Venezuela atraviesa la crisis más aguda de su historia,
calificada por órganos internacionales como una Emergencia Humanitaria
Compleja que se expresa en el desmoronamiento de la economía y las
estructuras estatales; el hambre, el colapso sanitario y el éxodo de la
población. Negarla o ignorarla ha sido la conducta que siguen los
criminales que la han originado y han convertido al Estado en una base
del delito organizado y el terrorismo internacional. Criminales de
cuello blanco o de uniforme militar que están enquistados en lo alto del
poder político venezolano, quienes pretenden convencer al mundo de que
nuestro trance resulta de una guerra económica del “Imperio”, mientras
se mofan de quienes huyen de un país en ruinas.
Si quedaran dudas respecto a la magnitud sin precedentes
conocidos de ese éxodo masivo, basta con observar como la prensa
internacional ha registrado de forma insistente la dramática situación
de hambre, miseria y carencias de toda especie que obliga diariamente a
millares de venezolanos, a escapar hacia un futuro incierto pero que
suponen mejor que lo que lo que deben soportar en su país. Sí, nos lo
muestran desde fuera la prensa internacional y los organismos de
derechos humanos porque la Dictadura controla los medios venezolanos, no
quiere que se sepa que con esos hermanos se nos va la patria, que el
país se desangra todos los días con los miles de compatriotas que huyen
de él.
Tenemos conciencia y lo decimos con claridad: la crisis actual es
un paso más hacia la instauración de una dictadura comunista en
Venezuela. Un proyecto que emplea las carencias éticas de los altos
dirigentes del gobierno, para hacer realidad unos designios políticos
manejados desde Cuba. Sobre este proyecto de dominación totalitaria, que
oculta sus intenciones en la inmoralidad y el cinismo de la mafia
gobernante, llamamos la atención de todos los venezolanos para que hagan
suya la urgencia de cerrarle el paso.
Registramos con real angustia la fragmentación de la oposición.
Es una situación que hiere el entendimiento, crea incertidumbre y
desesperanza y afecta gravemente la eficacia de la resistencia que opone
la mayoría de los venezolanos.
Nos dirigimos a esos líderes que han conducido con sacrificio y
entrega a la oposición venezolana, que han luchado y asumido riesgos,
que han enfrentado una persecución brutal con muchas víctimas mortales
en el camino y con presos políticos sometidos a torturas y tratos
infamantes. Que han debido en muchos casos exiliarse para escapar del
acoso de los esbirros judiciales y militares del régimen.
A esos líderes políticos los llamamos a unirse alrededor de un
programa de acciones que frustre lo que de otra forma pudiera
convertirse en la confiscación total de la democracia venezolana. Los
ciudadanos les reclamamos concentrarse en la lucha por liberar a
Venezuela sin perder de vista que no es posible confiar en la
negociación con un gobierno de delincuentes, salvo si el tema a discutir
es su salida del Poder. Los instamos a dejar de lado todo cálculo
acerca de las ventajas que unos podrían sacar sobre otros cuando se
recupere la democracia. Que no cometan el error de confiar demasiado en
sí mismos y muy poco en los demás, que entiendan que lo que se exige de
sus partidos es una unión férrea concentrada en desarmar la estrategia
dictatorial.
Se lo pedimos con angustia movidos por la urgencia, por el drama
de las mayorías. Sin esa unión no será posible vencer la tiranía porque
el Poder ha sido penetrado en todos los niveles y en todos los
ambientes, configurándose una situación que sólo una unión así podrá
superar. Con la unión y una estrategia de lucha aceptada y seguida por
todos, podremos dar inicio a la solución de este drama: salir de la
dictadura y hacer elecciones libres. El sector político está obligado a
respaldar un gran movimiento nacional de resistencia. Pero desde esa
unión. Fuera de ella será imposible recuperar a nuestro país.
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