jueves, 16 de diciembre de 2010

CONSTRUIR LA SITUACIÓN

Diego Bautista Urbaneja

La afirmación de que Hugo Chávez perderá las elecciones y entregará el poder no es un acto de fe. Tampoco es una proyección lineal de las tendencias actuales de la política venezolana hacia dos años más adelante. La afirmación en cuestión lo que en realidad significa y contiene es un programa de acción política.

Lo que se quiere decir es que los venezolanos tenemos que construir la situación de la que resultará la derrota electoral de Chávez y la entrega del poder por parte de él, no porque quiera sino porque no tenga más remedio. Esa situación no está dada, ni resulta automáticamente de que Hugo Chávez esté perdiendo popularidad. Ese cuadro se construye. Tiene que ser objeto de una labor de construcción, y llevar a cabo esa tarea constituye el programa político al que me refería.

El programa del barinés es el contrario. Crear la situación en la que no sea derrotado, y en la que, por consiguiente, no tenga que entregar el poder. Uno de los principales instrumentos con los que cuenta para ello es de difundir en el electorado la desmoralizadora convicción de que no entregará la presidencia, aun perdiendo las elecciones.

Así que nos corresponde trabajar a todos los demócratas del país, desde el más encumbrado dirigente hasta el ciudadano de a pie, para que se instale la convicción general de que Chávez va probablemente a perder y de que si pierde entregará. Igualmente, corresponde transmitir a sectores muy específicos y cruciales para esa coyuntura, como la Fuerza Armada, el mensaje de que la sociedad cuenta con que eso va a ser así : que si Hugo Chávez es derrotado en los comicios tiene que entregar el poder, que lo va entregar, y que ellos son los garantes de eso.

De aquí allá hay muchas cosas por hacer. Construir y consolidar una mayoría popular, resistir los embates autoritarios del Gobierno, mantener abierta la ruta electoral, mantener vivas las libertades democráticas indispensables para llegar a la consulta electoral del 2012 y para que la voluntad popular pueda expresarse libremente. Se dice pronto.

Hay otra cosa que es oportuno subrayar. Uno oye muchas veces decir a calificados comentaristas afirmaciones que empiezan con el latiguillo de "es que la oposición no ha entendido...." que este es un régimen que no cree en la democracia, que no juega con las reglas convencionales, y por ahí. No. Aquí todo el mundo tiene claro el tipo de régimen y de adversario que tiene por delante. Nadie que tenga alguna relevancia política en el mundo democrático de este país se hace la menor ilusión al respecto. Lo que sí puede haber son distintas maneras de concebir la forma de enfrentar ese régimen cuya naturaleza está clara para todos. La ruta vigente, el camino real, es la ruta democrática y las tareas consiguientes de las que se ha hecho una enumeración básica líneas arriba.

Vamos a vivir momentos difíciles en las semanas que vienen. El Gobierno, que se sabe cada vez más débil, va a arremeter con furia contra los espacios conquistados por las fuerzas democráticas en la Asamblea Nacional, contra libertades básicas de la democracia, contra las instituciones establecidas en la Constitución. Ya se oye el nombre de esas arremetidas: las leyes comunales, la nueva ley resorte, una nueva ley habilitante con quién sabe qué terribles sorpresas, diputados enjuiciados, estrambóticas interpretaciones judiciales de los derechos de los parlamentarios, agresiones en gestación contra los diputados electos.

Las fuerzas democráticas y sus dirigentes tienen que estar preparados para enfrentar de formas correspondientemente más recias y audaces esos siempre mayores niveles de arbitrariedad, así como adquirir la rapidez de respuesta que el ritmo que Chávez imprime a sus acciones exige. Pero sin perder de vista dos grandes cosas: una, que todos esos arrebiates gubernamentales son síntomas de una profundísima debilidad. La otra, que quedan incólumes las tareas de consolidar la mayoría democrática y asegurar el cumplimiento de la voluntad popular que habrá de expresarse en el año 2012. Y recordar entonces, respecto a esta segunda verdad, lo que este artículo ha querido transmitir como su idea central: tenemos que construir entre todos, desde ya y día tras día, un clima donde esté fuera de toda duda que el que pierda esas elecciones reconocerá -tendrá que reconocer- el resultado, sin dar el menor pábulo a la idea de que no será así, que es exactamente lo que Chávez quiere que creamos.

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