domingo, 19 de mayo de 2013


"Invita a la violencia que medio país desconfíe de los poderes"


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ROBERTO GIUSTI , JAVIER CIURLIZZA , INTERNATIONAL CRISIS GROUP

EL UNIVERSAL
domingo 19 de mayo de 2013 
Director del Programa Latinoamericano y del Caribe del International Crisis Group, Javier Ciurlizza, acaba de concluir un informe, ("Venezuela: una casa dividida") donde se advierte sobre la urgente necesidad de conjurar la aguda polarización que vive el país y que amenaza con convertirse en violencia política. El documento especifica que "si Maduro impide una auditoría integral y transparente de los resultados electorales, ello tendría "consecuencias impredecibles, que podrían llegar incluso a la implosión del régimen"

-El informe señala la necesidad de que el Gobierno tienda puentes y se produzca un entendimiento con lo sectores políticos y económicos. Pero al mismo tiempo se produjo un acuerdo entre Lorenzo Mendoza, Presidente de la Polar y el Presidente Maduro, como señal de un acercamiento que incluiría al empresariado en general. En contraste, la situación en el ámbito político no registra la misma apertura tal y como ocurre en la Asamblea Nacional.

-A nosotros nos alegra todo lo que signifique construir consensos y a la hora de elaborar el informe había indicaciones de que el Gobierno estaría dispuesto a una aproximación con la designación de algunos elementos moderados.

-¿Podrías señalar casos concretos?

-El acuerdo de caballeros, el 7 de mayo, entre el gobierno y la oposición en la Asamblea Nacional. El reemplazo de Jorge Giordani en el Ministerio de Finanzas y el nombramiento de Calixto Ortega como Encargado de Negocios en Washington, Eso, agregado a lo que tú adviertes, configura un escenario donde aparece un Gobierno interesado en tender puentes sobre los temas que le preocupan más. Es decir, el desabastecimiento y los indicadores económicos, cada vez peores. Así, no es casual que el diálogo se centre en el terreno económico.

-¿Crees que es suficiente con el entendimiento en esa área específica?

-Lamentablemente eso no garantiza la flexibilización en el terreno político, donde las cosas continúan bastante polarizadas. La evolución o no de esa flexibilidad tendrá que ver con la conexión entre la comunidad empresarial y la oposición. Si no hay ninguna conexión, el Gobierno tratará de divorciar lo económico de lo político para tranquilizar las aguas y así respirar con más holgura. Si funciona esa conexión, el Gobierno tendrá que tender puentes, también, hacia lo político.

-Apertura en lo económico y cerrazón en lo político, ¿no configura una aproximación hacia el modelo chino?

-Es un factor común en todos los regímenes que enfrentan este tipo de crisis de legitimidad. La apertura económica se convierte en una opción de corto plazo para ganar oxígeno. Lo hizo Pinochet en los 70, a la cabeza de un régimen profundamente autoritario y liberal en lo económico. Lo hizo Fujimori a finales de los 90. Hoy es el modelo chino y por lo general se trata de regímenes que pueden darse ese lujo.

_-El informe atribuye una debilidad estructural al gobierno de Maduro. ¿Esa contravención de la política de no concertación, asumida por Chávez, le permitirá ganar gobernabilidad tal y como ocurrió con los regímenes que acabas de citar?

-Los acuerdos con el sector empresarial son sólo uno de una larga lista de temas que el gobierno necesita atender con urgencia para garantizar la sostenibilidad. Y ésta no es solamente la estabilidad política de un gobierno sino del país entero, que sentimos amenazada. No se puede esperar que con medidas económicas se resuelva el problema político. Son dos aspectos obviamente conectados pero con ópticas diferentes.

-Es decir, sino no se atiende lo político, de nada sirve el acuerdo económico.

-En el terreno político se requiere despejar las dudas sobre lo que ha sido una elección muy disputada y discutida. Se debe, también, emprender un largo camino de reconstrucción de la institucionalidad, devolviéndole la autonomía a los organismos que resuelven las disputas políticas. El gran problema es que por la desconfianza al TSJ o al CNE, la mitad de la población no considera eficaces las vías legales. Y eso es grave porque cuando la mitad de la población piensa que el estado derecho está al servicio de quien gobierna, se está haciendo una invitación a la violencia política y a tácticas que nadie quiere para Venezuela. 

