miércoles, 31 de octubre de 2012


LA POLÍTICA Y LO ELECTORAL


Leandro Area

Pasadas las presidenciales, hoy el debate político en Venezuela se concentra nuevamente en lo electoral, pero esta vez en la escogencia de gobernadores de estado y diputados a los consejos legislativos regionales. La ambición se instala en ese trámite. ¿Se obnubila? Mientras tanto el gobierno nacional, en paralelo, hace del triunfo obtenido el 7 de octubre, un resorte político para legitimar su pretensión de imponer una sociedad socialista que tiene, ahora, como punta de lanza la idea del poder comunal.

La oposición, por su parte, busca construir un dique de contención frente a ese proyecto, protegiendo los territorios ciudadanos ya ganados o más aún, abriendo nuevos espacios. Está por verse si el triunfo de Chávez en las presidenciales tendrá efecto sobre los resultados regionales. Las cuentas posteriores al 16-D permitirán conclusiones, nunca indiscutibles. Luego, en la agenda del CNE están las siguientes elecciones que se suponen para abril y que tienen como propósito la escogencia de alcaldes y concejales. El gobierno traza una estrategia para posponerlas con el fin de avanzar en su proyecto de poder comunal que vendría a dar al traste con el mandato popular que los alcaldes y concejales reciben, democrática y constitucionalmente, de los ciudadanos para tomar decisiones de interés colectivo en sus respectivas localidades.

Mientras esto ocurre quedan pendientes algunos temas que, por más que se quieran obviar u olvidar, no deben dejarse de lado. Cabezas de avestruz. El de la previsible abstención es el más importante, que pudiera ser significativa, ojala que no, si el votante opositor considera que su voto no tiene la fuerza suficiente para voltear una tortilla ya cocinada de antemano con los aliños provenientes del fraude, el ventajismo oficial, el papel descarado del CNE, y otros elementos vinculados a la frustración provocada por la derrota y el consecuente desánimo, resignación y apatía. La abstención dentro del chavismo es otro cantar. Avaricia ya saciada.

Lo importante ahora es tener claro que además de esa agenda electoral que incluye a diciembre y eventualmente a abril y que ahora nos invade y hasta cierto punto paraliza, no debe hacer olvidar las prioridades de la agenda política, cuyo tema prioritario y único quizás, sigue siendo: “democracia o dictadura”.

Más allá de lo electoral, detrás de esa portada de juego democrático, enfrentamos una convicción convertida en acción permanente que va logrando instalar paso a paso un sistema de vida con el cual por lo menos la mitad del país no está de acuerdo. A pesar de que nevera mate dignidad.

Lo electoral no es sino uno de los escenarios de la política, y en Venezuela, uno de los países donde se concentra el mayor abuso del poder por milímetro cuadrado del planeta sobre sus ciudadanos, siguen vigentes formas de lucha que van más allá de lo electoral y que incluyen oposición, si, pero además resistencia, impaciencia organizada y lucha por la democracia.

Leandro Area


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HETERODOXA REVOLUCIÓN CHAVISTA

Ardiel Martinez

            JOSÉ RODRIGUEZ ELIZONDO



Cuando Stalin conoció el proyecto de Carta de la ONU,  precocinado por Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill, asumió que no se inspiraba en el marxismo-leninismo, pero igual la firmó. Tenía el reseguro del veto y, además, pudo negociar la aceptación de Ucrania y Bielorrusia -que ya integraban la Unión Soviética- entre los 51 países fundadores. Fueron dos “miembros designados”. 

Era la manera stalinista de ejercer el aforismo sajón “si no puedes ganarles, únete a ellos”. Haciéndolo, se insertó en el sistema internacional mayor, impidiendo, con su peso y su veto, que se le incorporaran cláusulas democráticas expresas. Esa astucia permitió que, durante la guerra fría, la galaxia ONU creciera exponencialmente -con dictaduras y democracias-, al costo de congelar sus embriones libertarios. 

Quedó claro, entonces, que el socialismo real nunca incorporaría los principios democráticos a sus sistemas nacionales, comenzando por la autodeterminación mediante elecciones libres. No debía haber libertad para “los enemigos del pueblo”, rezaba la ortodoxia bolchevique. Impregnado de ese ideologismo, Fidel Castro rechazó el pluralismo en Cuba. “Nada contra la revolución”, fue su dogma de medio siglo. Lo adoptó a sabiendas de que, al menos en sus décadas iniciales, habría ganado por paliza cualquier elección... y, con ello, una dosis no despreciable de legitimidad externa. 

El tema reventó en Chile, en 1970, con la victoria electoral del socialista democrático Salvador Allende. Fue un duro revés para Castro quien, por decir lo menos, decidió “atornillar al revés”. En lugar de apoyar la “nueva vía al socialismo”, presionó para que Allende se liberara de “la democracia burguesa” y se reconvirtiera en líder armado. Tras el golpe de 1973, incluso le inventó una muerte “correcta”, para demostrar que las elecciones no pasaban de ser un recurso táctico. 
  
Luego vino el test de Nicaragua, donde los comandantes sandinistas permitieron la competencia electoral en 1990. Ahí no sólo perdieron ante Violeta Chamorro, sino ante Castro. Este ya les había advertido que el poder revolucionario no debía arriesgarse, estando “el imperio yanqui” a la vuelta de la esquina y los “contras” en todas partes. 

La tercera gran prueba viene dándose en Venezuela, con resultados  sorprendentes. Hugo Chávez, autoproclamado hijo político de Castro, tiene todo el poder político en sus manos, sin rehuir las elecciones y ganándolas desde 1999. Eso le ha permitido hacer lo que su papá cubano no pudo: fundar una internacional de países (la ALBA) y no de guerrilleros (la OLAS); impulsar nuevos organismos regionales, como Unasur y convertirse en un factor con peso real en la política hemisférica. Gracias a él, las izquierdas líricas olvidaron los manuales de Marta Harnecker y del Ché y hoy exaltan el “método Chavez”: ganar una elección, polarizar la sociedad, concentrar todo el poder, ideologizar las FF.AA y después convocar a elecciones asimétricas. 

La clave teórica de todo esto  es que Chávez no tiene una teoría clave. Muy hijo de Castro se sentirá, pero es más pariente del coronel Perón, de los años 40 y del general peruano Juan Velasco Alvarado de 1968. El líder cubano lo sospechó desde un principio –porque listo ha sido siempre-, pero tuvo que aguantarse tamaño revolcón a sus dogmas. Sabe que su gobierno -es decir, el de su hermano Raúl- funciona gracias a los subsidios petroleros del venezolano heterodoxo y que a caballo regalado no se le mira el diente doctrinario. 




