El próximo reto: las gobernaciones
Teodoro Petkoff
La elección directa de los gobernadores y alcaldes (figura esta última inexistente hasta entonces) constituyó una reforma muy importante en el proceso de desmontar el rígido e ineficiente Estado hipercentralizado que existió hasta 1989. Aunque no se avanzó mucho más en el camino de las reformas, la relativa a gobernadores y alcaldes constituyó un paso de siete leguas, que modificó sustancialmente la relación entre gobernados y gobernantes, en los estados, y entre el Estado central y los estados regionales. Gobernados y gobernantes se sintieron más cerca los unos de los otros, el control ciudadano sobre sus mandatarios se hizo muy viable porque la permanencia en el cargo dependía de la opinión y votación ciudadana y no del dedo del Presidente. De otro lado, el Estado central transfirió a los gobiernos regionales una buena cantidad de atribuciones y responsabilidades, que contribuyeron a mejorar la administración estadal. Los beneficios de esta descentralización se comenzaron a ver muy pronto y abrieron el camino para adelantar mucho más en la descentralización administrativa.
Pero llegó el comandante y mandó a parar. Chávez es un feroz centralizador y enemigo a muerte de la descentralización, en la cual ve una suerte de recorte de sus poderes, que quiere absolutos.
De modo que se dio a revertir lo ya hecho, restituyendo al Estado central varias de las atribuciones e instalaciones que ya estaban bajo dominio de los gobiernos regionales. Todavía, sin embargo, su voracidad no está satisfecha y aunque no lo ha dicho nunca, es obvio que tiene entre pecho y espalda la eliminación de la elección popular de los gobernadores y la restitución del dedazo.
De allí que la próxima elección de gobernadores el 16 de diciembre y la de alcaldes, en abril, junto con los respectivos consejos legislativos y concejos municipales, revista también un carácter crucial porque todos los procesos electorales de este ciclo forman parte del proyecto chavista de cambiar la arquitectura del Estado venezolano y sustituirla por una que se adapte a la concentración del poder en sus manos, como requisito para adelantar el supuesto "socialismo" que pregona. Chávez quiere una mayoría de gobernadores para modificar la naturaleza de las gobernaciones con la complicidad de los mandatarios regionales. No hay que olvidar que aspira a crear un "Estado comunal", en el cual gobernaciones y alcaldías ya no serán lo que son hoy, sacrificadas como serían, si Chávez se sale con la suya, en el altar de la descentralización.
De allí que la unidad de la oposición debe continuar siendo la clave de su capacidad de pelear de quien a quien. Sería fatal una ruptura de aquella. Al mismo tiempo, para acelerar la recuperación del entusiasmo y del espíritu de lucha, es importante que las candidaturas regionales se pongan en campaña desde ya. Sólo la actividad electoral matará el desánimo y la charlatanería sobre el "fraude". Hay que mantener las gobernaciones ya alcanzadas y ganar otras más. Es el objetivo posible.
"NUEVO" MINISTRO DE AGRICULTURA
SIMÓN BOCCANEGRA
Chacumbele está "remozando" su gabinete. Nombres conocidos, aunque hasta ahora de segunda fila, asumen algunas de las carteras. Pero de los nombramientos hay uno que constituye uno de los gestos más extravagantes de alguien que si por algo se ha distinguido es por la carencia de sobriedad. Es el de Juan Carlos Loyo como ministro de Agricultura. En una época estuvo en el Inti y de allí pasó a Agricultura, de donde salió rodeado de sospechas por todas partes. Se le señaló como un corrupto de marca mayor, que hizo fortunas arreglándose con terratenientes a expropiar.
Famosa es su fotografía, visible la pistola al cinto, en una de sus expediciones expropiatorias. De hecho, por los caminos verdes circuló la especie de que Chávez estaba muy disgustado con las tropelías de Loyo. Pero ya se le deben haber olvidado o, probablemente, las perdona porque no consigue a quien darle esa chamba y no le queda más remedio que recurrir al inefable Loyo. Por supuesto, no hay ninguna razón para suponer que este segundo debut de Loyo será mejor que el primero. Es el mismo tipo con sus mismas mañas. La misma miasma. Se entiende porque este gobierno es tan ineficiente y su fama de corrupto trasciende las fronteras. Chávez no tiene equipo y va para quince años con la misma gente, rotada por distintas posiciones, tan ineficientes en unas como en otras y con largas uñas varios de ellos. ¿Cuánto durará esta vez el insumergible Loyo?
BEATRIZ DE MAJO
En el momento en que Europa entera enfrenta la peor crisis de confianza de su historia reciente, desde Oslo el Comité del premio Nobel le acaba de otorgar al Viejo Continente un voto para que el compromiso unitario no flaquee. Nada fue más sorpresivo que la concesión de este reconocimiento a los esfuerzos que la Unión Europea, representada en sus instituciones, ha realizado por la reconciliación de sus miembros, por derribar los muros que los separaban a raíz de la segunda guerra mundial y por construir una entidad económica que con sus más de 500 millones de ciudadanos llegara a coinvertirse en la tercera potencia económica mundial.
Fue sorpresivo por que no es usual la despersonalización del máximo galardón noruego como es, en la opinión de muchos, el que lleva el distintivo de la paz. Es igualmente inesperado porque Noruega, por decisión de sus ciudadanos, se ha negado de manera deliberada a formar parte del Club europeo. Es decir, Noruega, al igual que Suiza, no pueden saber hoy cuales habrían sido las ventajas que su país habría adquirido si se hubieran arriesgado a compartir con el resto tanto sus proyectos económicos como sus inquietudes sociales y su dinámica política.
Por estas razones es que considero que la decisión del Comité del Nobel lo que es, más que cualquier otra cosa, es una alerta : han pasado un inequívoco mensaje de que la construcción de la unidad en lo económico es una importante contribución a la solidaridad y que es sobre esa senda que los 27 deben continuar para sobreponer la hora de las dificultades que atraviesa la Eurozona desde el inicio de la crisis financiera de fines de la década pasada. Pero el mensaje lleva implícita la consideración de que ello no es suficiente para fraguar una paz ni estable ni duradera.
Aunque así no lo proclama el texto del galardón, a la vez que una palmada en la espalda de los actores de Bruselas, lo que se lee entre líneas dentro de la decisión del premio es un severo recordatorio de la fragilidad del compromiso que la región tiene en las manos en esta dura hora. España ha visto emigrar a un millón de sus ciudadanos desde que el país entró en una barrena que aun no han logrado detener. Muchos de los españoles han esperado encontrar una grama más verde en otros de los países socios, pero un contingente de numeroso no confía en que sea posible sacar a Europa del atolladero económico en que se encuentra sumida y están probando su suerte fuera del vecindario.
La realidad es que hoy, después de tantos esfuerzos integradores, se ven esvásticas en las calles, violencia callejera en los países más afectados por las medidas de rescate, movimientos independentistas radicales, migraciones masivas y muchos nacionalismos a flor de piel.
En buena hora les llega el premio de la Paz: este grupo de 27 naciones continúa moviéndose, a pesar de sus muchos éxitos comerciales, financieros, monetarios y económicos, en una dirección peligrosa.
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