domingo, 23 de septiembre de 2018

EL CISNE TURCO

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                 LUIS VICENTE LEÓN

EL UNIVERSAL

Esta semana las redes colapsaron con el video que mostraba a Maduro y su esposa cenando en un restaurante conocido de Estambul, en el que su particular Chef les atendía con una comida de alto nivel, en show particular. 

Como era de esperar, siendo el gobernante de un país que atraviesa su peor crisis económica en la historia, los ataques se viralizaron y algunos han llegado a pensar que este podría ser un evento marcador para el futuro político venezolano y demoledor para la imagen del gobierno. 

Aunque la característica principal de un “cisne negro” (evento especial que puede cambiar el rumbo de una historia) es ser impredecible, mi opinión es que esta es una interpretación equivocada. Si bien es cierto que la escena es chocante y que esto podría ser utilizado por sus adversarios para resaltar la idea de desinterés, desapego y no acompañamiento de su gente en momentos dramáticos, el problema es que ese no es un tema que se convierte en un asunto político masivo de manera espontánea. Para que eso sea una amenaza creíble, tendría que ser colocada en la opinión pública por una oposición estructurada, con una estrategia planificada y masiva, que lograra una penetración relevante en la base de la pirámide poblacional, usando voceros de alta credibilidad. Y de eso no hay nada. 

El debate de redes y la discusión concentrada en clase media y elites resulta irrelevante, sin que eso sea una discusión cotidiana en las masas populares. Es probable que si salimos a medir en encuesta nacional, la mayoría de la gente entrevistada ni siquiera sepa de que estamos hablando. Obvio que quienes han puesto el video y convocado protestas frente al restaurante del Chef en Miami, hacen una lectura diferente a la mía y creen que ese fue el tema nacional de discusión de esta semana y sin duda lo fue para ese segmento político y social, pero restringido. El problema es que verlo en tus propias redes con intensidad, no refleja el debate real que ocurre (o más bien no ocurre) en la sociedad en su conjunto y menos cuando la comunicación, a través de medios masivos, está restringida. 

El tema del senador Rubio, quien se tomó este evento con especial interés, es relevante en EEUU, pero no masivo en Venezuela. Todo parece indicar que termina convirtiéndose en un tema americano, pero no efectivo para generar opinión interna aquí. Esto nos lleva a dos problemas centrales: 1) la capacidad de comunicación de la oposición está muy restringida y 2) no hay liderazgos que la gente voltee a ver, crea y siga. Ni moderados, ni radicales ni adentro del país ni afuera ni nadie. Esto no tiene que ver con la calidad de los líderes únicamente, sino con las circunstancias que preceden el momento que vivimos y la incapacidad de mostrar éxitos en prácticamente ningún aspecto de la vida política nacional. 

En todo caso, las encuestas no están mostrando a Maduro cayendo en términos de popularidad. Eso no es verdad. Si bien sigue siendo claramente minoritario y la mayoría de los venezolanos quieren cambio económico y político, la evaluación reciente de su respaldo popular no cae, debido a un incremento sustancial de la penetración de las políticas sociales del gobierno y la inscripción (obligada pero creciente) del carnet de la patria y el aumento sustancial de los salarios, que se pulverizará en términos de valor… pero después. 

No quisiera discutir si eso es malo, ilógico o perverso, porque me parece que en estos puntos estamos de acuerdo. Simplemente indico que mientras algunos se retroalimentan y emocionan con los comentarios intensos (a veces reales y compartidos) de sus panas en Twitter e Instagram, el gobierno compra tiempo con sus acciones populistas… que usualmente son populares. 

luisvleon@gmail.com

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