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Las vírgenes necias

  ANGEL OROPEZA |  

EL UNIVERSAL
miércoles 31 de octubre de 2012
Desde los primeros trabajos de Heider ("Psicología ingenua de la acción"), se sabe que las personas creen que un suceso queda explicado satisfactoriamente cuando descubren, o creen descubrir, por qué ha ocurrido. La atribución causal es un mecanismo básico para el funcionamiento psicológico de las personas. Tan básico, que la conducta de la gente muchas veces depende más de su interpretación atribucional que de los hechos objetivos.

Los resultados electorales del pasado 7 de octubre han sido amplia y detalladamente explicados por el Comando Venezuela, sus voceros y el propio candidato presidencial. Sin embargo, en un país tan particular donde hasta las cucarachas vuelan, siempre hay mercado para otras explicaciones más noticiosas y sensacionalistas, que van desde la existencia de un masivo fraude electrónico, pasando por la "venta" de la presidencia de la República después de haberlas ganado, hasta la infaltable conspiración para alterar los resultados.

El problema es que ninguna interpretación es impune y exenta de generar consecuencias. Este último grupo de explicaciones hipotéticas como las comentadas arriba conducen inevitablemente a la inacción personal y colectiva, a la desmovilización ciudadana, y a la adopción de posturas de  estéril radicalismo como la de esperar que "hasta que no se den las condiciones no participo más", cuando ese es precisamente el sueño dorado del Gobierno de cara al 16 de diciembre. Y las llamamos "explicaciones hipotéticas" porque se basan justamente en eso, en hipótesis que nunca llegan a ser demostradas.  Estas hipótesis suponen que las irregularidades y corruptelas del CNE y del proceso electoral en general que son muchas y evidentes-  implican por sí solas que ganamos y el Gobierno nos robó (o nos dejamos robar, o nos prestamos voluntariamente para el juego, dependiendo del grado de radicalismo del opinante). Por supuesto, el "eslabón perdido", ese que permitiría científicamente demostrar el enlace entre las irregularidades y el triunfo, nunca termina de aparecer.

Nadie niega la existencia de unas condiciones electorales sucias, desbalanceadas e  injustas como corresponde a un gobierno así-, ni avala la acción corrupta de las 4 señoras que dirigen el CNE. Pero lo que el venezolano conoce como "fraude", ese que consiste en haber ganado y que le den el triunfo al otro, no ocurrió.

En estos días, observando la proliferación de mensajes alimentando la abstención y la desmovilización, recordé una parábola del Evangelio de San Mateo. Según ella, el Reino de los Cielos sería semejante a 10 vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. 5 de ellas eran necias y 5 prudentes. Pero las necias, al tomar sus lámparas, no llevaron aceite; las prudentes, en cambio, junto con las lámparas llevaron aceite en sus alcuzas. Como el esposo tardaba en venir (algunas habrán pensado: "eso ya no va a pasar, no sigo más") les entró sueño y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: ¡Ya está aquí el esposo! Entonces se levantaron todas y aderezaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: "dennos del  aceite de ustedes porque nuestras lámparas se apagan". Pero las prudentes les respondieron: "mejor es que vayan a comprarlo, no sea que no alcance para ustedes y nosotras". Mientras fueron a comprarlo vino el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas y se cerró la puerta. Luego llegaron las otras vírgenes diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Pero Él les respondió: "no las conozco". Y al finalizar la parábola, Jesús remató con una exhortación que muy bien nos viene a nosotros: "estén siempre preparados, porque ustedes no saben ni el día ni la hora".

Los modelos de dominación como los que por ahora- se ha instalado en Venezuela, no se combaten con abstención  ni con posturas de dignidad ofendida. Por el contrario, se alimentan y fortalecen con ellas.  La única forma de enfrentarlos es no abandonando la lucha, metiéndose por los resquicios, manteniendo la presión  y la organización del pueblo, y seguir la estrategia de acumulación gradual de fuerza popular y de poder. Porque si una característica tiene hoy nuestro país, es que su futuro es altamente incierto e impredecible. Nadie sabe lo que nos espera ni lo que va a pasar en Venezuela. Hay tareas que sabemos como las del próximo 16 de diciembre- y otras que no. Pero los acontecimientos por venir no nos pueden sorprender desmovilizados, desorganizados o durmiendo. Como las vírgenes necias de Mateo.

@angeloropeza182

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Ventajismo o Fraude



      Mario Torre

Después de las elecciones presidenciales del pasado 7 de Octubre, y del resultado obtenido de este evento electoral, han surgido muchas voces de supuestos "expertos" o "conocedores", declarando que tal resultado es producto de un fraude. Y, como base de tal aseveración, mencionan repetidamente los abusos y excesos cometidos tanto por el candidato oficialista, hoy presidente re-electo, como por toda la estructura estatal y por el partido oficialista. Denuncian que estos abusos constituyen un fraude, mezclando todos estos comportamientos abiertamente ventajistas con un supuesto fraude electrónico.

Esta confusión es, en mi concepto, dañina, y nos desvía de entender cuáles son las razones reales de este resultado electoral. La principal confusión está entre lo que entendemos como "ventajismo" y lo que entendemos por "fraude".

No es mi intención abrir una discusión semántica sobre ambos vocablos, es sólo la de exponer mi visión al respecto. Yo creo que sí hay una distinción clara entre ventajismo (obsceno, como muchos han mencionado) y fraude. Ventajismo es la utilización irresponsable y descarada de los recursos y facilidades de manejar los medios del Estado para favorecer la opción oficialista. El ventajismo es la utilización impúdica de los medios del Estado para aterrorizar, amedrentar, confundir a los electores. Ventajismo es el bloqueo mediático que se hizo en todos los medios públicos y la autocensura inducida en los medios privados para que no llegara el mensaje del candidato de la alternativa democrática a ciertos sectores de la población. Este inmenso ventajismo se realizó a la vista de todos. El ventajismo está plenamente documentado, existen claras evidencias de éste, y ha sido constatado tanto por observadores nacionales como internacionales. Debemos resaltar que, desde mucho antes del comienzo de la campaña, sabíamos a lo que nos enfrentábamos: A un gobierno/partido/estado con exceso de poder y carencia de escrúpulos, que pisotea los derechos de los ciudadanos y destruye la institucionalidad que se construyó durante muchos años con mucho esfuerzo y trabajo.

Fraude, por otro lado, es cambiar los resultados electorales a través de manipulaciones manuales o electrónicas, en forma oculta, y fuera de la vista de todos. El fraude se hace en secreto, a la sombra, a oscuras. En el sistema de votación automatizado no hubo fraude; se realizaron con precisión y profesionalismo todas las auditorías técnicas de ley; se recogieron las actas de más del 90% de las mesas, se hizo una importante cantidad de auditorías de verificación ciudadana, por testigos acreditados y adiestrados. No se detectó ni siquiera un acta que no coincidiese con el conteo de votos o con los resultados publicados por el CNE. Además se realizó una auditoría post-electoral, con base en una muestra aleatoria y representativa de 215 mesas, en la que se contaron nuevamente los votos, y se compararon con las actas de escrutinio de tales mesas y con los resultados electorales publicados, sin que se pueda apuntar ni a una sola disparidad. Existen otros estudios y controles realizados cuya reseña escapa a este espacio, pero que agregan evidencia a que no hubo fraude electrónico.

