miércoles, 25 de junio de 2014

Con o sin carta…..


Pedro Luis Echeverria

Con testimonios escritos de Giordani o sin ellos, la realidad es que al  gobierno el país se le fue de las manos. Se agravan los males sociales, los desequilibrios macroeconómicos, los escándalos de corrupción y  concupiscencia. Fracasa el modelo hegemónico  gubernamental  y el gobierno no se da por enterado.
El desboque inflacionario, exceso de liquidez en bolívares, indetenible salida de capitales, caída del PIB, escasez de bienes y servicios y de dólares, devaluaciones intermitentes y soterradas, aumento febril del endeudamiento interno y externo son algunas de las inconvenientes consecuencias que el fracasado modelo le impone a Venezuela y  que demandan cambios  en el equipo conductor del destino del país, el establecimiento de una nueva institucionalidad y la sustitución profunda del modelo de desarrollo para poder resolver la secularidad de esos males. El gobierno  no adopta ninguna medida para tratar de enfrentar el grave deterioro de la economía y para corregir los desbalances. No sabe qué hacer;  no quiere hacer nada, la “camisa de fuerza” ideológica y política que ciñe, le impide pensar y actuar.
El modelo  de distribución de los proventos petroleros que exacerba el consumo privado y que, por carencia de la oferta interna, debe ser satisfecho por masivas importaciones de productos; el modelo de apropiación y control por parte del gobierno de la acumulación de capital que genera la economía ; el modelo de hegemonía productiva gubernamental, basada fundamentalmente en  expropiaciones y confiscaciones al capital privado; el modelo de hegemonía institucional y comunicacional del gobierno;  no han funcionado y , por el contrario, han profundizado los desequilibrios. La tristemente célebre carta de Giordani así lo reconoce.
 La única respuesta  que el gobierno ha dado a tan grandes males es la de desatar una verborrea incontenible y vacía; contraer mayor endeudamiento externo; decretar aumentos salariales; dejar de cancelar deudas y; generar, desde el BCV, distintas modalidades de impresión de dinero inorgánico. El resultado de la utopía gubernamental aderezada por la indescriptible incompetencia del funcionariado, no ha sido posible que fuere peor. Se han dilapidado enormes recursos, que en lugar de haber sido usados para la modernización del país en todos los órdenes, han sido utilizados para mantener un electorado cautivo a través de las dádivas, obtener relativos apoyos de algunos miembros de la comunidad internacional y facilitar el escandaloso, descarado, y públicamente notorio, enriquecimiento de los favoritos del régimen.
Las cifras actuales, evidencian el profundo desequilibrio y deterioro que acusan las variables económicas principales del país: Inflación; escasez de bienes y servicios; indetenible proceso de devaluación. Asimismo, crecimiento de la deuda pública. Caída de las reservas operativas. La proyección del comportamiento de dichas variables para los meses venideros, sin que se conozcan aun  los planes del gobierno para atender estos desequilibrios, presagia un mayor deterioro y exacerbamiento de la conflictividad social.

Este estruendoso fracaso de un régimen que se montó en el poder cabalgando sobre la esperanza, expectativas y sueños de muchos venezolanos, hoy por hoy, constituye una dolorosa burla a la soberanía popular.  Ahora el pueblo paulatinamente ha venido restándole su apoyo y confianza a un gobierno mediocre e irresoluto que inexorablemente se  extingue con más pena que gloria.

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