CARLOS RAUL HERNANDEZ
Hay síntomas de que los activistas de los partidos comienzan de nuevo a
pensar en política real e inician las terapias, como cualquier
convaleciente de polifracturas, sin temer a lo que digan o dejen de
decir algunas víboras que medran en las redes. Superar las derrotas de
2016 y 2017 obliga tanto los que salieron al exilio como los que se
quedaron, a articular una estrategia inteligible. Hay dos puertas para
el reingreso a la política y deben usarse las dos: el debate económico y
las elecciones municipales.
Los “dignos” e
ideólogos abstencionistas con talento político de ameba, se jactan de su
obra de destrucción masiva. Hay que convencer sobre la necesidad de
participar en las elecciones municipales, única razón para llamar a la
unidad, y trabajar para legalizar los partidos, lesionados precisamente
por abstenerse en los últimos procesos electorales. Todo lo que hemos
conquistado, comenzando por la esperanza, ha sido obra del voto y todo
lo que hemos perdido, comenzando por la esperanza, ha sido obra de la
necia tragedia del abstencionismo calle-calle, el insurreccionismo, el putchismo y el invasionismo.
Lo
único que impidió que la oposición desapareciera son los cuatro
gobernadores, encabezados por Leidy Gómez, y la Asamblea Nacional,
productos del sufragio. Hay que salir de nuevo a buscar votos y a
debatir con la sociedad, aunque algunos partidos tendrán que participar
detrás de mascarones de proa, pero por lo menos una parte del activismo
no se perdió en el océano. Como el madurismo va a votar, si la oposición
no participa el gobierno tendría todos los concejos municipales con
apenas 5 millones y medio de votos. El primer régimen absolutista por
vía electoral.
Señalar el camino económico
La
otra puerta de reingreso es la crítica de la política económica. El
gobierno entró en una dinámica de errores e insuficiencias en la
búsqueda de salida a su desastre. Pero la crítica no es el rugido
elemental, la vocinglera denuncia de paquetazo, sino demostrar cuáles son las debilidades del plan Maduro I y presionar por el plan Maduro II.
Otros países después de fracasar, llegaron donde era. El gobierno debe
olvidar el desquiciado esquema que se quiso imponer: asfixiar la
sociedad con controles de precios, cambios, persecuciones y
restricciones, la tasa Dicom y cualquier maniobra para esquilmar las
remesas.
Mientras haya un cambio oficial y uno
paralelo ventajoso, todo el mundo irá a éste. Si se normalizara la
situación cambiaria y los colmillos represivos se repliegan a las
fauces, como pareciera que tiende, y avanzaran la apertura y la
seguridad jurídica, las divisas irían al Banco Central. Las
importaciones mejorarían la oferta de alimentos y medicinas. Cesar la
persecución a las empresas privadas y devolver las expropiadas a sus
dueños, provocaría una conmoción económica y política positiva. A lo
largo de estos 20 años leí varias veces, atribuido a diversos autores,
que el momento más oscuro de la noche es el previo al amanecer.
No
sé si eso será astronómicamente cierto, pero la oscuridad es espesa y
no llega la luz del sol. Este ambiente de desamparo y confusión se
profundiza porque ante las alternativas racionales regresa en forma de
manifiesto emborronado de nimiedades y sofismas, la lenguarada de fuego
sin contenido, la vocinglería insensata, el vaudeville radical en
vez de política. Después de ocasionar trágicas derrotas vuelve la noria
del error: “No hay intervención extranjera porque no hay unidad”. La
unidad sería para seguir con la insurrección boba y pedirle al gobierno
que amablemente se vaya.
La sucia política
Aparte
de la vaciedad propia tenemos que cargar con la ajena. El grupo de Lima
presionó salvajemente, junto con el S.G Almagro para promover la
abstención, un lenguaje flamígero que hizo creer que vendría una acción
internacional contra el gobierno. Hoy declaran con maneras versallescas
sobre Maduro a propósito de la tragedia migratoria. Y aunque la
oposición sacrificó su autonomía para actuar en concordancia con ellos,
la humillan al excluirla de una reunión internacional a la que invitan a
la “sociedad civil”. Como si fuera poco, se mantienen los tejemanejes
para nombrar la ridícula figura de un presidente itinerante de
Venezuela.
Dijo una vez Vaclav Havel que los
que denigran de los políticos con aquello de que la política es sucia,
seguramente es porque la están ensuciando. Del llamado tribunal en el
exilio acaba de surgir una monstruosidad moral, jurídica y política que
lo cuestiona desde los tuétanos con falsificación de un documento
¿público? y de la firma de uno de los magistrados, en operación
dirigida contra la A.N. y con el fin alevoso y premeditado de dañar a un
político opositor. La invocación a la moral y la dignidad se usan
generalmente como sustituto del cerebro en la política.
Los
que lo hacen suelen ser históricamente los más cínicos y se burlan con
mayor descaro de los principios. Quien instaló esa enfermedad en el
país fue precisamente la revolución, todas las revoluciones lo hacen y
todas terminan carcomidas por la misma termita. Los radicales de la
oposición son herederos de Chávez, también revolucionarios desde su
perspectiva. Creo que fue Alexander Kojeve quien escribió que vista
ideológicamente, la invasión a la URSS por los nazis, era herencia de la
confrontación entre hegelianos de izquierda y de derecha.
@CarlosRaulHer
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