El pasado 7 de Octubre hubo ventajismo, abierto, claro, a la vista de todos, y como tal debe ser protestado y sancionado por el Órgano competente, como lo establecen reglamentos y ley Electoral; pero no hubo fraude. Los votos contabilizados por el Sistema de Voto Electrónico fueron los sufragados por electores debidamente registrados y con derecho a votar. El hecho de que hubo miles o millones de electores que ejercieron su voto por coacción, terror, o conveniencia, forma parte del ventajismo; pero estos votos fueron contados correctamente por un sistema de votación automatizado con el que no se cometió fraude. Esto lo podemos asegurar; tenemos las evidencias de que fue efectivamente así.

El hecho de que digamos que no hubo fraude electrónico no exime al CNE como una institución que, lamentablemente, permitió y avaló el ventajismo brutal a la que fue sometida la campaña electoral, contribuyendo a la destrucción de su propia imagen e institucionalidad. Tampoco podemos decir que el sistema de voto electrónico es inmune a fraudes. Lo que sí podemos asegurar es que si se realiza algún fraude en el sistema de voto electrónico, nosotros tenemos los controles y los mecanismos para detectarlo rápidamente. Y debemos permanecer vigilantes para que tales mecanismos sean mantenidos y profundizados.

Podemos asegurar que en las elecciones presidenciales del 7 de Octubre de 2012 no hubo fraude, se preservó el secreto del voto, pero sí hubo un claro y abierto ventajismo. Propongo que trabajemos juntos en denunciar, protestar, combatir este ventajismo aberrante, manteniendo vigilado el sistema de voto electrónico.
No hubo fraude, pero sí ventajismo. A eso nos volveremos a enfrentar el 16 de diciembre, y a las siguientes confrontaciones electorales del futuro, mientras este régimen prevalezca. Pero esencial es participar, de la única manera que conocemos los demócratas: con el voto. Activándonos para votar y defender nuestros votos, participando como testigos, movilizadores, motivadores, y formar parte de la fuerza que nos permitirá salir de este régimen en forma pacífica y democrática, y que no es de otra forma sino a través de la fuerza del voto.

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martes, 30 de octubre de 2012


MIGRACIONES CHIMBAS 

Teodoro Petkoff


Este caso de los 108 "migrantes", es decir los 6 paracaidistas que Chávez designó como candidatos para 6 gobernaciones, más sus familiares, guardaespaldas y seguramente algunos coleados, es un problema pero no por lo que la rectora Socorro Hernández cree ­y trata de minimizar­, y es que su número es tan pequeño (0,0005% del REP), que no incidiría en los resultados electorales. Se equivoca la señora. Este no es un problema estadístico. Es un problema político y no de poca monta. Así hubiera sido un solo migrante, el problema es igual. Se trata del desprecio y la desaprensión con la cual el equipo gobernante, incluyendo a las 4 rectoras del CNE, maneja la Constitución, las leyes y los reglamentos. Desde luego, no se trata de un asunto novedoso. Chávez ha establecido la pauta, con sus persistentes y sistemáticas violaciones a la Constitución. De modo que cualquier funcionario, del rango que sea, se siente autorizado a proceder de igual manera. "Si el jefe lo hace, ¿por qué nosotras no?", habrían reflexionado las cuatro damas.  
El caso, como es sabido de todo el mundo, consiste en que una vez cerrado el Registro Electoral el pasado 15 de abril quedó clausurada cualquier posibilidad de realizar modificaciones en la larga nómina de electores inscritos. Cerrado el Registro ya no caben cambios que incluyan o excluyan electores o que muden a estos de su lugar de votación habitual a uno distinto.

Que es exactamente lo que ocurrió.

108 compañeritos del partido, familiares y allegados a los seis candidatos, fueron trasladados de Caracas a los estados donde sus parientes van a competir por la gobernación.

No es difícil inferir que las cuatro rectoras del CNE, obviamente siguiendo instrucciones, violentaron el reglamento que el propio CNE, es decir, ellas mismas, elaboró. Se trata, pues, de una regla de juego vulnerada en medio del proceso, fuera del tiempo legal para ello. Es una cosa gravísima, que compromete la credibilidad y la seriedad del organismo. No se trata, por supuesto de que el CNE nunca ha cometido una falta. Al contrario, sus omisiones vergonzosas ante el ventajismo rampante del gobierno y sus candidatos, constituyen una muestra de la parcialización del organismo, de su subordinación a las exigencias y a la voluntad del gobierno, lo cual ya hace dudosa su solvencia como arbitro. Pero en este caso de los migrantes la mayoría chavista del CNE no pecó por omisión sino por acción. Deliberadamente y a conciencia no se detuvieron ante evidente falta que habrían de cometer, lo cual podría significar que la puerta está abierta para otras jugarretas semejantes. Desde luego, cabría esperar que después de "cazadas" con las manos en la masa, las cuatro rectoras no insistan en prácticas reñidas con la ley.

La moraleja, para las fuerzas alternativas, es que "cuidar" los votos no es sólo garantizar que no haya chanchullos con estos, sino estar muy mosca ante el respeto a las reglas del juego, para impedir marrullerías ventajistas como las de los 108. 

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lunes, 29 de octubre de 2012


