jueves, 23 de mayo de 2013

LA LÓGICA DEL "IMPULSO FISCAL"


         Maxim Ross

EL UNIVERSAL


El crecimiento de la economía venezolana en los últimos años ha sido orientado casi en su totalidad por lo que en economía se llama el "impulso fiscal", definido este porque una proporción importante del gasto público va dirigida a promover el crecimiento y eso se logra con una ecuación en la cual el gasto termina siendo mayor que los impuestos recabados por el Gobierno en un momento dado, esto es, "queda" en la economía un remanente que la empuja o la impulsa, de allí el nombre. Desde luego se entiende que, para que eso suceda, es indispensable que los gastos superen los ingresos fiscales, quiere decir se produzca un déficit y este se cubra con endeudamiento. Lo que vamos a discutir en este artículo es si el circuito que se promueve con esta lógica se cumple en Venezuela.


El origen del concepto.



Se remonta a los años de la Gran Depresión cuando el desempleo y la recesión económica hicieron de las suyas en Estados Unidos y en Europa, y los intelectuales y economistas no le encontraban solución. Surge así la idea, capitaneada por Keynes, de que la economía se podría motorizar de nuevo mediante el expediente de una inyección de gasto público y así hacer reversible la gran depresión. El origen del concepto proviene del hallazgo teórico de Keynes sobre lo que dio en llamar la "insuficiencia de la demanda efectiva", al demostrar que la recesión se debía a que los salarios pagados y el empleo creado no eran capaces de adquirir los bienes y servicios producidos y vendidos en los mercados, de allí el concepto de "insuficiencia de demanda", por lo que se justificaba promover el gasto y la inversión  públicas.



La segunda parte de la lógica.



El otro componente de ese instrumento, repetimos justificado en una época de depresión económica, es la otra "cara de la moneda", esto es la capacidad de reacción de la producción y la inversión privada para atender el excedente de demanda originado por la inyección del gasto público. El círculo virtuoso se cierra de tal forma que la economía retoma una senda de crecimiento, de empleo y mejoramiento de los salarios reales que, se supone, ha de mantenerse y hace innecesario aquel excedente.



El curso que tomó la recomendación keynesiana, orientada a resolver un problema puntual y coyuntural, ya lo sabemos, se transformó en una propuesta estructural y permanente hasta llegar a consolidar la concepción del Estado de Bienestar que culminó con los desastres inflacionarios posteriores y con el quiebre de esa doctrina. En Venezuela el curso de los acontecimientos fue otro.



La lógica fiscal venezolana.



Como es posible suponer nosotros hacemos todo al revés. Primero que nada, no existe una insuficiencia de demanda efectiva en Venezuela, gracias al ingreso petrolero. Por el contrario, el excedente de demanda es explosivo y es la causa fundamental de la presión inflacionaria. Luego, inyectar más dinero a la economía es contraproducente y va en línea opuesta completamente a la conceptualización keynesiana. Más bien lo recomendable sería "enfriar" la economía y esterilizar parte de la liquidez prevaleciente en el mercado, lo cual significa ponerle coto al impresionante déficit fiscal y al aumento desbordado de la deuda pública.



En segundo lugar, se produce, simultáneamente, una absurda política de restricciones y obstáculos deliberadamente creada contra la economía privada, la cual debería ser la contrapartida del impulso fiscal, de tal forma que la producción y las inversiones crezcan en una proporción equivalente y la economía tome un curso de crecimiento normal y, si se quiere, mucho más sano. Pero no es así, el circuito creado es completamente opuesto y allí están los resultados: menos producción, menos inversión, menos crecimiento.



Es evidente, entonces, porque tenemos una tasa de inflación persistente y elevada de manera consistente, pues, como en tantas cosas, nuestra lógica de "impulso fiscal" funciona al revés. Obviamente, intentar resolver el problema inflacionario con regulaciones, controles, congelación de precios y tasas fijas de cambio lo único que produce es escasez y un innecesario volumen de importaciones. 


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