lunes, 19 de septiembre de 2016

LA MUD: UN PASITO PA'LANTE Y TRES PASITOS PA'TRAS

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Pedro Luis Echeverria
Los ambiguos y confusos  episodios en los que recientemente ha estado envuelta la MUD, denotan, de parte de ésta,  una gran improvisación a la hora de actuar, carencia de un claro diagnóstico de la situación por las que atraviesa el país y la asociada demanda de la gente, todo lo cual  le dificulta establecer una adecuada y asertiva visión de acción política lo que ha  conducido a adoptar erráticas opciones estratégicas; asimismo, dispares concepciones entre los miembros de su cúpula dirigente respecto al cuando, el cómo y lo que hay que hacer;  falta de voluntad, control y disciplina para acotar las actividades públicas de miembros de su dirigencia y secretariado que, en muchas ocasiones, carecen de transparencia, sindéresis y equilibrios también contribuyen notablemente a la confusión, suspicacia, pérdida de credibilidad y confianza del hombre de a pie en la conducción del movimiento opositor por parte de la  Mesa de Unidad Democrática.
Desde hace bastante tiempo, la disidencia del país ha venido exigiendo a la dirigencia política, entre otros aspectos, un proceso de renovación de la visión opositora, de la estrategia y tácticas a seguir para confrontar al gobierno, mayor inclusión y participación de organizaciones civiles en la definición y toma de decisiones, remozamiento del liderazgo, mejor capacidad de respuesta ante la dinámica política del país, claridad en los objetivos y certeras orientaciones sobre las formas de lucha que hay que asumir.
Hay nuevas guerras que librar que, en realidad, son las viejas guerras en donde no hemos logrado el éxito esperado y deseado, porque combatimos en condiciones desiguales de organización, entorno e inadecuada comprensión de lo que debíamos hacer. El compromiso renovado para la MUD y sus integrantes pasa por constituirse en el instrumento organizativo y de dirección colectiva, indispensable como movilizador político con identidad ciudadana.
 En este contexto de crecientes desequilibrios, ocultados por el discurso superficial y engañoso del régimen, continúan apareciendo conflictos cada vez más complejos  que comprometen la posibilidad de crear un estado democrático, laico, secular, constitucional y multipartidista y  que además promueven  perversamente  un país sin oportunidades económicas y obstaculizan la expansión de la educación científica-tecnológica en una sociedad abierta de cara al futuro. Entonces si la oposición no hace la introspección de lo que ha hecho y cómo lo ha hecho y no adopta los correctivos necesarios, difícilmente podrá convertirse en el eje creíble de cambio que le ponga fin a la pesadilla nacional.
Pareciera pertinente,  recordarle a los dirigentes de los partidos políticos de la oposición, la necesidad de preservar, a como dé lugar, la unidad, tanto en la definición de los objetivos a alcanzar, como en las acciones a desarrollar para lograrla. Reiterarles que la unidad es la condición necesaria y única  y que sin ella sería muy difícil mantener y recuperar los espacios democráticos que aún el autoritarismo permite que subsistan en nuestro país. Decirles que la realidad política actual, exige realizar todos los esfuerzos necesarios para estar a la altura y saber interpretar a esa gran masa de hombres y mujeres de venezolanos que saben y sienten que lo más importante y fundamental en estos tiempos es la derrota política del régimen. Instarles a aceptar que estos no son los tiempos de los partidos , sino que son los de los ciudadanos que esperan que el desprendimiento y la enjundia política de los dirigentes opositores se oriente hacia el fortalecimiento de la unidad y a cimentar la confianza en las fortalezas opositoras. Indicarles que no es posible ni aceptable que las legítimas aspiraciones de los partidos para crecer y fortalecerse, pongan en peligro y perturben el sentimiento unitario que con tanto trabajo y esfuerzos se ha logrado construir y que hasta ahora ha venido generando algunos resultados. Recordarles que los de hoy, son tiempos para la reflexión serena y el análisis certero y fecundo sobre lo que se debe hacer para evitar que consideraciones de corto plazo confundan a la dirigencia nacional opositora y nos conduzcan por caminos equivocados que faciliten la declarada y pretendida ambición gubernamental de perpetuarse en el poder. Sin ello no habría un futuro previsible para el país, ni para la democracia como forma de gobierno, ni para los partidos políticos de la oposición.
Finalmente, habría que decir que ha llegado el momento de pensar cómo hacer más eficiente el concepto de la unidad, como hacer que ésta deje de ser una palabra sin contenido específico y se convierta en la idea fuerza y aglutinante de voluntades. Que la unidad eficiente sea el instrumento que nos ayude a estar preparados para enfrentar con éxito cualquiera de los escenarios que puedan presentarse y para crear las premisas del gobierno de transición que ha de establecerse después de la derrota definitiva del régimen opresor.  ¿Hacia allá iremos o seguiremos dando un pasito adelante y tres pasitos hacia atrás?

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