miércoles, 10 de octubre de 2012


Enfrentados a una autocracia




POMPEYO MARQUEZ

El continuismo hay diferentes maneras de afrontarlo: o con un estado depresivo, -que la mayoría de las veces es pasajero por el peso de las realidades-, o con un estado de ánimo que reconoce los hechos como se produjeron a partir de algo elemental: la realidad es como es. La autocracia militarista se impuso. Como señalamos en varios comentarios, Henrique Capriles no estaba compitiendo con un contrincante en igualdad de condiciones, retaba a todo un Estado con su inmensidad de recursos. Los manejó con el mayor descaro. Al lado que no dejamos de reconocer que el autócrata tiene una amplia sintonía con sectores populares al mismo tiempo no se debe desestimar la porción de miedo que operó ante el “peligro” de perder la casa ofrecida, las pensiones y demás etc., que son de la República pero que dentro del ejercicio del culto a la personalidad se otorgan a nombre del caudillo.
El país tiene que cerrar su ciclo de elecciones. Están las de Gobernadores para diciembre; históricamente las cifras de las elecciones presidenciales no se traducen automáticamente en las regionales y municipales. Cuando actúe el dedo de quien se considera dueño del país para designar a los 24 gobernadores entrarán en acción otros factores.  
La excelente labor cumplida por Capriles deja unos resultados que están ahí. Regiones que se perdieron por un máximo de cinco mil votos. No se puede caer en ninguna pausa política, no debemos entregar al país entero a la autocracia. Hay que conquistar espacios que sirvan de muro de contención a los desvaríos de un personaje que conocemos a la medida, sus vaivenes, sus incoherencias y la ausencia de democracia, de separación de poderes, de irrespeto a la oposición.
Mantener el liderazgo de Capriles, reforzar la unidad, respetar los candidatos electos en primaria son exigencias, entre otras, para dentro de 60 días. Hacer un examen minucioso de lo sucedido, ajustar lo que se deba ajustar y ampliar lo que se deba ampliar. La lucha es por la democracia, la libertad, la justicia social, la descentralización y una mejor calidad de vida para nuestro pueblo, la reconstrucción del aparato productivo para que se generen empleos, contra la ideologización de la educación y por la salud.
Hemos aprendido que la lucha es permanente por los objetivos trazados y que no serán borrados por esa falacia de que esta es la mejor democracia del mundo.

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