Trino Márquez
El Referendo Revocatorio y la
Toma de Caracas, impactante consigna propagandística con la cual se ha
identificado la movilización-concentración del 1 septiembre, removió las pocas
tuercas fijas que le quedaban a esa maquinaria destartalada que es el gobierno de
Nicolás Maduro.
Los jerarcas
del régimen perdieron las chavetas. Se consideran la reencarnación de Stalin,
quien creía salir fortalecido con cada purga que acometía. Amenazan con
destituir a los funcionarios que firmaron la solicitud para iniciar el RR.
Disparate mayúsculo. Violan la Constitución que ellos mismos elaboraron y
aprobaron por inmensa mayoría –Arts. 141 y 145- y el Estatuto de la Función Pública, sancionado
en 2002, se enemistan con la OIT, y obligan hasta al Defensor del Pueblo y a los
pocos sindicatos chavistas que aún quedan, a deslindarse de Maduro, Cabello y
Rodríguez, promotores de esa cacería de brujas fascista. En vez de demostrar
fortaleza y cohesión en sus filas, reeditan la Lista Tascón, evidencia de otro
fracaso: no han sido capaces de atraer la lealtad ni siquiera de los cuadros técnicos
y profesionales de la Administración Pública.
A
la movilización del 1 de septiembre intentan descalificarla invocando argumentos
rocambolescos. Dicen que se trata de la reedición del 11 de abril. Que persigue
desatar la violencia. Que es subversiva porque insurge contra el orden
establecido. Ahora sí hay que defender el orden impuesto por la revolución. La
paradoja resulta grotesca. Cuando el régimen navegaba en medio de una ola
enorme de popularidad, cualquier evento o fecha era conveniente para convocar
las masas. El calendario de días festivos
y de júbilo fue engordado. Se celebraba el aniversario del 4-F, el
primer triunfo de Hugo Chávez el 6 de diciembre de 1998, el aniversario de la
convocatoria a la Constituyente, el inicio de la Misión Barrio Adentro. Se
conmemoraba el 27 de febrero, como origen remoto de la revolución
bolivariana. No había antojo del comandante
o de su heredero que no fuera celebrado con un acto de masas, si admitimos que
tal calificativo puede aplicárseles a los encuentros realizados en recintos pequeños y cerrados repletos
con funcionarios obligados, lista en mano,
a acudir. Maduro repite este método con frecuencia maquinal. Hace pocos
días, para lanzar la Gran Misión Abastecimiento Soberano, presidida por Padrino
López, organizó un acto “popular”. Por cierto, ¿qué será de la vida de los CLAP
y de esa “gran misión”?
Ahora
la MUD debe movilizar la gente. El pueblo necesita el RR y el RR necesita al
pueblo. Sin las masas movilizadas será imposible que el revocatorio se realice
en 2016, en 2017 o en algún momento del futuro cercano o lejano. Esta
precondición rige para cualquier consulta
electoral de ahora en adelante. Para lograr que se efectúen las consultas para
elegir los gobernadores, los alcaldes y el Presidente de República, habrá que
desatar una presión gigantesca sobre el régimen, a pesar de ser fechas
constitucionales. Ya Maduro y compañía no quieren acudir ni a una elección de
reina de carnaval. Saldrían derrotados.
Una de las
enseñanzas de Fidel Castro es esa: evitar a toda costa los comicios, sobre todo
cuando existe la certeza de que van a perderse. Esta máxima la ha aplicado en
Cuba durante 60 años: ¿elecciones para qué? Mejor es ser dictador. En la isla
este desiderátum de los déspotas se logró. En Venezuela, a pesar de la alianza
con los autócratas antillanos, resultó
imposible. Aquí habrá comicios, aunque le pese a la comandita: la oposición
resistió y se organizó, la sociedad civil sigue viva y la presión internacional
aumenta cada día.
El
temor de Maduro y compañía no es porque el 1 de septiembre vaya a producirse un
golpe de Estado o actos de violencia que comprometan la paz del país. Los sediciosos
y los agresivos se encuentran en Miraflores y en el PSUV. El miedo de la cúpula
chavista reside en que ese día se mostrará ante la nación y el resto del planeta, la insondable soledad, aislamiento e
impopularidad del régimen. Quedará claro, una vez más, que los rojos solo
podrán permanecer en el poder violando la Constitución, desconociendo la
voluntad mayoritaria de los venezolanos y reprimiendo, camino ya recorrido por
Pérez Jiménez, y que sabemos dónde y cómo
concluye.
¡Todos
a tomar Caracas el 1-S!
@trinomarquezc
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