viernes, 25 de julio de 2014

Problemas nacionales 3

Eduardo Fernandez

En esta secuencia de artículos dedicados a los problemas nacionales quiero ahora abordar el problema del modelo político centralista que asumió Venezuela desde el inicio de su andadura como nación independiente
Es más, el modelo centralista hunde sus raíces en la tradición colonial y está presente en los debates políticos que acompañaron a la declaración de la Independencia en 1811.
Bolívar, en la Carta de Jamaica y en el Manifiesto de Cartagena, al examinar las causas de la caída de la Primera República, atribuye la principal responsabilidad al carácter federal que prevaleció en nuestro diseño constitucional originario. El Ejecutivo plural y la organización federal son, según el pensamiento de Bolívar, la causa del fracaso de la Primera República.
De allí seguramente se originan dos de nuestros más graves problemas: el presidencialismo y el centralismo.
La guerra federal en el siglo XIX se supone que se libró entre los partidarios de un modelo federal y los partidarios de un modelo centralista. Nada más alejado de la realidad. Es recordada la cínica frase de Antonio Leocadio Guzmán según la cual: “Nosotros dijimos federalismo porque ellos habían dicho centralismo”. Lo cierto es que la Guerra Federal se libró por causas muy diferentes a la lucha por el modelo de organización política.
Venezuela siempre se ha proclamado como un Estado federal y siempre ha sido un estado centralista. “Venezuela es un Estado federal en los términos consagrados por esta Constitución”, decía la Constitución de 1961, y al leer los demás artículos uno advertía que la organización federal brillaba por su ausencia y lo que prevalecía era un centralismo absoluto, reforzado por el rentismo petrolero.
En otro artículo decía la Constitución del 61 que los gobernadores serían elegidos por los ciudadanos en cada estado, pero agregaba: “Mientras se dicta la ley que reglamente esta disposición, los gobernadores serán designados por el Presidente de la República”. Y agregaba más todavía: “Para aprobar esta ley se requerirá una mayoría calificada”
Esa mayoría solo pudo asegurarse en 1989 cuando, sumados los votos de AD, Copei y otros partidos, por fin se dio ese primer paso en la dirección de descentralizar la vida política del país.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández 

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