Enfrentados a una
autocracia
POMPEYO MARQUEZ
El continuismo hay diferentes maneras de
afrontarlo: o con un estado depresivo, -que la mayoría de las veces es pasajero
por el peso de las realidades-, o con un estado de ánimo que reconoce los
hechos como se produjeron a partir de algo elemental: la realidad es como es.
La autocracia militarista se impuso. Como señalamos en varios comentarios,
Henrique Capriles no estaba compitiendo con un contrincante en igualdad de
condiciones, retaba a todo un Estado con su inmensidad de recursos. Los manejó
con el mayor descaro. Al lado que no dejamos de reconocer que el autócrata
tiene una amplia sintonía con sectores populares al mismo tiempo no se debe
desestimar la porción de miedo que operó ante el “peligro” de perder la casa
ofrecida, las pensiones y demás etc., que son de la República pero que dentro
del ejercicio del culto a la personalidad se otorgan a nombre del caudillo.
El país tiene que cerrar su ciclo de
elecciones. Están las de Gobernadores para diciembre; históricamente las cifras
de las elecciones presidenciales no se traducen automáticamente en las regionales
y municipales. Cuando actúe el dedo de quien se considera dueño del país para
designar a los 24 gobernadores entrarán en acción otros factores.
La excelente labor cumplida por Capriles
deja unos resultados que están ahí. Regiones que se perdieron por un máximo de
cinco mil votos. No se puede caer en ninguna pausa política, no debemos
entregar al país entero a la autocracia. Hay que conquistar espacios que sirvan
de muro de contención a los desvaríos de un personaje que conocemos a la medida,
sus vaivenes, sus incoherencias y la ausencia de democracia, de separación de
poderes, de irrespeto a la oposición.
Mantener el liderazgo de Capriles, reforzar
la unidad, respetar los candidatos electos en primaria son exigencias, entre
otras, para dentro de 60 días. Hacer un examen minucioso de lo sucedido,
ajustar lo que se deba ajustar y ampliar lo que se deba ampliar. La lucha es
por la democracia, la libertad, la justicia social, la descentralización y una
mejor calidad de vida para nuestro pueblo, la reconstrucción del aparato productivo
para que se generen empleos, contra la
ideologización de la educación y por la salud.
Hemos aprendido que la lucha es permanente
por los objetivos trazados y que no serán borrados por esa falacia de que esta
es la mejor democracia del mundo.
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