Fausto Masó
Diosdado está descubriendo que Sidor funcionaba mejor con Techin, la oposición no se atreve a proclamarlo porque buena parte de ella opina lo mismo que el chavismo sobre la CVG: debe seguir en manos del estado. También la oposición evita referirse a la privatización como si fuera una mala palabra, ni siquiera pide que las cementeras, o a empresas como Aceite Diana vuelvan a sus dueños para que tengamos aceite y cemento, no comentan lo que está ocurriendo con PEMEX, o ya sucedió con Ecopetrol, tocar PDVSA les parece una herejía. Tampoco quieren reconocer que las empresas entregadas a los obreros como Venalum, o la misma Aceites Diana, han sido un desastre. Después de tantos años de chavismo se les incrustó en el alma algo del chavismo; por los años 80, hablaban tranquilamente de privatizar empresas. ¿Se atreverían a confesar hoy que las plantas eléctricas funcionaban mejor en manos particulares? O algo sencillo, exigir que el gobierno no distribuya el gas y que lo hagan las decenas de pequeñas empresas que llevaban e las bombonas a las casas humildes.
La oposición se comporta como si el error chavista hubiera sido administrar mal las empresa estatales. No tocan los grandes temas, sus programas de gobierno habla de generalidades, evita tocar el tema de la posible privatización de la CVG, no critica que sean trabajadores chinos los que construyan viviendas en Venezuela. Al contrario, recientemente dos importantes dirigentes en el estado Bolívar exigían que el gobierno cumpliera sus planes de invertir, en realidad despilfarrar, unos cuantos cientos de millones de dólares en reactivar las plantas de la CVG, cosa que hicieron innumerables veces en el pasado los gobiernos democráticos, y el estado asimiló las pérdidas. Con mucho esfuerzo se logró que se privatizara Sidor, pero no se criticó que se volviera a estatizar. Así se dice que algunas empresas de la CVG daban utilidad, lo que era una verdad a medias, pero si las empresas de la CVG hubieran sido privadas habrían crecido tanto como ocurrió en otros países con las siderúrgicas, por ejemplo.
El tema de fondo es que parte la oposición en ciertos temas es tan chavista como el chavismo. Esto explica la imposibilidad que tiene a MUD para ofrecer un programa concreto, una verdadera alternativa al chavismo más allá de esas generalidades que todo el mundo apoya, porque en la MUD, Bandera Roja, o la Causa R rechazarían la privatización de la CVG, y algo parecido haría otros partidos. En la MUD conviven grupos con pensamientos bien diversos que se ponen de acuerdo a la hora de las elecciones.
Demasiados dirigentes antichavistas piensan igual que los chavistas, y decimos dirigentes porque cuando se pregunta a la gente directamente hay un rechazo a la empresa estatal, han experimentado directamente el fracaso de prácticamente todas las empresas estatales.
Hay una gran pobreza en la dirigencia política venezolana, chavista y antichavista, presa de los lugares comunes, sin atreverse nunca a analizar los errores y los aciertos del pasado. A ratos pareciera que el chavismo es la culminación extrema de ideas vigentes en otros tiempos en los propios partidos, los que hoy prefieren definirse como de centro izquierda.
Los obreros de Sidor piden aumentos de sueldo, son los mismos que impulsaron la estatización de la siderurgica. Sidor produce la tercera parte del pasado y tiene el doble número de obreros. Habría que reducir el personal y duplicar la producción. ¿Es esto posible? No. Ramírez anda por el mundo en busca de dinero, quizá los encuentren pero no le alcanzarán a Maduro porque el gobierno carga con el peso de las empresas estatizadas. ¿Ahora bien si la oposición llegara al poder sería capaz de privatizar la CVG? No.
¿Puede sobrevivir este gobierno enfrentado a lo que llama las mafias sindicales de la CVG?, Porque lo mismo le pasará con todas las empresas estatizadas. El gobierno de Maduro, igual que ocurrió en el pasado, necesita aceptar que los recursos del petróleo no alcanzan. Ayer esto no fue ayer posible, hoy tampoco lo es. Estamos, en realidad, atrapados., esta crisis continuaría si la oposición llegara al poder, solo que lógicamente atenuada porque los civiles administran mejor que los militares.
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