CARLOS RAUL HERNANDEZ
EL UNIVERSAL
Una declaración del llamado tsj-exilio, “conminó” a la Asamblea Nacional a
dar los pasos derivados de haber declarado en enero de 2017 abandono
del cargo por Maduro (¿hacerlo preso, nombrar un nuevo Presidente de la
República?). Para sorpresa mayúscula poco después el secretario general
Almagro da las mismas “instrucciones”, que la AN debía cumplir a menos
que quisiera ser cómplice del reo. Se sabe que la AN está capitis diminutio
precisamente por esa infantil decisión, entre otras parecidas, más que
simbólica, inoperante; “más que un crimen, una estupidez” diría
Talleyrand.
Lo sabe Almagro cuya actividad
transcurre en esguinces y muñequeos de gabinete. Era una operación que
buscaba quebrar a la AN: o se estrellaba contra el gobierno o contra
los cazadores de brujas del almagrismo local. Es muy grave que la
autoridad de la OEA, sistemáticamente fallida en lograr algo concreto
para la democracia venezolana, se luzca pechereando su último reducto de
constitucionalidad, y queda en evidencia que anda en tejemanejes más
propios de un edil de aldea. Pero ayuda a entender porqué su gestión ha
fracasado y cómo sus ligerezas, el llamado a no votar, por ejemplo,
fortalecieron lo que quiere combatir.
Es
difícil dudar que si no se leyera como un triunfo de Maduro, varios
países despacharían al desmañado secretario. El plan fue urdido en
conjunción con esa alma que pena cuya obsesión es ocupar el tonto cargo
de presidente en el exilio, después de despilfarrar el poder que
le dimos los ciudadanos. Pero al día siguiente ocurrió algo increíble
que aciduló por minutos el café: el objetivo de la bomba cazabobos, la
Asamblea Nacional, cae en la burda trampa, y como es habitual, rueda.
El dictador que no dictaba
Ratifican
su propia e inútil declaración de enero 2017 y la “sentencia” de cárcel
para Maduro del tsj-exilio. No era imaginable que pudieran morder el
anzuelo sin carnada. Pero lo escandaloso es que 24 horas después de la
decisión de la AN, magistrados de Miami publican un acta en la que
misteriosamente alguien interpoló el nombre de Henrique Capriles para
solicitar su investigación penal. La exdirectora de la Escuela de
Derecho de la UCV, doctora Eglée González Lobato, posteó un documento, Comentarios al acuerdo de la AN del 21/A/2018 en el que evidencia los retorcimientos de este lamentable episodio.
Por
ejemplo, después de publicada, uno de los magistrados del exilio,
Rafael Ortega Matos, aclara a propósito de la mención a Capriles, que en
la supuesta acta “aun cuando aparece mi firma, el contenido no se
corresponde con la audiencia del 15/A/2018” (ver González Lobato p.2).
En otras palabras, el magistrado deja ver o no puede ocultar
falsificación del documento original y uso no autorizado de su firma
(¿también falsificación?), dos delitos en uno. La secuencia completa
integra una auténtica sentina en la que se mezclan maniobras de parte de
la oposición de afuera para aprovecharse de la nobleza de la AN.
Se
ven uñas de los que, sin apoyo ni prestigio, solo agallas, conspiran
con fines turbios, acciones opacas del secretario de la OEA, de los
magistrados, y las dos falsificaciones declaradas por uno de ellos. Es
necesario recordar que los de Miami no son un TSJ sino un grupo de
jueces que la AN nombró para cubrir vacantes de los express designados
por el gobierno contra la Constitución, sin cumplir los requisitos,
arbitrariamente, y no pudieron asumir el cargo porque la represión lo
impidió. Empiezan a actuar en el exilio con una investidura simbólica, los intocables en lucha romántica por la justicia, aunque me cueste la vida, en la Chicago de los años 20.
Romeo y Julieta barrigones
Dependía
de ellos mantener su prestancia para encarnar ante el mundo el Estado
de Derecho que no existe en Venezuela. Pero el romanticismo se nutre de
sí mismo, de la abnegación, la pureza, la incontaminación y de ahí su
razón de ser. Lancelot se desmayaba de amor solo de ver el peine con los
cabellos dorados de Ginebra, y los amantes de Verona mueren jóvenes
porque no puede uno imaginarse a Romeo un domingo ante el televisor,
sin afeitarse, barrigón y bebiendo cerveza, mientras Julieta en estado
pelea con él y con sus dos diablitos que no quieren comer. El llamado
tribunal-exilio perdió el glamour en estas operaciones más mafiosas que jurídicas.
Dice
González Lobato… “Las relaciones no solamente están rotas entre
gobierno y oposición sino entre los distintos factores que componen esta
última. Permanecen los discursos excluyentes y destructivos, y esta
vez, peligrosamente abarcan una temática tan sensible como la justicia y
la legalidad… aun cuando Venezuela se encuentra en uno de los últimos
puestos en el ranking de World Justice Project Privacy Policy…”. En esta comedia de las equivocaciones, hemos visto las costuras de los moralistas.
Hacen
gárgaras con la palabra dignidad, pero pueden bailar lo que les pongan
en cualquier tugurio, desde Almagro hasta el pichón de presidente en el
exilio, pasando por varios aturdidos comediantes del Derecho que en
Venezuela defienden esa desvergüenza. En una página Web aparecen
declaraciones anónimas de uno de estos magistrados, en las que deja
escapar: “estamos haciendo el ridículo”. Pienso que es algo peor. Más
bien nos permitieron ver una laguna de oxidación moral que no tiene nada
que envidiar a la conducta del gobierno.
@CarlosRaulHer
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