domingo, 29 de junio de 2014

LA MULTIPLICACIÓN DE LOS ESCUÁLIDOS

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Alberto Barrera Tyszka

Estimado camarada vicepresidente del partido:
Le escribo esta carta porque vengo llegando de una reunión, participativa y socialista, de militantes del glorioso PSUV de diversas comunidades del municipio Lima Blanco del estado Cojedes. La reunión estuvo presidida por el compañero Efrén Jiménez, representante de la parroquia La Aguadita, hasta que se vio obligado a retirarse, ya que le avisaron que había llegado Diovan a la farmacia. Su comadre Esther había quedado en guardarle un puesto en la cola pero, como ya eran las 6:00 de la tarde, y a esa hora llega el agua, no pudo seguir haciéndole el quite. Le cuento esto porque no quiero que usted crea que le estoy dando una egoísta y traidora zancadilla al compañero Jiménez. Para nada. Cuando él se fue se decidió, de manera participativa y socialista, que el encuentro fuera coordinado por mi persona. A continuación le cuento lo sucedido.
Desde el inicio, había un mal ambiente, como una pugna, una tensión en el aire. Perdimos más de una hora porque el representante de Las Queseras llegó diciendo que tenía información fidedigna de que el excompañero Giordani estaba financiado por la CIA, que se había asociado a una empresa con Eva Golinger quien, a su vez, era amante de Diego Arria. 
Como usted comprenderá, inmediatamente se formó un revuelo. Una muchacha que viene de los lados de Macapo saltó a protestar. Ella dijo que todo eso era mentira y que las críticas que se estaban haciendo eran la verdad. Y expresó en voz firme y clara: “¿Cómo un gobierno que encarcela a algunos dirigentes estudiantiles de izquierda y protege a empresarios corruptos puede llamarse revolucionario?”. Y encima agregó: “¡Esta vaina es un refrito de lo peor de la cuarta república!”. (Se lo pongo entre comillas para subrayar que eso lo está diciendo ella, no yo. La compañera se llama Zuleyma Montero. Vive en el # 6 de la vereda 8 del pueblo de Jiraco).
Eran las 9:00 de la noche y todavía estábamos discutiendo. Nadie quería ceder en nada y cada vez, de manera participativa y socialista, había más gritos y más peleas. El representante de Cunabichero recordó que Nicolás Maduro era el hijo de Chávez, que era Pueblo, que era Presidente y que además era Obrero. El representante de Jirijuare le respondió con palabras inapropiadas, pidiéndole que no fuera pendejo y maricón. Otro camarada advirtió entonces que Maduro ha exigido “disciplina y lealtad”, a lo que el representante de Jirijuare replicó de la misma manera, volviendo a repetir las mismas palabras inapropiadas y añadiendo: “¿Lealtad con quién? ¿Con las empresas de maletín? ¿Lealtad con la corrupción?”. (No le paso ahora el nombre y la dirección del compañero, como me corresponde en mi tarea de Patriota Cooperante, porque no lo recuerdo. Mañana a más tardar se lo envío).
Yo traté de intervenir para calmar los ánimos y poner algo de orden. Me puse al frente y les dije: ¿Qué nos preguntó el compañero Diosdado esta semana? Todos guardaron silencio. “¿Acaso la crítica es más importante que el compañerismo?”. Eso nos preguntó. ¿Y qué nos contestó el compañero Diosdado esta semana?, volví a interrogarlos. Otra vez, silencio. “Yo creo que no”. Eso nos contestó, les dije. Lamentablemente, tengo que confesarle que el asunto no me funcionó. Hasta me lanzaron un zapato por la cabeza. La pelea se puso peor. Yo sentí que cada vez había más críticas y más compañeros protestando. Casi nos fuimos a los puños cuando, de pronto, de manera participativa y socialista, se fue la luz.
Por eso le escribo a mano y en un papel. Le voy a mandar esta carta con mi compadre Felipe que va mañana a Caracas. Ya usted ve, también aquí hay elementos disociados, pervertidos o manipulados por la derecha apátrida y por la izquierda apátrida. Lo peor es que yo creo que cada vez son más. A veces siento que un nuevo fantasma recorre el país: la multiplicación de los escuálidos. ¿Qué vamos hacer, camarada? Esto es urgente. Estoy empezando a sentir que esta vaina es contagiosa. ¿Usted no cree?

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