manos a
la obra.
@ferinconccs
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