domingo, 10 de julio de 2016

CHARRETERAS A GRANEL

RAMON PEÑA

    
“En una de mis mochilas tengo un rimero de nombramientos, que van desde     capitán para postín de soldados, hasta general para todo jefe de montonera mayor de cincuenta hombres. Te hago General. ¿Estás contento?”
Guzmán Blanco a Crespo en Los cuatro reyes de la baraja de
F. Herrera Luque
 
Así eran las cosas en tiempos de la Guerra Federal. Tiempos de montonera y de barbarie, de menesterosos detrás de un hombre a caballo, tiempos de ¡Mueran los blancos y los que sepan leer y escribir!  Las tropas federales, armadas de formularios en blanco firmados por Juan Crisóstomo Falcón, otorgaban ascensos y títulos militares. Y como señalaba el historiador José Gil Fortoul: “…había coroneles y capitanes analfabetos…generales que no sabían leer ni escribir, pero todos tenían licencia para saquear, destruir y matar…”
 
Hugo Chávez, al igual que lo ha hecho el izquierdismo tradicional venezolano, glorificó la Guerra Federal. Hizo de ella una gesta ejemplar, soslayando las consecuencias de aquel terrible conflicto de la segunda mitad del SXIX, que cobró la vida de uno de cada diez venezolanos, que enriqueció a los caudillos, que devastó la economía y dejó a los pobres en su miseria original.
 
Una de las maneras cómo la revolución ha emulado a los caudillos federalistas ha sido el reparto de charreteras a granel. Como consecuencia, hoy tenemos más generales que batallones y más almirantes que barcos. No es casual que para mandar el piquete de soldados que custodian el CNE, un general de brigada ocupe el lugar que podría ejercer un buen sargento. Desde cualquier ángulo, es una degradación de la institución responsable por la defensa de la nación.

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