7-O: LOS VERDADEROS NÚMEROS Y SUS IMPLICACIONES
CARMEN BEATRIZ FERNANDEZ
Sostengo que los verdaderos números del pasado 7 de Octubre indican que Capriles perdió la elección presidencial obteniendo cerca de 7 millones de votos y que Chávez ganó con poco más de 7,5 millones de votos. Es decir que de apenas 500 mil votos habría sido la real diferencia
Por un lado los números de Capriles vienen de las cuentas oficiales del CNE, que hablan de 6 millones 583 mil electores que votaron bien, y sin enredos, a los que deben sumarse unos 350 mil electores que fueron confundidos por las distintas argucias presentes en el tarjetón. Debemos entender que por Capriles votaron (o creyeron hacerlo) todos los que presionaron su cara en el Tarjetón electoral del 7 de Octubre. De ellos 66 mil votaron por una tarjeta denominada “Unidad Democrática” que estampaba la cara de Capriles y que luego transfería votos a una candidata cuasi-desconocida llamada Reina Sequera. Otros 287 mil cuyo voto se anuló por hacerlo por otros tres partidos que en teoría también apoyaban a Capriles y cuya cara aparecía marcada en el tarjetón pero que se retiraron a ultima hora[i]. Las triquiñuelas del tarjetón , que contaron con la venia de una institución electoral que flexibilizó al máximo las posibilidades de inscripción, retiro y confusión entre partidos y candidatos para la elección presidencial, y que robaron su voto a más de 350 mil venezolanos que creyeron votar por Capriles
Por otro lado, en cuanto a los reales números de Chavez, al total de votantes que muestran las cifras oficiales de 8.185.120 votos deben restárseles los votantes que fueron producto de la “Operación remolque” que funcionó de manera activa y muy eficiente luego de las 4 de las tarde. Es importante distinguir entre las movilizaciones electorales, que facilitan el traslado voluntario de los electores, y que son parte del “deber ser” de un partido con una maquinaria electoral bien articulada, y esta operación “remolque” que representa un acarreo forzado. En Venezuela el voto es un derecho y no un deber, punto que está consagrado en la Constitución Nacional. Como derecho al fin el votante puede decidir ejercerlo o no. No ejercelo puede ser, de hecho, una forma libre de expresar disgusto, desmotivación o rechazo. La misma denominación de la operación es muy sugerente, se remolca a quien está paralizado o averiado, se remolca a alguien contra su voluntad. La definición del DRAE es explícita: remolcar es “Traer a otra u otras, contra la inclinación de estas, al intento o la obra que quiere acometer o consumar”. Y este remolque se hizo casa por casa, buscando votante por votante, en un eficiente cruce de información de los electores que no habían votado luego de las 3 pm, contra las bases de datos del 1×10 del chavismo, construidas desde las misiones sociales del Estado. Como muestra el expediente del periodista Joseph Poliszuk [ii]la operación remolque se activó con la presencia física de la Guardia Nacional, como custodia del operativo, de forma tal que los acarreados no votaron libremente, lo cual es violatorio de la Constitución. Así pues, sostengo que los reales votos de Chavez son los votos libres y por la reelección presidencial votaron poco más de 7.5 millones de electores libremente (8.185 millones menos los 600 mil o más acarreados bajo coacción, que estima Felix Seijas en un sustentado reporte del 7-O[iii])
Nótese que no objeto el resultado final, ni creo que hubo fraude electrónico. Las maquinas funcionaron pulcramente Tampoco me he referido a elementos especulativos, ni al ventajismo publicitario, ni a las leyendas urbanas de los iraníes, chinos y multicedulados votando. Nada de eso es cuantificable con un mínimo de verosimilitud y todos pertenecen al reino del quizás. He preferido hacer las estimaciones con datos duros  Y con datos duros Chávez ganó porque tenía más votos. Chávez hubiera ganado aún sin la operación remolque y sin las triquiñuelas del tarjetón. Quizás entonces la victoria hubiera sido menos ¨perfecta¨, pero probablemente el chavismo democrático se sentiría mejor y más digno.
Esos quinientos mil votos de diferencia plasman con claridad que en nuestra sociedad existe un real equilibrio de fuerzas políticas. Un virtual empate. Toca entenderse y encontrar los consensos que nos unen Toca reconocer al otro: su fuerza y sus razones. Encontrarnos y reconciliarnos en nuestras diferencias. Amalgamarnos como sociedad A Los dos bloques de este país están obligados a entenderse.
Las elecciones regionales del 16D representan una muy buena oportunidad para restablecer el equilibrio de poderes en el país. ¿Habrá más ventajismo? Si ¿Habrá abuso de poder? Si ¿Será parcial el CNE? Si ¿Aún así podemos ganar 8 gobernaciones? Rotundamente SI.
Este CNE ha pecado por omisión, por hacerse la vista gorda con el ventajismo. Con las migraciones, el CNE pecó además por acción y hace todo lo posible por dejar en evidencia cada día que no es un ente imparcial. Podría hacerlo mucho mejor, sin duda. Recordemos, sin embargo, que este CNE es el producto de su escogencia cuando existía un parlamento monocromo. Ello pasó, justamente, cuando la oposición decidió dejar de participar políticamente producto de un desánimo colectivo como el que hoy embarga a muchos. No repitamos ese error…


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domingo, 28 de octubre de 2012


Periodismo que cambia el mundo




      Moisés Naim


El País

David Barboza dirige la oficina del The New York Times en Shanghai. Acaba de publicar un artículo de enorme importancia; de hecho hasta podría llegar a tener consecuencias directas para usted. Barboza escribe sobre la corrupción de los familiares de Wen Jiabao, el primer ministro chino. En principio, en esto no hay nada de nuevo. No pasa un día sin que en alguna parte del mundo estalle un escándalo de corrupción que involucre a políticos, gobernantes y sus cómplices en el sector privado. Y decir que en China hay corrupción es revelar lo obvio. Pero este artículo, y este escándalo, son distintos.
¿Cómo hablar de corrupción? Los reportajes sobre este tipo de escándalos suelen hacer mucho ruido, pero a menudo no están bien documentados y no llegan a nada. Las denuncias sin consecuencias crean gran frustración en el público y corrompen la lucha contra la corrupción. No es el caso del artículo de Barboza, quien ha realizado uno de los trabajos periodísticos mejor documentados y más rigurosos que he leído sobre el tema de la corrupción en las altas esferas. Se basa en datos confirmados por múltiples fuentes, evidencias imposibles de refutar, complejos análisis financieros auditados por contadores independientes contratados para garantizar la precisión del artículo, y un largo, arduo y evidentemente costoso trabajo de investigación periodística.
Es obvio que un artículo publicado fuera del país no va a hacer mella definitiva en la corrupción china. Pero es igualmente obvio que los dirigentes de ese país, que se creían hasta ahora protegidos por el sistema político, saben ya que en estos tiempos ni la impunidad ni la invisibilidad de la corrupción están garantizadas.
El buen periodismo vale… y cuesta. El gran artículo de Barboza no hubiese podido ser elaborado por un bloguero, o por una organización periodística que se limita a “agregar” —es decir, reproducir en la Red— el contenido de otros. Las redes sociales tampoco. El artículo requirió de la organización los recursos financieros y los altos estándares profesionales del The New York Times. Todo esto es muy costoso. Pero es lo que produce periodismo con valor social, y a nivel mundial. Internet y las tendencias que actualmente socavan la viabilidad financiera de los grandes medios de comunicación tienen mucho de imparable. Pero artículos como este del The New York Times ilustran de forma contundente cuánto nos empobreceríamos como humanidad si desaparecen las organizaciones capaces de producir contenidos objetivos, independientes y de alta calidad.
La Gran Muralla china ya no protege. En la antigüedad, la Gran Muralla no fue capaz de impedir que los mongoles invadieran China de vez en cuando. Y ahora tampoco. La gran cibermuralla que el Gobierno de Pekín ha erigido para censurar los contenidos que viajan por Internet tampoco puede garantizar que los chinos no se enteren de las revelaciones del artículo del The New York Times. El Gobierno bloqueó la página en inglés y en chino de ese periódico, así como el acceso a través de motores de búsqueda como Google y las redes sociales como Weibo, el equivalente chino de Twitter. Los miles de censores están ocupadísimos monitoreando y bloqueando la difusión de esta información. Pero la historia ya está en todos los medios de comunicación del mundo, en Internet, en redes sociales y eventualmente en boca de muchos en China. Las tecnologías medievales como la censura se enfrentan con gran desventaja a las tecnologías de la información de la era de la globalización. Seguramente, la censura hará que centenares de millones de chinos nunca se enteren de que la familia de su primer ministro acumuló una fortuna de 2.700 millones de dólares. Pero varios millones ya lo saben. Y en China eso antes no pasaba.
Las consecuencias para usted. China está pasando por tiempos difíciles. El crecimiento económico se está desacelerando. Las protestas callejeras por todo tipo de quejas se multiplican. El próximo 8 de noviembre comienza el Congreso del Partido Comunista Chino, liderado por su nuevo jefe, Xi Jinping, que en marzo será nombrado presidente. La transferencia de poder ha estado llena de tensiones y pugnas entre facciones rivales, incluyendo la defenestración de Bo Xilai, uno de los más influyentes líderes del partido. Las revelaciones del artículo del The New York Times van a nutrir estas pugnas. Por ahora nada indica que el cambio de poder en China vaya a afectar de manera grave la estabilidad política de ese país. Pero si eso sucede, la economía china sufrirá, lo cual a su vez agravará la crisis europea y afectará a los muchos países que dependen de la buena salud de la segunda economía del planeta.
Estoy en Twitter @moisesnaim


