Necesaria discusión política
ISMAEL PEREZ VIGIL
15 septiembre, 2018
15 septiembre, 2018
Pareciera que actualmente no se plantea nada en la oposición. No hay una discusión política abierta y pública
sobre estrategias, sobre cómo enfrentar la dictadura que nos agobia. No
parece que estuviera discutiendo nada, ni entre los partidos, ni entre
los grupos de la llamada sociedad civil (SC), apenas algunos por la
prensa, los que habitualmente discuten el tema y algo en redes sociales,
que se deshace en insultos e improperios.
Solo los estudiantes que ya han
anunciado algunas movilizaciones y el Frente Amplio Venezuela Libre
(FAVL) hacen alguna declaración y este último ha lanzado una especie de
cuenta regresiva hacía una “huelga general”. Por cierto, abro un
paréntesis para comentar que aún no conocemos –al menos yo– ningún
análisis serio, una evaluación profunda, con datos y cifras de los
resultados del paro nacional que se efectuó recientemente, el 21 de
agosto. ¿Fue un éxito? ¿Fue un fracaso? Algunos nos opusimos,
particularmente expuse mis razones en contra y las envié al FAVL y solo
recibí vía correo electrónico un escueto mensaje de respuesta automática
que mi mensaje había sido recibido. Pero nada más. ¿Nos vamos a lanzar a
una cuenta regresiva hacia una “huelga nacional” o “paro nacional, sin
evaluar la efectividad del paro anterior? Un tema pendiente de analizar y
discutir dentro de la estrategia que debemos desarrollar.
Regreso al tema de la discusión política. No digo que no esté
ocurriendo la discusión política, debo pensar que sí se está dando,
probablemente al interior de los partidos y en algunas reuniones entre
estos, y sé que ocurre en algunos de los grupos y organizaciones de la
sociedad civil, en los cuales participo. El problema es que no es
“pública” y cuando digo “pública” no me refiero a que se debería estar
dando en las calles, en las esquinas, en las plazas, pasillos de liceos y
universidades, que sería lo deseable, me refiero a que no se conoce,
públicamente, nada de esta discusión. Si fuera así y se conociera y
difundiera esa discusión pública, no habría esa queja constante en la
población sobre la “desaparición” de los partidos y los líderes
políticos.
Sí, es cierto que el régimen domina –por algo es dictadura– todos los
medios de comunicación radiales, televisivos e impresos; los que no
posee, directamente o a través de dóciles “testaferros intelectuales”,
los amenaza, los expropia, los cierra, persigue, reprime y encarcela a
dueños, directivos o los periodistas, a los medios impresos no les da
papel ni dólares para adquirirlo o para comprar repuestos y a los medios
radiales o televisivos les suspende, multa o cancela las concesiones.
La oposición apenas cuenta con unos pocos aliados, en la radio, menos
en TV y algo en la prensa escrita, que tiene poca penetración popular,
¿Quién va a destinar hoy el efectivo que cuesta un periódico para
comprarlo?, solo una porción o “élite” del país. Pero precisamente por
eso, por el escaso acceso a los medios, los líderes de los partidos y de
las organizaciones de la SC deberían estarlos atiborrando
constantemente, diariamente, de notas de prensa, comunicados, remitidos,
declaraciones, que después se repliquen por las redes sociales,
expresando los resultados de esas discusiones, motivando, haciendo
propuestas, haciendo recomendaciones, llevando esperanza, explicando lo
demagógico, perjudicial y nocivo de las medidas económicas que se acaban
de tomar, orientando las decenas de manifestaciones de protesta que se
dan a diario en el país, fijándoles un norte, poniéndolas en contexto,
conectándolas entre sí y sus objetivos. En resumen, organizando y
potenciando las acciones de resistencia al régimen.
Las redes sociales son útiles, pero no basta, no son suficientes para
esta tarea, tienen una escasa penetración en los sectores más populares
del país, los que sufren con mas fuerza las destructivas consecuencias
de la hiperinflación y la crisis económica, la devastadora y cruel
crisis humanitaria que azota y deshace el país.
Además, esas redes sociales, por una parte, son blanco de las
campañas de mentiras, difamaciones e información falsa de la propia
dictadura, para desmotivar, desmoralizar y dividir a la oposición y al
país. Y por otra parte son escenario de los “zamuros”, de los “gatillos
alegres” —como les dice una amiga— de la propia oposición, que secundan y
validan la tarea de la dictadura exagerando informaciones, divulgando
cosas sin verificarlas, o descalificando e inventando cosas que no
logran su supuesto propósito de enardecer a nadie y solo logran hastiar,
saturar, dividir y asustar contribuyendo aun más a la desesperanza,
desmovilización y desmoralización general, que es lo que quiere y
trabaja tenazmente él régimen.
Como propuesta, la discusión política que es necesario hacer pública,
en mi opinión, gira en torno a cuatro elementos fundamentales:
Primero, la discusión sobre la crisis económica que vive el país y la
explicación a la población para que pueda entender como las medidas que
ha tomado el régimen, aunque algunas parecieran, demagógicamente, que
nos favorecen temporalmente, a la larga nos perjudican más, profundizan y
agravan la crisis e incrementan y prolongan las penurias de la crisis
humanitaria que vive el país.
Segundo, las propuestas que tiene la oposición con relación al país
que espera construir, una vez que salgamos de esta oprobiosa dictadura.
Con explicaciones concretas. Sabemos que hay muchas propuestas, pero es
necesario traducirlas en una narrativa que le llegue al corazón de la
gente para que se puedan incorporar al quehacer de ese país que queremos
construir.
Tercero, una orientación acerca de cuál es la estrategia general o
las vías para deshacerse de una dictadura; tal como decía un amigo hace
algunos meses “las dictaduras no salen solas, hay que empujarlas” y para
empujarlas se puede actuar de varias maneras. Ninguna de las opciones
se puede descartar a priori y todas pueden combinarse de manera virtuosa
para lograr el objetivo.
Cuarto, pero no menos importante, se debería estar discutiendo
abiertamente y con criterio de efectividad política, sin prejuicios
moralistas, los dos procesos electorales que están en perspectiva en el
país y como podrían contribuir al proceso de movilización y organización
de la gente; me refiero a las elecciones municipales previstas para el 9
de diciembre y el probable referéndum para aprobar o rechazar el texto
constitucional que se está discutiendo soterrada y “clandestinamente”
pero cuyo borrador –verdadero o apócrifo– ya circula por allí.
Habría un quinto punto de discusión, acerca de cómo organizar la
resistencia a la dictadura, pero ese es un tema que obviamente no cabe
discutir por esta vía.Politólogo
https://ismaelperezvigil.wordpress.com/
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