JULIO BORGES |
EL UNIVERSAL
El caos económico generado por Nicolás Maduro y su combo sigue profundizándose, el paquetazo rojo continúa generando estragos por la devaluación, aumentos descontrolados de precios y la escasez reinante. Aunque intenten buscar mil excusas con las "guarimbas" de los meses pasados y la supuesta "guerra económica", definitivamente la única guerra que existe es contra el estómago de los venezolanos. La inflación galopante ha sido determinante para que casi 2 millones de venezolanos cayeran en la pobreza en apenas un año, para totalizar lamentablemente más de 9 millones de pobres, de los cuales casi 3 millones ni siquiera les alcanza para comer completo.
Pero el rotundo fracaso de la gestión de Maduro queda al descubierto al revisar la inflación de los alimentos desde diciembre 2012 cuando se "encargó" del Gobierno. En apenas año y medio los alimentos aumentaron un insólito 139%, un récord en nuestra historia. Lo que gasta ahora en un mes una familia venezolana para comprar sus alimentos alcanzaba para 5 años completos cuando se inició este modelo que ha destruido la producción nacional.
Y los aumentos no paran, en estas cifras todavía no están reflejados los aumentos recientes del papel higiénico que hasta triplicó su precio, ni el aumento previsto para la electricidad en los próximos días, y ya anunciaron que aumentarán los precios de la leche y la carne de res. La nueva modalidad del Gobierno ante la escasez reinante es aumentar de forma insólita los precios de los productos más escasos dejando supuestamente algunos renglones con aumentos menores que al final se traduce en productos que no conseguirán por ningún lado, pero el régimen jura que los venezolanos se comerán el cuento de unos precios "regulados" que nunca verán en los anaqueles.
Y ante el incremento de la pobreza es importante reiterar la urgencia de un aumento general de sueldos y salarios para intentar paliar en algo la inflación desatada, llevar el Salario Mínimo a 5.000 bolívares por lo menos, se dupliquen los cestaticket y se otorgue ese beneficio a nuestros jubilados y pensionados, así como a las familias que sufren pobreza extrema. En un momento tan crítico por este desastre económico lo justo es que el Gobierno se apriete el cinturón y no sea de nuevo el pueblo quien pague los platos rotos.
@JulioBorges
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