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ROUSSEAU RESUCITÓ



Anibal Romero

El llamado “Socialismo del siglo XXI” es un delirio que combina al cacique Guaicaipuro con Rockefeller. Por un lado, el Presidente Chávez exige que se acelere la Ley de Comunas, y asegura que en torno al Palacio de Miraflores “ya debería haber una Comuna”. De otro lado, sin embargo, el régimen se sustenta en el más grotesco populismo, en las dadivas a los pobres acompañadas del enriquecimiento sin límites de una voraz plutocracia, conocida como “boliburguesía”.
Ni sociólogos ni politólogos somos los indicados para diagnosticar la patología de nuestra sociedad. Esta es tarea para antropólogos y siquiatras. El problema es complejo, pues deriva de una fijación, por parte del propio jefe del Estado y líder de la “revolución”, con la imagen borrosa y obsesiva de una especie de sociedad primitiva, de un retorno a lo tribal, de un mundo sencillo de recolectores viviendo en armonía con una naturaleza impoluta.
Debemos armar el rompecabezas de propuestas seriamente formuladas por Chávez a lo largo de estos años, y recordar el trueque (plátanos por cebollas, por ejemplo), los gallineros verticales, la ruta de la empanada, los conucos o bohíos, las Comunas y la limpieza del río Guaire, entre otros elementos constitutivos de la feliz y utópica Arcadia que, en medio de sus diatribas, agresiones e insultos, pareciera invadir los sueños presidenciales.
En esa idílica sociedad, sin dinero ni conflictos, las dóciles y laboriosas mujeres irían (cabe imaginarlo) a lavar las ropas de la familia en las prístinas aguas del Guaire, en tanto los rústicos pero purificados “hombres nuevos” se ocuparían de labrar los campos e intercambiar sus humildes pero nutritivos productos, todo ello por supuesto sin la intervención de los condenables egoísmos capitalistas y las nefastas influencias de la cultura imperial.
Cuando se realicen, más adelante, investigaciones acerca del extraño delirio que mueve a la sociedad venezolana estos tiempos, será indispensable analizar este aspecto, que nos lleva a los terrenos de los mitos de origen, del realismo mágico, de los instintos profundos de carácter tribal heredados de nuestros milenarios ancestros, cuando la especie humana vagaba por inmensos espacios en grupos reducidos, intentando explicarse el sentido de su orfandad cósmica.
Resulta imposible comprender a Chávez sin tomar en cuenta ese sueño arcaico, su obsesión comunal, y su incapacidad autocrítica para captar la verdad, dolorosa y corrupta, de su “revolución” boliburguesa. Todo esto pertenece a los dominios de la psicología profunda y la literatura, de lo que parece intangible pero nos dirige hacia las motivaciones fundamentales de ciertos procesos históricos.
En ese orden de ideas, debo corregirme y decir que sí existe espacio para la intervención de los teóricos políticos en el proceso de análisis de la utopía comunal. 
Es patente la huella de los dislates de Rousseau en todo esto. No afirmo que el Presidente sea un experto en los vericuetos del Contrato social. No lo sé. Pero la influencia de Rousseau es muy amplia y etérea. Hasta la febril mente de Bolívar generó quimeras, a raíz de las ofuscaciones y extravíos del ginebrino. Y Chávez los repite a su manera, sin percatarse de que la utopía rousseauniana estaba concebida para una ciudad de Ginebra con seis mil habitantes.
Las Comunas del Presidente Chávez pertenecen a una muy arraigada tradición del pensamiento político; son una mezcla de anarquismo regulado con primitivismo económico. América Latina no se entiende sin tales regresiones al pasado remoto, y Chávez tampoco.

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            SABER PERDER / SABER GANAR


