domingo, 21 de abril de 2013


ENTREVISTA A Mireya Lozada, Coordinadora Psicología Política UCV

"La confrontación no es posible de mantener psicológicamente"




ENDER MARCANO , 
|  EL UNIVERSAL
En la última década mucho se ha hablado de la polarización en Venezuela, pero los datos arrojados en la elección presidencial de hace una semana son más tajantes que nunca: el país está dividido a la mitad. 

La madurez cívica, política y alta participación de los ciudadanos que acudieron a las urnas parece dejar claro que más allá de ideologías el venezolano quiere ciertos cambios, cambios que atiendan sus principales necesidades. Y para ello es necesario dejar atrás la confrontación y abrir la puerta al diálogo.

Mireya Lozada, coordinadora de la Unidad de Psicología Política de la Universidad Central de Venezuela, considera que en este momento urge un diálogo político en torno a los principales problemas del país. "Debe ser una discusión, debate, encuentro que esté destinado a buscar las herramientas para encontrar democrática y pacíficamente la solución de los grandes problemas que confronta Venezuela".

-¿Cómo debe ser ese diálogo en la Venezuela actual?

-Exige el reconocimiento mutuo de los actores y de los distintos sectores que hacen vida en el país. No es posible negar a 7 millones y 300 mil personas que disienten de la propuesta gubernamental, ni tampoco considerarlos enemigos de la Patria, mientras se les conculcan sus derechos morales y civiles. Sin este diálogo el país no puede avanzar.

No es sólo tolerar al que piensa diferente, sino desarrollar una acción colectiva desde el punto de vista social y económico que aborde esos problemas urgentes. La dinámica de confrontación y de la polarización estanca, silencia, en distintos grados y en distintos ámbitos, los procesos de resolución de esas problemáticas.

-¿Por qué después de tanto tiempo la polarización se mantiene?

-La polarización ha constituido un eficaz mecanismo de control social y político, donde un grupo llama a despreciar al grupo contrario, al que no se ve como adversario político sino como enemigo. Aún cuando este proceso ha resultado y ha dado rédito político, resulta difícil de sostener. Ya vamos viendo las consecuencias de esta fractura y confrontación entre distintos niveles sociales en la vida pública. De allí la urgencia de propiciar el diálogo entre grupos políticos enfrentados, no solamente para reconocer y respetar diferencias, sino la necesidad de generar mecanismos de mediación, diálogos para resolver los problemas que enfrentamos.

-¿Pero aún se puede mantener esta polarización?

-La polarización no es posible mantenerla. Es necesario rechazar la institucionalización del odio social, utilizando los recursos y medios de comunicación públicos. Los actores políticos tienen que rechazar la utilización del miedo, la amenaza, como un arma política para amedrentar, para incitar a la confrontación pueblo contra pueblo. Ha habido un uso político electoral de la violencia, se han exacerbado las emociones y se les utiliza políticamente, y se están subestimando las posibilidades del desborde social que puede llevar a confrontación de distintos sectores.

-En la última semana en el discurso oficial ha habido llamados a la paz... 

-Pero esta paz no es boba. No debe ser sólo discursiva para mantener un orden. Utilizada mediáticamente sin expresiones concretas en la acción, sin diálogo, discusión, búsqueda de soluciones compartidas. Si la paz no tiene una proposición en ninguno de los espacios, y en ocasiones al contrario se le niega, como lo que ocurrió en la Asamblea Nacional (... ) ella está siendo negada (la paz) y eso tiene un riesgo muy alto. Se está forzando la barrera del nivel de tolerancia, respeto al ordenamiento legal de los sectores sociales que están siendo negados, porque las reacciones colectivas dan cuenta de que hay un momento que los diques de contención de la sociedad se rompen. El país ha perdido la paciencia, está indignado y está necesitado de respuestas ante sus problemas cotidianos.

-Pero mientras el Gobierno llama a la paz, también descalifica. ¿No hay un doble discurso?

-Hay por una parte un llamado a la paz y al diálogo, pero paralelamente hay unas acciones y un discurso que convocan a la confrontación. Esas dos direcciones opuestas no favorecen un diálogo. Es urgente un diálogo político, la ciudadanía tiene que convocarlo.

-¿Las personas notan esas contradicciones entre acción y discurso?

-Esa contradicción es percibida por ciertos sectores. Creo que los actores políticos tienen que escucharlo, pero aunque los actores no presten atención a las necesidades urgentes, la población venezolana va a seguir insistiendo en esta demanda porque la conflictividad, la confrontación y el desconocimiento no van a resolver los problemas que enfrenta la población. Si los actores políticos no logran establecer ese diálogo, el significado de los acontecimientos, la población tiene organizaciones, grupos, gente, formas, una historia común para negociar, discrepar, marcar ruta y ensayar proyectos de cambio y resolución de problemas. Tenemos que incentivar esa acción colectiva.

-¿Dentro de la incertidumbre y tensión actual, cómo debe ser la actuación de los poderes públicos?

-Los poderes públicos tienen que apegarse a lo que es el ordenamiento legal y los Derechos Constitucionales que asisten a toda la ciudadanía. Deben dar respuesta a esos derechos, demandas. Esa es su tarea, en aras de lo que es su función como órgano del poder público y en aras de la paz, el país y el reconocimiento de las diversidades de las posiciones políticas que existen en el país. Abogar por la defensa de una sola parte de la población está negando el respeto al resto.

-¿La actitud de la oposición al no reconocer los resultados electorales no puede tomarse como una piedra de traba al diálogo?

- La exigencia de la oposición es un derecho ciudadano. Tiene que ser respondido por las instituciones y no puede ser utilizado para estar satanizando a los sectores que disienten de esos actos irregulares en las elecciones. La exigencia de los Derechos de la Ciudadanía, contemplados a nivel institucional, no es un cuestionamiento al diálogo; al contrario. La solicitud ante el CNE está prevista en la normativa electoral, y la protesta pacífica es un Derecho Humano consagrado en la Constitución. En ese sentido esta exigencia no puede ser vista como un impedimento al diálogo. No se puede criminalizar ni satanizar esa protesta.

-¿Cómo analiza el discurso de Henrique Capriles durante esta semana?

-El deslinde de los grupos radicales y un discurso público rechazando las acciones de violencia y la defensa de espacios y acciones de reclamo de derechos de forma pacífica y democrática es importante. Creo que es necesario.

-¿Cuál debe ser el papel de los medios?

-Los medios deben cuidar los discursos para evitar que siga expresándose esa violencia. Es necesario no sólo hacer visible un discurso de los líderes que se deslinden de los radicales. Es necesario trabajar en los distintos sectores sociales, para desactivar y empezar a reconstruir la fractura del tejido social que ha sido afectada por el efecto de la polarización. Proporcionar un tratamiento más plural de las posiciones de los distintos sectores respecto al conflicto, públicos y privados

-Fuera de la vocería política, ¿cómo puede hacer la sociedad para enfrentar estos momentos de alta polarización, para promover el diálogo?

-En los sectores sociales, políticos, incluso en niveles medios del Gobierno, se apoya la necesidad de esa discusión, ese debate que no puede seguir silenciándose. Esa necesidad de escuchar está pujando y dándose de todas formas, independientemente de lo que los actores políticos hagan o no. Psicológicamente, la fractura y confrontación no son posibles de mantener indefinidamente.

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