BEATRIZ DE MAJO
La definición del lugar geográfico que albergará la sede del Banco de Desarrollo de los Brics evidenciará claramente la gravitación que China quiere y la que sin duda va a tener dentro del proceso de consolidación de los países emergentes como fuerza económica mundial. Dilucidar dónde estará el cuartel general de esta novel institución financiera, diseñada para servir de contrapeso al Fondo Monetario y al Banco Mundial, es una tarea de los países que en este preciso instante se encuentran en Fortaleza y Brasilia. Son sus jefes de Estado –Xi Jing Ping entre ellos– quienes resolverán sobre esta trascendental materia.
Los países miembros del grupo Brics –Brasil, Rusia, China, India y Suráfrica– han invitado a un numeroso conjunto de países emergentes a estar presentes en esta cita presidencial que tiene lugar 15 y 16 de julio en Brasil. Con el lema de “Crecimiento inclusivo: soluciones sustentables” el encuentro aspira a dejar claro ante el mundo, y particularmente ante los países desarrollados de Europa y Norteamérica, el tamaño de su huella en el concierto internacional.
La presencia de los Brics y su poderío económico es evidente. Las cinco naciones juntas aglutinan un respetable 42% de la población del planeta y 21% del PIB mundial. De continuar por la senda de interacción que se han trazado entre ellos, la unión puede llegar a convertirse en la mayor potencia mundial en un par de décadas. Se trata de países muy poblados con economías en vías de consolidación creciente donde el crecimiento es superior a la media global.
Pero, sin duda, es China el que hace subir el promedio de las variables macroeconómicas de los restantes países emergentes que constituyen los Brics. El gran coloso de Asia ha logrado durante los últimos años duplicar el valor de su economía, ha alcanzado el sitial de la segunda economía más importante a escala planetaria, además de portar el distintivo de ser el primer exportador mundial. Además, China se distancia bastante de sus socios y aliados en la velocidad y en la solidez de su transformación. Hace cuatro décadas el sector de la industria china sustentaba 42% del PIB del país, la agricultura aportaba 40%, y 18% los servicios. En la actualidad, luego de una gigantesca transformación, su estructura productiva ha dejado muy por detrás a la agricultura como renglón que aporta solo 11,7% del total, mientras que la industria representa cerca de la mitad (49,2%) del producto interno y los servicios ostentan un poderoso 39,1%. Ninguno de los otros socios le llega cerca.
Para China es estratégica la participación en la Cumbre Brics. La voz cantante y el liderazgo de este nuevo movimiento estarían en Shanghái, de acuerdo con su deseo y gracias al aporte, por parte de China, de 41% de los fondos constitutivos del Banco de Desarrollo y del Fondo de Contingencias, que en esta primera etapa recibirían unos 100.000 millones de dólares de todos los 5 miembros.
Poco a poco se irían sumando más y más países emergentes –Malasia, Filipinas, Tailandia, Corea del Sur, Turquía, Colombia– para dar nacimiento en breve tiempo a un esquema multipolar más equilibrado que el actual, que, al tiempo que dispute el liderazgo de Estados Unidos y la Unión Europea, sea capaz de encargarse de dirimir los hechos económicos mundiales de envergadura.
La cita de los emergentes es en Fortaleza, el límite es el cielo. La sede y el control van a estar en China.
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