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1. ¿Cuál cree que es el balance de la gestión de Ramón Guillermo Aveledo al frente de la MUD?Para resumirlo en una frase, creo que la figura de Ramón Guillermo Aveledo fue crucial e insustituible para darle forma institucional a la oposición. Es decir: para constituir un sistema de reglas y prácticas que permitieran la acción política concertada. Hay que decir que, a la manera venezolana, ello se cumplió gracias a los atributos personales del propio Aveledo. El hombre apropiado en el momento correcto, sin duda.
Se pueden enumerar los logros de la oposición y sus fracasos también, pero Aveledo logró, sobre todo, darle estatura y entusiasmo a un referente para esa parte de la sociedad que insiste en querer democracia libre para este país. Sin embargo, hay que subrayar que el rol de Aveledo no era el de un líder político sino el de un factor de unidad y de encuentro de distintos grupos políticos. La eficacia política de la Mesa de la Unidad no depende de su Secretario Ejecutivo, sino de las decisiones que la mayoría adopte. Y sin embargo, como suele suceder en estos escenarios, el lado ingrato de esta labor es funcionar como fusible y estar expuesto a los efectos de la frustración, de los errores, o la ineficacia política en que pudo haber incurrido la coalición.
Lo preocupante, a mi modo de ver, no es, naturalmente, que el Secretario Ejecutivo deba ser sustituido —algo que es perfectamente normal—, sino las circunstancias en las cuales esto ocurre. En el Discurso de Orden ante el Concejo Municipal de El Hatillo, en el cual Aveledo incluye, al final, su renuncia, el autor describe los obstáculos que han acechado la acción política de la MUD y su propia labor. Pide coherencia, transparencia, pluralismo verdadero y, sobre todo, de una manera arendtiana que yo comparto especialmente, pide poner en el centro a la acción. La acción responsable, la que considera las consecuencias y mide su alcance. El documento es extraordinario como informe de gestión y como marco prospectivo.
2. En este nuevo contexto, donde se deben replantear las figuras al frente de la MUD, ¿cuáles cree que son los nuevos retos para esta coalición política?
Como punto previo: las instituciones que representan a la oposición venezolana (incluyo MUD, partidos y otras organizaciones) atraviesan, como todo el país, un proceso de interpelación que comenzó después de las elecciones de octubre de 2012. La pregunta crucial, que quizás nunca estuvo bien formulada, era y sigue siendo: ¿qué significa ser oposición en las nuevas circunstancias sobrevenidas después de la muerte de Hugo Chávez?
Como punto previo: las instituciones que representan a la oposición venezolana (incluyo MUD, partidos y otras organizaciones) atraviesan, como todo el país, un proceso de interpelación que comenzó después de las elecciones de octubre de 2012. La pregunta crucial, que quizás nunca estuvo bien formulada, era y sigue siendo: ¿qué significa ser oposición en las nuevas circunstancias sobrevenidas después de la muerte de Hugo Chávez?
La comisión coordinada por Arístides Hospedales, a petición de la Secretaría Ejecutiva de la MUD, produjo —en diciembre de 2012, luego de reunirse con distintos factores de la oposición— un documento que diagnosticaba la situación y proponía una agenda de reformas muy abierta y sujeta a discusión, con el objeto de responder aquella pregunta. Este proceso se vio interrumpido por la precipitación de los acontecimientos a raíz de el agravamiento y la muerte de Chávez. El hecho es que en el seno de la Mesa de Unidad circulaban varias respuestas posibles a esta pregunta, pero la confrontación entre éstas no tuvo lugar en el espacio deliberativo sino en el plano de los hechos.
No es cuestión aquí de juzgar estos desarrollos, pero es evidente que la coalición se encuentra ante una coyuntura crucial en la que la deliberación hasta ahora postergada tiene que producirse. Una deliberación que busque los puntos de encuentro, que supere los “estilos personales” de los liderazgos, que ponga en marcha el potencial de cambio que guarda la oposición, que ofrezca sin complejos su diferencia con respecto a un gobierno oligárquico y mediocre.
Hay distintas concepciones de la política y quizás haya diferencias doctrinarias, pero los obstáculos más serios que tiene la oposición provienen de la mineralización de las prácticas políticas, del voluntarismo y del caudillismo, no de esas diferencias. Creo que hay que progresar en la institucionalización de la MUD y, sobre todo, en la responsabilidad política. Es decir: no sólo en fortalecer el liderazgo, sino en responsabilizarse por éxitos y fracasos. Sin esa construcción de confianza no habrá conexión con una sociedad que hoy luce huérfana y desesperanzada.
TOMADO DE PRODAVINCI
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