viernes, 16 de septiembre de 2016

ELECCIONES EN EEUU
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                  EDUARDO FERNANDEZ


Estados Unidos es el único país en el mundo que no tiene nombre. Parece que no lo necesita ni le hace falta. Su poder económico, político, científico, militar y tecnológico es tan grande, que no necesita tener un nombre.

Los ciudadanos de ese país lo llaman América. Es frecuente escuchar a los norteamericanos llamar a su país América. La verdad es que la palabra América abarca a norte, sur y Centro América. Es una especie de abuso adueñarse del nombre de América para uno solo de los numerosos países que integran el continente americano, desde el Canadá hasta la Patagonia pasando por las Islas del Caribe.

Otra denominación que usan con frecuencia es: “Norteamérica”.

De nuevo, una utilización abusiva del término porque “Norteamérica” incluye a, por lo menos, otros dos países, Canadá y México.

Y, aunque buena parte del territorio mejicano ya está dentro de las fronteras de los Estados Unidos, todavía existe un país soberano que se llama: Estados Unidos Mexicanos.

También es frecuente llamar a ese país, los Estados Unidos a secas. En el hemisferio occidental hay por lo menos otros dos países que se llaman Estados Unidos, Brasil y México. Hasta hace relativamente poco, Venezuela también se llamaba Estados Unidos de Venezuela.

Ni siquiera que adoptara el larguísimo nombre de Estados Unidos de Norteamérica, estarían en lo correcto.

México se llama Estados Unidos Mexicanos y está ubicado en Norteamérica.

Pero lo cierto es que a la gran nación del norte le toca elegir dentro de pocas semanas al presidente del país. Aunque no tenga nombre, se trata de la potencia más importante del mundo y la elección del presidente de esa gran potencia tendrá repercusiones en el mundo entero. Por esa razón, alguna vez se me ha ocurrido pensar que los ciudadanos del resto del mundo deberíamos tener voto en la elección del Presidente de los Estados Unidos. Ese funcionario tendrá en sus manos la posibilidad de manejar el más formidable arsenal atómico del mundo y con solo una parte de ese arsenal podría acabar con la existencia del ser humano sobre la tierra.

El presidente de los Estados Unidos decidió lanzar dos bombas atómicas lejos de su país, muy lejos, una en Nagasaki y otra en Hiroshima. Para eso no le preguntó nada a nadie simplemente, las lanzó.

Recientemente, los Estados Unidos han invadido a Irak, a Kuwait, a Afganistán y a Siria y han estado presentes a lo largo y ancho de la geografía universal. En consecuencia, el mundo, debería tener una palabra que decir acerca si el destino de la humanidad debe ponerse en manos de Hillary Clinton o de Donald Trump.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernández

@EFernandezVE

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