miércoles, 15 de diciembre de 2010

CAMINO A LA DICTADURA

TEODORO PETKOFF

TalCual


Hace dos noches, el gran jurista de Sabaneta se burlaba, con su característico estilo insultante, de quienes hemos señalado que la Ley Habilitante que solicita no puede trascender el período del Parlamento que la otorga.

Sin nombrarlo, pero citando sus argumentos, acusó a este editorialista de "ignorante" y dio diversas razones, algunas de ellas francamente inconsistentes, cuando no risibles, para justificar su pretensión de extender la vigencia de los poderes especiales por un lapso de seis a dieciocho meses.

Aunque cabe la posibilidad de que Chacumbele crea, en verdad, que es posible llevar la Ley Habilitante más allá del 5 de enero, la pura verdad es que él, que sí es un ignorante comprobado, lo hace porque piensa que no existen limitaciones legales ni constitucionales para su conducta y que puede hacer lo que le dé la real gana. A lo mejor no sabe de lo que está hablando pero, la verdad verdadera es que, incluso si lo supiera, lo haría, porque su naturaleza es la de un abusador contumaz e irredimible.

Aunque sea por no dejar, vamos a explicarle a Chacumbele por qué la Ley Habilitante no puede pasar del día en que fenece la actual Asamblea Nacional.

Una Ley Habilitante faculta al Presidente para legislar por decreto. Es decir, el Parlamento delega en el Presidente sus propios poderes legislativos. El ignorantón adujo, para justificarse, que si fuera como sostenemos nosotros, las leyes aprobadas por un Parlamento dejarían de tener vigencia una vez que ese Parlamento cesa en sus funciones. No, señor.

Las leyes, una vez aprobadas y promulgadas por la presidencia, cobran vida propia, caminan por su cuenta, por así decir; se han "desprendido" del cuerpo legislativo que las creó. Su vigencia no implica una delegación de poderes del Parlamento, el cual los ejerció, precisamente para aprobarlas. En el caso de una Ley Habilitante, que es una ley, ciertamente, pero una ley muy peculiar, no tiene vida propia más allá de la del Parlamento que la otorga, porque ella afecta las atribuciones permanentes del Parlamento, que son las de legislar y las cuales delega temporalmente. Pero no puede trasladar al que le sigue su propia decisión de ceder poderes legislativos al Presidente. Con eso anularía al siguiente, despojándolo de sus facultades. Precisamente, para eso es esta Ley Habilitante. Para castrar a la próxima Asamblea Nacional. Porque para ninguna otra cosa, ya sea relacionada con el desastre natural o para aumentar el IVA, necesita de poderes especiales. Esta ley es la respuesta a una Asamblea Nacional que ya no podrá dominar como a la moribunda.

Eso fue lo que hizo Adolfo Hitler. El 24 de marzo de 1933, el Reichstag, el Parlamento alemán, le otorgó poderes especiales por tiempo indefinido y para legislar sobre cualquier materia. El Reichstag no se reunió más nunca; de allí en adelante, Hitler gobernó dictatorialmente. Con este atropello constitucional, más las reformas a las leyes de Telecomunicaciones y Resorte, y el proyecto que se ha anunciado sobre la Ley de Universidades, Chávez ha comenzado a recorrer, ahora sí, el camino de la dictadura. ¿Se lo va a calar el país?


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