Alberto Barrera Tyszka


Una cosa es que el proceso tenga vicios y otra cosa muy distinta es pensar que Chávez no tiene votos
Una señora indignadísima me manda un correo y me pide, me exige más bien, que escriba sobre EL TEMA.  Así. En mayúsculas. Porque no hay nada que pueda ocupar este domingo sino EL TEMA. Así. Como una piedra atorada en el idioma. “Tiene que escribir sobre esto”, insiste. Y cita a Rafael Poleo. Y comenta de Ledezma. Y menciona una primera página de este diario (“¡el periódico donde usted escribe!”, me advierte, con tono admonitorio). Y también habla de muchos expertos, muy matemáticos todos; y de no sé cuántos analistas, muy analíticos todos. Y EL TEMA por supuesto es el fraude. Y la señora está segura, tan segura, tan genuina y sinceramente segura.
Y también está molesta. Y está asustada. El país de pronto se le ha convertido en una telenovela de terror de bajo presupuesto. Todos los días tiene un absurdo nuevo. Todos los días busca o huye de un crimen que nunca termina de aparecer.
No sé si a esta señora indignadísima le vayan a agradar estas líneas. Quizás, incluso, no quiera llegar al final. Siempre es mucho más halagador pensar que nos estafaron que aceptar que no ganamos. En su novela La velocidad de la luz, el escritor español Javier Cercas ofrece un parlamento tan resplandeciente como demoledor: “Encontrar culpables es muy fácil; lo difícil es aceptar que no los hay”.
Tengo que apurarme antes de que algunas pupilas pasen sus aspas sobre estas letras: no estoy diciendo que el proceso electoral fue limpio y equilibrado, que el CNE no permitió que el candidato oficial actuara con grosero ventajismo, que el Gobierno no utilizó ­de manera descarada­ los recursos del Estado a su favor. Creo que todos esos factores se dieron, que forman parte de un ejercicio perverso del poder, pero que no son lo suficientemente determinantes para invocar un fraude, para pensar que a la oposición le robaron un triunfo. Una cosa es que el proceso tenga vicios y otra cosa muy distinta es pensar que Chávez no tiene votos.
Yo sigo creyendo que jamás la oposición había hecho tan bien su trabajo. Logró la unidad. Se desmarcó en lo posible de la polarización. Presentó un proyecto de país alternativo.
Construyó una nueva identidad, con mucho más sentido popular, policlasista. Propuso un liderazgo radicalmente distinto. Obligó a Chávez a moverse, a cambiar de estrategia, a hablar de un país que el Presidente no tenía en su discurso… Pero aun así, aun con todo esto, todavía no consiguió convertirse en una mayoría contundente. Por ahora.
Porque la oposición también tiene su “por ahora”. Y porque desde ese “por ahora” debe hablarle al país, combatir, seguir creciendo.
Del otro lado, la dirigencia oficialista, lamentablemente, repite sus errores. No entiende y no acepta la lógica de la democracia. Sigue sin comprender que ganar no significa someter al otro. Las elecciones nunca fueron una batalla perfecta porque la vida en sociedad no es una guerra. Y una victoria electoral no tiene como premio la dominación total de los demás y la ocupación de sus territorios. El país no votó por el Estado Comunal. La mayoría de los venezolanos votó por un Chávez que pidió perdón y dijo que no iba a fallar más. Por un Chávez que prometió ocuparse de los problemas reales de la gente y hacer un mejor gobierno. Por un Chávez que satanizó a la oposición y aseguró que sólo él garantizaba billetes y bienestar.
Si el Gobierno no entiende eso, tarde o temprano transformará su victoria en derrota.
Tras el clásico estornudo de la reconciliación y del diálogo, el poder volvió a ser el mismo. Un artículo escrito por Roberto Hernández Montoya ­y leído luego públicamente por el Presidente­ retrata muy bien esta ceguera. Hernández pretende dirigirse a “opositores inteligentes” pero su texto es una gran tontería sin un solo argumento. Igual que la dama histérica que cree que quienes votan por Chávez son unos pobres manipulados, Hernández supone que los seis millones y medio que votamos por Capriles somos unos idiotas, engañados y confundidos.
También hay que saber ganar.
También hay que saber leer las victorias.
En la convivencia democrática, perder y ganar se conjugan de otra forma. No son mecanismos de exclusión. No implican la eliminación del otro.
Son experiencias que pueden cambiar, que pueden incluso alternarse. Aquí nadie va a poder avanzar sin contar con el otro, sin inventar formas activas y respetuosas de integración. Lo que está en juego, en definitiva, es ese plural que llamamos país. “Un fracaso no se improvisa”, decía Joan Fuster. Saber perder, saber ganar.
Aprender a mirarnos, a aceptarnos, a negociar. Quizás todavía estamos a tiempo de evitar que el futuro de todos sea un gran fracaso.

abarrera60@gmail.com


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EL LOBO  LA RESISTENCIA



  Tulio Hernandez


No hay que advertir más que por ahí viene. Porque ya llegó. El lobo está instalado entre nosotros. Lo que nos temíamos como una posibilidad futura, la instauración de un modelo político autoritario, ha ocurrido frente a nuestros ojos. Sólo que el modelo no era un calco del cubano. Ni tampoco del de una dictadura militar convencional. Es otra cosa.  A pesar del número elevado de expropiaciones, estatizaciones e invasiones, la propiedad privada subsiste. Y la economía de mercado también. Pero de una manera anómala. Con el Estado convertido cada vez más en el gran propietario, la entrega a China de una buena tajada de la economía nacional y a empresas extranjeras: brasileñas, iraníes, bielorrusas y chinas de las grandes obras estatales reforzando el propósito de reducir al máximo el gran capital nacional.
A pesar del cierre de televisoras, como RCTV, y de la neutralización forzosa de otros canales comerciales, aún quedan medios privados y en la prensa escrita algunos todavía podemos decir lo que pensamos sin censura previa. Pero el país es secuestrado audiovisualmente por la frecuencia de las cadenas radioeléctricas del Presidente junto con el más descomunal aparato de comunicación política que haya tenido gobierno alguno en América Latina, con cada vez más radios y televisoras adquiridos por grupos asociados al proyecto rojo, ya en condición de nuevos empresarios, ya de grupos comunitarios, mientras las cuotas de publicidad pública son utilizadas como instrumento de premio o castigo oficial.
Hay presos políticos, pero el Gobierno se encarga estratégicamente de negar su existencia. Muchos venezolanos han tenido que irse de Venezuela huyendo de un sistema judicial que cumple como perro de caza las órdenes del Jefe Único, pero el Gobierno repite una y otra vez que en Venezuela no hay exiliados.
Es cierto que hay elecciones libres, pero todos sabemos que la composición de la institución electoral la hacen parte sesgada del aparato oficial, que el Estado en pleno ha sido convertido en un gigantesco aparato proselitista para ganar elecciones y que el ventajismo y el abuso de poder oficialista alcanzan su punto más impúdico en el uso abiertamente pesuvista de los medios estatales.
El coctel se completa con tres ingredientes más. La eliminación sistemática, ya sin regreso, de la autonomía de los poderes públicos que ha dejado a la sociedad absolutamente indefensa ante el Estado. La conversión de las misiones en eficientes aparatos de control social que hace de sus millones de beneficiarios, los ciudadanos con menos recursos, un grupo humano también secuestrado que paga con votos obligados y supervisados los favores recibidos. Y, por último, el insaciable culto a la personalidad del Jefe Único que convierte su imagen en figura omnipresente y omnisciente, se instala en la psique colectiva y toma todas las decisiones importantes del país.
Es lo que somos, una nación secuestrada. Pero con seis millones y medio de personas, cerca de la mitad del país, que resisten, mantienen con vida la democracia asfixiada, y se han negado, y se seguirán negando, a aceptar resignadamente el modelo y la ideología autoritaria que su implantación supone.
A ese grupo y sus organizaciones políticas, sindicales y gremiales ahora les corresponde resolver un dilema, dejar de comportarse como si las reglas del juego se cumplieran y se estuviese en una democracia.
Pero hacerlo sin abandonar el juego democrático. Dicho de otra manera, aprender a jugar póker con alguien que juega con las cartas marcadas.
Por ahora no nos queda otro recurso. Tendremos que votar, resistir y exigir que se cumpla la Constitución. Pero sabemos que vamos con el mismo CNE. Los triunfos del 2-D y de las elecciones parlamentarias y regionales anteriores nos dicen que podemos aprovechar los resquicios que el modelo aún nos permite sin abandonar ningún espacio ni ningún derecho político. Pero, desde ya, tenemos que imaginar nuevas maneras de hacer política, porque está claro que, aunque hemos ganado fuerza, las que hemos usado hasta ahora tienen un techo y una limitación.
Grande, costosa y dolorosa.
hernandezmontenegro@cantv.net

