TalCual
- José Vicente Rangel asegura en su columna del lunes que ahora sí llegó el momento del diálogo, que todo indica que no podemos ni debemos eludir ya ese necesario encuentro, imprescindible para la salud patria. La razón principal de tanta seguridad y hasta euforia reside en el hecho de que la opción violenta que intentó durante meses una fracción de la oposición ha sido derrotada.No es improcedente recordar que más de un analista apuntó, razonablemente, que el gobierno no haría ningún movimiento a favor de la continuidad del diálogo hasta que pasara el congreso del PSUV, que termina mañana. Era bastante evidente que mostrarse como depositarios de la ferocidad verbosa del Jefe sempiterno, intransigentes ante la “derecha”, revolucionarios de pura cepa, etc., era actitud conveniente para enfrentar a los monjes puritanos y a las mareas izquierdistas a fin de mantener las cuotas de poder de cada quien. Es probable que esas conminaciones ahora se atemperen.Y habría que agregar que, a todas luces, el resultado del cacareado evento partidista es bastante magro. Para empezar por lo más llamativo, la colosal abstención de las supuestamente millonarias y fervorosas bases del partido.Luego el cuestionamiento, no ajeno a lo anterior, de las maneras poco democráticas de elegir a los delegados. O las poco prudentes críticas a lo que se piensa como línea económica central e irreversible del gobierno ante la crisis, tan parecida a las que recomiendan los economistas liberales y sensatos, derecha pura pues. O haber puesto por la calle del medio el tema más reprimido y temido, la corrupción colosal de tantos compañeritos. O su abrumadora incompetencia manifiesta. Luego en el congreso mismo no se discutió nada que no fuese burocracia, ceremonias y retórica y no cuestiones ideológicas o programáticas. Y no olvidar la perla de haber tenido que batirse por un acusado de gran capo del narcotráfico en pleno desarrollo del congreso y hasta tratarlo de héroe, especie poco digerible hasta por los más fervorosos fieles de la causa. Un PSUV majunchón, contuso y anémico es el resultado de todo eso. Y muy brevemente apuntemos que la crisis nacional se hace cada día más devoradora, más cruel, más antipopular. Y amenaza con llevarse un buen pedazo de país en los cachos. Como se verá muy diversas y convergentes razones, a sumar a la muy sesgada de Rangel, para pedir conciliación y una ayudita por favor, a ver si hacemos patria todos juntosNo por azar, a lo mejor causado por lo descrito, de la noche a la mañana la MUD que en un momento pareció en su interior al borde de la implosión y avivó toda suerte de críticos externos, no necesariamente todos twiteros o mayameros ociosos, parece haber recuperado en la “encerrona” del lunes pasado la conciencia de la importancia de la unidad, de encauzar las contradicciones, de haber definido los ámbitos de los partidos y de la Mesa, de recuperar los buenos modales y de mantener a Ramón Guillermo como director de orquesta. Todo lo cual no puede sonar sino como altamente saludable. Hacemos este balance y estos contrastes porque si Rangel tiene cierta razón y algo así como un diálogo se plantea en la agenda nacional se ve muy claro quién lo necesita para respirar y sobrevivir y quién tiene mayores posibilidades de establecer sus condiciones y sus modalidades. Si es que de verdad este es el escenario previsible, lo cual siempre es dudoso.
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