CARLOS MACHADO ALLISON |
EL UNIVERSAL
Estudios y análisis sobre la realidad educativa de Venezuela apuntan hacia una desgracia nacional que abatirá aún más nuestra maltrecha economía, competitividad y capacidad para reducir la pobreza. Un sistema educativo deficiente tiene impacto sobre la calidad de la vida de los ciudadanos, afecta la posibilidad de tener un sistema de salud eficaz, servicios públicos modernos y, como si fuera poco las deficiencias en la educación se reflejarán luego en docentes menos capacitados, gobernantes ignorantes e instituciones lamentables que configuran eso que llaman un país fallido.
Los maestros y profesores venezolanos están mal pagados y no gozan del deseable prestigio social. De allí que es frecuente que muchos aspirantes a la profesión de educar tampoco poseen las mejores credenciales de ingreso. Luego serán sistemáticamente maltratados: (a) poco más de la mitad son titulares de sus cargos, la mayoría son interinos; (b) apenas un 70% de las escuelas cuentan con un Director o Subdirector; (c) con frecuencia los alumnos son "eximidos" en física, química, matemáticas o biología por falta de profesores en esas áreas; (d) el tráfico de drogas es intenso en muchas escuelas y liceos; (e) existen graves problemas en la instrucción de valores y conductas; (f) los nuevos textos oficiales poseen fallas técnicas, están preñados de falsificaciones de la historia y tienen un sesgo ideológico que viola la Constitución; (g) la infraestructura física con frecuencia es lamentable y (h) los programas de alimentación escolar muestran inexplicables altibajos con un enorme impacto negativo sobre las familias más pobres.
En las universidades el estrangulamiento económico ha deteriorado las bibliotecas, laboratorios, aulas, instalaciones deportivas, edificios y jardines. La remuneración de los profesores es una de las más bajas del mundo. El resultado obvio es la fuga de talento y para muestra un botón: más de 250 docentes-investigadores de la USB se han retirado en los últimos años. La UCV no tiene recursos para sustituir a quienes se jubilan. La enorme inversión efectuada en el pasado por los Consejos de Desarrollo, el Conicit y Mariscal de Ayacucho para formar venezolanos a nivel de Maestría y Doctorado, está siendo aprovechada por España, Italia, México, Colombia, Chile, Panamá, Canadá, Australia y Estados Unidos. Más de 1 millón de venezolanos han emigrado en los últimos años y una proporción elevada poseen título universitario, maestría o doctorado. En Estados Unidos las estadísticas indican que los inmigrantes venezolanos tienen el mayor nivel educativo.
Ahora Ecuador se suma a la lista de los capturadores de talento al ofrecer alrededor de 5.000 dólares de sueldo a docentes-investigadores de universidades venezolanas. Esos dólares se podrán permutar a la tasa libre y equivalen a 350.000 bolívares, mientras que un profesor titular con doctorado tiene un sueldo de 16.000 (230 dólares) y el que se inicia en la docencia apenas percibe el salario mínimo. Adiós educación, adiós al país cuyas fundaciones están descompuestas y los talentos en fuga.
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