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Los antichavistas chavistas


     Enrique Viloria V.
¡Cuánta razón tiene Miss Jane Marple – la protagonista alternativa junto con Hércules Poirot de las novelas negras de Agatha Christie – sobre la esencia de la naturaleza humana! La detective aficionada resuelve los más disímiles asesinatos utilizando su profundo conocimiento del lado negativo de la naturaleza humana. De estar en Venezuela, Miss Marple – con base de sus experiencias sobre el lado oscuro de la esencia humana – ya se habría percatado de la existencia de unos nuevos actores políticos: los antichavistas chavistas.
En efecto, es que a un menos de un mes de haberse realizado las elecciones presidenciales, ya ha surgido una nueva secta política que se caracteriza por decir y afirmar todo lo contrario de lo que afirmaba y decía poco tiempo atrás.
Estos nuevos actores de la política se han dado a la tarea de descalificar todo lo que hasta hace poco era meritorio, loable, excelso, admirable, egregio, digno pues del mayor reconocimiento nacional e internacional.
Fruto de esos giros estruendosos e interesados vuelcos de la naturaleza humana ahora mi tocayo con H – Capriles – es un verdadero majunche, un ingenuo, un venaíto, un incauto, un indiscutible y candoroso nerd, que no ha debido nunca ser el candidato presidencial de la oposición. Muchos de estos antichavistas chavistas llegan incluso a felicitarse porque Capriles no ganó, argumentan que lo complejo de la realidad nacional habría puesto de manifiesto la oculta incapacidad del párvulo Presidente electo, y que es mejor que el país se siga hundiendo por 6 largos años más, y darle tiempo así al muchachito para que madure, y aprenda a hablar y a gobernar, si es que es reelecto en Miranda.
Sin embargo, hasta el 6 de octubre, el hoy vilipendiado candidato Capriles, era todo lo contrario: un héroe, un saltador de obstáculos, un semidios, el único venezolano capaz de derrotar al candidato del gobierno, en fin, el muchacho de la película, cuarto bate y novio de la madrina.
Lo mismo ocurre con la MUD y con Ramón Guillermo Aveledo. Hasta hace menos de un mes ambos merecían todo el aprecio y la consideración de los venezolanos, menos de los chavistas por supuesto. Hoy, nuestros antichavistas chavistas se suman a la descalificación de la Mesa y de su secretario, endilgándoles una falta de conocimiento de la realidad nacional, de olfato político, de entreguismo traidor, que le permitió al inocente gobierno darnos una merecida paliza el 7 / 10.
El Comando Venezuela tampoco se salva: la exaltada campaña sin insultos, sin señalar al oponente por su nombre y apellido, casa por casa, pueblo por pueblo, kilo por kilo del candidato flaquito, sudor por sudor de los dirigentes que lo acompañaron, es ahora un incomprensible error. Se dejaron meter medio chuzo y fueron incapaces de denunciar el ventajismo que todos los venezolanos sabemos que acompaña a un gobierno que no cree en nada ni en nadie, al que la ética pública, la moral ciudadana, la honestidad y la integridad le importan un bledo a la hora de hacer uso de los fondos, de las instalaciones de los recursos y hasta de los propios empleados públicos para alcanzar los objetivos electorales. De esta forma, Armando Briquet es ahora conocido como armando fraude.
¡No se salva nadie pues del furor de nuestros antichavistas chavistas! ni los abnegados testigos de mesa, culpables indiscutibles de la debacle opositora, por que a su ineptitud, a su ignorancia, a su indiferencia, en fin, a su entreguismo en las mesas electorales, se debe el millón de votos que nos metieron suciamente por el buche.
En fin, ahí están nuestros antichavistas chavistas, disfrazados de políticos empantuflados de la IV república, de analistas electorales de nuevo cuño, de columnistas anarquistas que nunca creyeron en nada, de amas de casa sin oficio, de opinadores mediáticos en busca de sus 5 minutos de gloria en la TV de la oposición, de apoltronados creadores de opinión que doctos y suficientes, desde Madrid, Washington, Nueva York o Paris, aconsejan lo que ha debido hacerse y critican acerbamente a los que están haciendo patria en la propia patria.
¡Mil felicitaciones a nuestros antichavistas chavistas de parte del Comando Carabobo!


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JUAN MIJARES: "Debemos insistir en el contacto directo para esta campaña"

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ROBERTO GIUSTI , JUAN MIJARES , EX-GERENTE COMANDO VENEZUELA |  
EL UNIVERSAL
domingo 28 de octubre de 2012 
Gerente de la Campaña del Comando Venezuela, Juan Mijares aun no termina de desprenderse de su responsabilidad, que incluyó 18 arduos días dedicados, junto con un equipo de técnicos, a elaborar un informe sobre el papel jugado por la Unidad Democrática y los partidos que la componen, en defensa del voto por Henrique Capriles. 

-Ustedes manifestaron el viernes pasado las imposibilidad de un fraude el 7-O, más allá del ventajismo y de la parcialización del CNE. Pero si no hubo fraude, la derrota es sin atenuantes. ¿En qué fallaron? 

-No es que señalemos como imposible un fraude. Decimos, sí, que no es posible sin que nos demos cuenta. Es otras palabras, no pudieron hacer una trampa tan relevante como para pensar que los resultados no fueron lo que son. 

-En otras palabras, no hubo fraude porque no pudieron hacerlo. 

-En todo proceso electoral, manual o automático, es posible que alguien pueda manipular las votaciones si el otro se lo permite o no se da cuenta. Y nosotros tomamos las previsiones para garantizar el respeto a la voluntad popular. 

-¿Quiere decir eso que en elecciones anteriores, donde no se cubrió la totalidad de las mesas (sólo un 70%), hubo fraude? 

