lunes, 2 de mayo de 2011

Mi viaje a La Habana
LUIS OLIVEROS | EL UNIVERSAL
lunes 2 de mayo de 2011

En esta Semana Santa tuve la oportunidad de visitar Cuba, viaje que desde ya recomiendo a todos los simpatizantes del Presidente, con la finalidad que contrasten el desarrollo final de lo que podríamos llamar "El Socialismo Caribeño". En La Habana estuve 4 días, tiempo que entiendo fue corto, pero suficiente para entrar en contacto con el cubano promedio (vecinos de viaje, taxistas, mesoneros, mucamas, vigilantes, vendedores, barman, etc.), lograr que me hablaran libremente de sus distintas realidades, y con esto entender cómo vive el pueblo cubano. Llama la atención cómo el simple hecho de montarse en el avión de Cubana de Aviación resultó toda una aventura, al observar la gran cantidad de televisores de plasma, DVD y demás artefactos eléctricos que llevan los cubanos a su país (sólo comparable a los venezolanos en el vuelo Miami-Maiquetía).

Al empezar el paseo por La Habana es imposible dejar de pensar lo que era esa ciudad a finales de la década de los cincuenta, seguro de las más bellas y desarrolladas del mundo. Con obras de arquitectura de primera, anchas calles, urbanizaciones bien planificadas, edificios elevados, plazas espaciosas, un malecón precioso e inmenso y túneles sólo comparables con el primer mundo. Sin embargo, con la llegada de la Revolución, no se ha sumado ninguna obra importante de infraestructura en los 53 años que lleva en el poder. Igualmente uno confirma eso que siempre nos dicen: todo le pertenece al Estado (desde taxis, hoteles, tiendas, periódicos, estaciones de radio, canales de televisión, restaurantes, etc.; el único sitio donde existe propiedad privada es en las parcelas del cementerio). En cuanto a los 100.000 b/d que Venezuela envía a cambio de servicios, éstos no inciden en el elevado precio de la gasolina que debe cancelar el pueblo cubano, ya que un litro de gasolina cuesta 1.36CUC ($1 = CUC0.87), así que saquen la cuenta cuánto cuesta llenar un tanque de 50 litros. Como en toda economía con elevados niveles de prohibiciones y controles, la existencia de mercados negros es casi una costumbre, siendo vox populi la afirmación "hay mercado negro para todo en esta ciudad y en la isla en general".

La Habana es claramente una ciudad detenida en el tiempo y de fuertes contrastes, donde se confunden edificios muy hermosos con otros que parecieran víctimas de un bombardeo. Donde coexisten clases sociales diferentes, sobresaliendo una clase alta con muchos privilegios (miembros del partido comunista o militares que ostentan los mejores salarios, vehículos, clubes, viajes, etc.), con una clase social muy pobre que vive de un salario del Estado (impera un fuerte desestímulo al trabajo, porque no hay premio a la productividad) y que trata de redondearse otros ingresos para poder sobrevivir (a mi entender también hay una pequeña clase media). Desde hace 3 años todos los cubanos, tienen permiso para entrar a restaurantes y hoteles, (pasaron más de 48 años para lograr eso). La pregunta obvia ante esto: ¿Dónde está el socialismo, cuál es esa igualdad de clases?, ¿por qué unos viven muchísimo mejor que otros en un país ejemplo del socialismo-comunismo?

Es de destacar que en La Habana no hay inseguridad y la educación y la salud son gratuitas y al parecer de buena calidad (algo que todos los "consultados" coincidieron en resaltar). La desinformación entre los cubanos sobre temas internacionales (muy poco acceso a Internet), realidad venezolana (piensan que somos un país blindado económicamente) y hasta sobre su propia economía es muy grande. El sueldo mínimo se estima está en unos CUC 10, monto que "no alcanza para nada", dicho por los mismos defensores de la Revolución, quienes admitieron la necesidad de rebuscarse con otros oficios y la lamentable presencia de mucha corrupción.

Para un venezolano entrar al Museo de la Revolución es un ejercicio difícil de digerir, no por las cosas que exponen allí, sino porque al leer los discursos de Fidel de principios de la década de los sesenta y compararlos con los Aló Presidente de los últimos años, la diferencia es muy complicada de encontrar. 52 años de un discurso desgastado y sin sentido que sólo tienen cabida actualmente en dos países en el mundo.

Entre los múltiples comentarios que tuve oportunidad de escuchar de parte de los cubanos con los que tuve contacto, hay tres que me gustaría compartir con ustedes: "la actualidad en Venezuela es una copia fotostática de lo que nos pasó a nosotros"; "me alegra atender venezolanos, porque son camaradas del Comandante Chávez quien acierta al seguir al pie de la letra las brillantes ideas del Comandante Fidel" y por último: "si este sistema funcionara no tendríamos que estar como niñitos chiquitos llevados de la mano por los soviéticos antes y ahora por Venezuela, siempre dependemos que alguien nos regale cosas para poder subsistir".

Hace 53 años quien no se sintiera identificado por la Revolución encabezada por Fidel Castro, Che Guevara y Camilo Cienfuegos no tenía sangre en las venas; hoy seguir pegados a esas ideas es anacrónico, falto de sentido e involutivo. Viendo la realidad cubana, analizando cómo han logrado sobrevivir primero gracias a la ayuda soviética y luego gracias a las dádivas bolivarianas, observando las notables y descaradas diferencias entre las clases sociales cubanas y teniendo presente que el poder estuvo en manos del mismo individuo por 50 años, me gustaría imaginarme el ejercicio de preguntarle a Camilo Cienfuegos si ante la histórica pregunta que le hizo Fidel (en su primer discurso cuando entraron a La Habana): ¿Cómo voy Camilo?, éste le volvería a responder hoy: ¡Vas bien Fidel!

Un amigo en Twitter me dijo algo que me pareció brillante: "al pueblo cubano la Revolución le mató el espíritu".

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