jueves, 22 de septiembre de 2016

Aislado Sin Salida
Bernard Horande - @BHorande

En 1975 irrumpió en el cine mundial una película del gran Jack Nicholson que se ha convertido en un clásico. Su título fue traducido al castellano como "Atrapado Sin Salida". Fue el segundo film en la historia en ganar los cinco más importantes premios Oscar en un año.
"Atrapado Sin salida" narra la historia de Randall McMurphy quien, a causa de diferentes delitos, es recluido en la cárcel. Observados algunos comportamientos en su conducta, las autoridades deciden enviarlo a un psiquiátrico. Randall cree que su estancia aquí será más llevadera que en la prisión.
Resulta que no. Su encierro es peor y se enfrenta a las autoridades, representadas en una dura y rígida enfermera, en los médicos, en los guardias. De pronto se da cuenta que, como relata una reseña, "no hay peor prisión que aquella que limita la capacidad de soñar".
Sin embargo, el carácter anárquico, rebelde e ingenioso de Randall le permite comenzar a contagiar a sus compañeros con aires de libertad y algo de vida.
La sociedad venezolana anda un poco como los compañeros de reclusión de Randall. Con inmensas necesidades de recobrar una casi olvidada calidad de vida y disfrutar de la libertad de decidir, escoger y elegir el destino que cada quien se merece.
Frente a esta sociedad, se erige, con cada vez mayor desfachatez, un gobierno opresor y represor cuyo único fin es mantenerse en el poder a costa de lo que sea por todo el tiempo que pueda.
Utiliza las más insólitas fórmulas antidemocráticas y antihumanas, ya descartadas en todos los países modernos del mundo, sometiendo a la población a penurias degradantes.
La última de ellas, esta semana, está representada en las cantinfléricas "condiciones" que el Ministerio de Relaciones Electorales del régimen chavista (antes conocido como Consejo Nacional Electoral - CNE) ha decidido imponer para la recolección de un 20% constitucional de manifestaciones de voluntad nacionales, destinadas a activar un Referéndum Revocatorio que permita salir de una pesadilla llamada Nicolás Maduro en este mismo año 2016.
A las cuatro impúdicas señoras rectoras de este Ministerio no se les ha aguado el ojo para cachetear a la población venezolana con este nuevo adefesio. Ni la mínima vergüenza han tenido de dar la cara en una rueda de prensa para informar tal decisión.
Tal como en "Atrapados Sin Salida", uno va llegando a la conclusión que los locos no son precisamente quienes están recluidos en el psiquiátrico sino quienes lo dirigen.
Por suerte, en Venezuela tenemos una cada vez mayor proliferación de "Randalls".
Aquí hay un país que no se deja ni se va a dejar. Aquí hay un país que va a conseguir, paso a paso y más pronto que tarde, la manera de deslastrarse de este inmenso error histórico llamado chavismo.
Quien sí está, no solamente atrapado sino "Aislado Sin Salida", es ese grupito que, a punta de fuerza bruta, aún manda en Venezuela.
El mundo lo aisló. La deplorable Cumbre de los No Alineados en Margarita, reflejó la nula influencia que hoy tiene en el mundo el régimen chavista. Además, insultó al pueblo margariteño con un derroche de dinero en tiempos de escasez.
¿Los más sonados asistentes? Nada menos que Robert Mugabe y Raul Castro, dictadores de las destruidas Zimbabwe y Cuba. Qué lujo...
En la OEA ya son motivo de lamentables risas las intervenciones de la torpe canciller venezolana. En Mercosur ya nadie los quiere, los apartaron, ni siquiera su tímido aliado como Uruguay mueve un dedo por ellos.
Maduro no se atreve a hacer acto de presencia en las sesiones especiales de la ONU, sabiendo que es repudiado por la inmensa mayoría de los países influyentes y que no encontrará siquiera la posibilidad de tener una reunión bilateral con algún mandatario serio.
No hay país en el mundo medianamente respetable que esté hoy dispuesto a lavarle aunque sea un poco la cara a la nauseabunda gestión chavista.
Pero el mayor aislamiento que tienen es el que reciben de parte del pueblo venezolano. Las encuestas, todas, indican niveles de rechazo cercanos al 90%.
El venezolano, no importa la clase socioeconómica a la que pertenezca, está desesperado por salir de estos penosos energúmenos que lo han llevado a vivir en condiciones más que indignas.
Quienes tienen graves cuentas con la justicia son harto conocidos y han, hasta ahora, sabido arrastrar a aquellos militantes del chavismo que podrían tener vida política productiva después de la hecatombe. Todavía queda algo de tiempo para que estos reflexionen con quien quieren estar: si quieren continuar con los dictadorzuelos o se alinean con el pueblo venezolano.
Está llegando la hora de definirse. De desmarcarse. Está llegando la hora de salirse del aislamiento. Está llegando la hora de dejar que los verdaderos locos asuman sus responsabilidades, porque, sin la menor duda, terminarán atrapados.

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