-El informe dice que si Maduro impide una auditoría integral y transparente de los resultados electorales, se generarían consecuencias s como la implosión del régimen. El problema es que el impedimento ya se consumó.

-En el seguimiento que le hacemos al país desde el 2004, observamos que las coaliciones, sobre las cuales se sostienen Gobierno y oposición, han cambiado a lo largo de los años. Lo que se considera como chavismo fue una coalición de intereses diversos alrededor de Hugo Chávez, quien, con su carisma, atemperaba cualquier intento de división. Desaparecido ese factor vinculante, no existe más y no vemos que ni Maduro, ni otro líder, puedan reemplazar, en su totalidad, a Chávez. Por eso hablamos de una posible implosión.

-¿Cómo se produciría esa implosión y cuáles serían los factores que la provoquen?

-Hay intereses ideológicos y también pragmáticos al interior de la coalición oficialista que antes coincidían . Pero, ahora, que no está Chávez, pueden dejar de hacerlo. Y hablamos de gente con control e influencia sobre la Fuerza Armadas Nacional Bolivariana o sobre las milicias bolivarianas. Así que no nos referimos sólo a una disputa política, sino a diferencias entre personas y grupos que ejercen control sobre actores armados y eso es ya un escenario más volátil.

-¿Cómo evitarlo?

-Harían bien los líderes del Gobierno en darse cuenta de que antes de posibilitar una implosión de sus aliados, es importante acercarse a los sectores moderados de la oposición para construir una transición creíble y evitar estos escenarios de violencia.

-¿Estás planteando una división en el chavismo, entre radicales y moderados, para configurar una nueva alineación de los factores políticos?

-Las divisiones serán inevitables porque no está el líder que los juntaba y las circunstancias económicas son muy complejas. Por eso el gobierno apunta al alivio del tema económico en el corto plazo. Y eso es así porque sabe que con una inflación tan alta, un desbalance entre las importaciones y las exportaciones y una modelo artificialmente sostenido por el represamiento del bolívar y los controles, la economía funciona un tiempo, pero luego degenera en gravísimos problemas de sostenibilidad.

-¿Qué pasaría con las políticas sociales?

-El algún momento el Gobierno revisará subsidios, misiones y una serie de concesiones que la economía ha estado brindando. Y eso tendrá un costo porque la popularidad del régimen se sostiene por su capacidad de cumplir con los sectores más pobres, las promesas electorales y lo que llaman la herencia de Comandante Chávez. Eso cuesta mucho dinero. Por otra parte está la Fuerza Armada, que tampoco quiere perder sus privilegios. Maduro tiene muchos acreedores y poco capital para pagar esa deuda. Deberá, entonces, administrar la deuda con prudencia. Si no lo hace, con sectores distintos al oficialismo, a finales de años la situación pude convertirse en aguda fuente de conflictos.

-Si el Gobierno se acuerda con los empresarios y frena las políticas sociales, los radicales denunciarán que se está privilegiando a la derecha venezolana.

-El año pasado presentamos un informe sobre la incidencia de la violencia en la política venezolana. Contactamos personas vinculadas a las milicias bolivarianas y quedó claro (con Chávez vivo) que los sectores radicales no seguirían a los líderes, por debajo de Chávez, si se sentían traicionados y "la derecha, el capital y los empresarios eran beneficiados".

-Eso ya está ocurriendo. 

-Cada paso de Maduro, para normalizar las relaciones con los empresarios (algo indispensable), tendrá un costo en la base social del chavismo. Los empresarios no sólo esperan el pago de las deudas, sino estabilidad jurídica y eso implica reconstruir el estado del derecho, así como instituciones autónomas. Pero del otro lado están aquellos a quienes les aseguraron que el destino irremediables del país era la profundización del socialismo. ¿Cómo resolver esa contradicción? No quisiera estar en los zapatos de quien debe hacerlo.

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