lunes, 29 de agosto de 2016

¿Dónde golpea Henry Ramos Allup con su discurso contra los militares?

Juan Carlos Zapata


KONZAPATA

El presidente de la Asamblea Nacional insiste en tres constantes:

El TSJ, al que califica de pocilga.
El CNE, al que señala de estar manejado por el capricho de las comadres.
La Fuerza Armada, a la que le endilga mayúscula responsabilidad en el desastre nacional.
Ramos Allup lo ha dicho hasta el cansancio: El TSJ y la Fuerza Armada son los sostenes del gobierno de Maduro. Sobre la Fuerza Armada ha sido particularmente explícito en la gira por el estado Táchira. Aprovechó el viaje al corazón más activo de la frontera con Colombia para volver con el discurso condenatorio de los militares. Lo menos que les dijo fue corruptos, contrabandistas y narcotraficantes. Lo repitió en los actos de San Antonio del Táchira –metros más allá estaba el punto de control de la Guardia Nacional- y de San Cristóbal –cuadras más allá escuchaba el gobernador José Vielma Mora.
No es un discurso surgido de la emoción del mitin. En esta materia, el presidente de la Asamblea Nacional ha mostrado innegable coherencia. Ha dicho que no debe ser tabú encarar el tema militar. Y por ello, desde la noche del Palacio de Miraflores, pasando por el mensaje de la Memoria Anual de Maduro ante el Parlamento, las declaraciones de prensa y ahora los actos para estimular a los ciudadanos a que presionen por la celebración del Referendo Revocatorio, el mensaje se ha concentrado en aspectos clave.
-La responsabilidad de los militares en la crisis.
-El desprestigio de la Fuerza Armada.
-La corrupción de los militares.
-El poder del que gozan manejando áreas como petróleo, minería y alimentos.
-La necesaria subordinación militar al poder civil para poner la relación en su sitio –Para ello propuso una reforma constitucional.
-La complicidad militar con lo que él llama el peor gobierno de la historia de Venezuela.
-El rechazo a que la Fuerza Armada se declaren chavistas.
Por la acogida del mensaje, el Alto Mando Militar habrá entendido que Ramos Allup se les ha convertido en un problema. El ha dicho que no lo van a callar y reta al Gobierno y al TSJ a que lo metan preso. Es un problema para la jerarquía militar que el presidente del Parlamento ande de plaza en plaza repitiendo lo que el país sabe pero no se atreve a decir. Mucho menos en el tono que suele usar el dirigente adeco. Ramos Allup se atreve porque lee encuestas. Y estas no mienten cuando reflejan el desprestigio que sufren la Fuerza Armada. Escándalo tras escándalo han minado la credibilidad del componente uniformado. Aun así, el presidente de la AN entiende que no es el PSUV el principal soporte del Gobierno, Maduro y el régimen, sino la Fuerza Armada. Ramos Allup fue el primero en denunciar los andares de la boliburguesía y es el primero en hablar de manera directa de los asuntos militares. 
-Escándalos en Cadivi.
-Escándalos en los puertos.
-Escándalos en las aduanas.
-Escándalos en las empresas estatales.
-Escándalos en la Tesorería Nacional.
-Escándalos en asuntos del contrabando y el narcotráfico.
-Escándalos en el Gobierno.
Ramos Allup agrega hoy el tema de la distribución de alimentos. Señala que Maduro le ha entregado a la Fuerza Armada –al general Vladimir Padrino López- una “pelota envenenada”.
Ramos Allup ya no habla de Alto Mando Militar. En su particular arenga prefiere otra expresión. El “Jarto Mando Militar”. La frase  lo engloba todo. Jarto de poder. Jarto de impunidad. Jarto de dineros.
Ramos Allup sabe que su discurso golpea las rodillas del Gobierno, de Maduro y el régimen. Sabe que lo que dice tiene eco. No ha cambiado ni el fondo ni el tono desde que comenzó a abordar el tema militar a pesar de que al principio algunos de sus propios compañeros se lo objetaron, solicitándole que se moviera con más cuidado.
Interpretando a Ramos Allup se puede inferir que persigue debilitar el apoyo principal del régimen y al mismo tiempo sensibilizar a los oficiales honestos de la Fuerza Armada. Golpea tan fuerte Ramos Allup que ya no solo ataca a Maduro sino que se atreve con Hugo Chávez, a quien hace el verdadero responsable de la crisis del país. “Es una maldición”, ha dicho. Y Chávez, no hay que olvidarlo, era militar.

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