--En ese 30% pudo haber, no digo fraude, sino vivezas de algunos adversarios que, ante la ausencia de nuestros representantes en las mesas, usurparon la decisión de quienes no acudieron a votar. 

-En todo caso, ¿si Chávez ganó sin fraude, en qué fallaron ustedes? 

-Para ganar necesitábamos 7 millones y medio de votos en un escenario con 20% de abstención y un aumento del registro electoral. Partíamos de 5 millones y medio de votos (los que conseguimos en el 2010) y por tanto requeríamos dos millones de votos. De esa cantidad conseguimos un millón. Eso nos lleva a los 6 millones y medio de votos que resultó la cifra obtenida. Es decir, nos faltó un millón de votos. 

-Ese millón que faltó había que arrancárselos a los abstencionistas y al chavismo. 

-Estaba entre los abstencionistas y había que cautivar a una parte del chavismo. Eso, en parte, no lo conseguimos. Muchos venezolanos viven en unas condiciones que les hace difícil optar por la opción que probablemente quisieran y aceptan al oficialismo para evitar lo que creen puede ser la pérdida de... 

-Las políticas sociales. 

-Las políticas sociales, eventualmente. Y el gran reto está en convencer a los venezolanos de que con la alternativa democrática no sólo tendrán esas mismas condiciones sino en mejor y mayor medida. 

-¿Por qué la gente habría de preferir, en materia de políticas sociales, a la copia, si tiene el original? 

-No..no. El mensaje de Henrique Capriles logró cautivar a una parte importante de la población. La gente se atrevió a soñar con un país diferente, que los incluya a todos. Eso sigue siendo válido y es el camino que debemos continuar transitando. Parte de las cosas que debemos entender es cómo segmentos de la población han conquistado unos derechos en la era de Chávez. Nosotros debemos asegurar su continuidad, con la necesaria modificación estructural, para que vayan más allá de unas misiones eventuales. 

-Ustedes sostuvieron, sobre todo en los últimos días, que los números estaban muy parejos. ¿Lo hicieron porque creyeron que era así o porque no querían desilusionar a los adherentes? 

- Sosteníamos la meta de los 7 millones y medio en un escenario de alta participación. 

-Pero, ¿se equivocaron sus encuestas? 

-En los últimos días, cuando ya no se podía publicar resultados, la mayoría de las encuestas advertían cómo la brecha se había cerrado, incluyendo una que no publica sus números (se dijo que era Datos) y daba ventaja a Capriles. Otra (Datanálisis) llegó a a formular escenarios, para sus clientes privados, donde la brecha estaba cerrada. E incluso IVAD señalaba que se estaba cerrando. Sin embargo, cinco meses antes la mayoría de las encuestas daban a Chávez ventajas que oscilaban entre los 8 y los 25 puntos. Como he dicho, eso se fue cerrando y nosotros llegamos a pensar que íbamos camino del triunfo. 

-Ya se ha hablado del ventajismo del oficialismo y de la complicidad del CNE. Pero, ¿cómo evitar que se reproduzca el mismo esquema en el proceso hacia el 16 de diciembre? 

-Debemos tener conciencia de la ventaja comparativa que tiene el adversario sobre nosotros Por eso debemos, en principio, cautivar a una parte de la población que aún vota por el oficialismo y luego superar la forma abusiva que maneja la campaña electoral. 

-¿De qué manera? 

-Acudiendo a la vieja forma de hacer política: el contacto directo. Relacionarse directamente con la población. 

-¿No fue eso lo que hizo el candidato? 

-Precisamente, En los sitios que visitó Henrique se establecieron vínculos afectivos y orgánicos con la alternativa democrática. Hay gente que quedó convencida de esta opción y continuará trabajando con nosotros. Eso explica el millón de votos adicionales que conquistamos respecto a las elecciones anteriores. 

-¿En qué segmento de la población se centro una candidatura que, a juicio de algunos observadores, se acercó más a la clase media que a otros sectores? 

-El acercamiento fundamental se dio en los sectores más depauperados, en los jóvenes (18 a 34 años), en las mujeres, en los beneficiarios de las misiones. Allí estaba el núcleo de los votos necesarios para llegar al número planteado de los 7 millones y medio. Y allí debemos seguir incidiendo. 

-¿Se está trabajando en ese propósito con miras a las elecciones de gobernadores? 

-Yo formo parte del apoyo técnico para la Mesa de la Unidad en la definición de sus estrategias electorales y planificación. Y estamos trabajando en eso. La conclusión del informe presentado al país sobre los resultados del 7-O forma parte la evaluación realizada para establecer los correctivos y aprender de la experiencia. 

-¿Qué tipo de correctivos deben aplicarse? 

-Lo más eficaz, desde la perspectiva política y electoral, es lo que ya te decía: el cara a cara, el casa por casa, el relacionarse con la gente. Ahí se establece un vínculo más sólido que el que puede generarse a través de contactos más fríos y volátiles como los de tipo mediático. Luego está la organización en defensa del voto, que es uno de los avances más importantes. Nosotros logramos presencia en la totalidad de las mesas (el 99.3%) y eso significa la existencia de una red y una logística que llega hasta los puntos más recónditos del país. Eso contrasta con el 70% de presencia en las mesas que cristalizó en el 2010. Pero fue enorme el esfuerzo organizativo de los partidos alrededor del Comando Venezuela y de la Mesa de la Unidad. De manera que todos esos logros deben preservarse con miras al 16 de diciembre y de ahí en adelante. 

-De esa respuesta se deduce que la estrategia debe seguir siendo la misma que se desarrolló en la campaña electoral. 

-La estrategia, básicamente, debe ser la de seguir participando en las elecciones. 

-Pero, ¿no hay fallas en la estrategia, en la organización, en el mensaje? 

-Debemos profundizar en los aciertos que la experiencia nos indica. Por eso insisto en la necesidad de relacionarse con un elector que, sobre todo, es un venezolano, un ser humano con cuyas necesidades y anhelos hay que solidarizarse, comprometerse. Debemos vincularnos con la realidad política que vive y entender como ayudarle a superar sus problemas. Es la vieja forma de hacer política. 

-¿Tomó Capriles una decisiòn acertada al optar por la reelección como gobernador de Miranda? 

-Capriles consolidó un liderazgo en el proceso electoral, es nuestro mejor candidato a la gobernación de Miranda y garantía de continuidad de su propia gestión. 

-¿No es demasiado riesgo poner en peligro todo lo que logró el 7 de octubre? ¿No se perdería un líder nacional en caso de una derrota? 

-Es cierto, en el supuesto que perdiese. Pero en la política se toman riesgos, los dirigentes deben hacerlo y Henrique también lo ha hecho. Está asumiendo un compromiso que estriba en desterrar la posibilidad de que los mirandinos caigan, de nuevo en manos del oficialismo. Eso hay que reconocerlo.

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