Eduardo Fernandez
Ofrecí la semana pasada dedicar este pequeño espacio, que la generosidad de este periódico me ha concedido, a formular algunas reflexiones sobre los problemas que afectan la vida nacional.
Muchos venezolanos creyeron que el problema eran los adecos y los copeyanos. Si salimos de los adecos y los copeyanos, Venezuela saldría adelante. Salimos de los adecos y de los copeyanos, al menos provisionalmente, y el remedio resultó peor que la enfermedad. Estábamos mal, pero ahora estamos mucho peor.
Muchos venezolanos creyeron que el problema eran los adecos y los copeyanos. Si salimos de los adecos y los copeyanos, Venezuela saldría adelante. Salimos de los adecos y de los copeyanos, al menos provisionalmente, y el remedio resultó peor que la enfermedad. Estábamos mal, pero ahora estamos mucho peor.
Yo dije en el Congreso Nacional el 5 de julio de 1987: “El pueblo está bravo”; expliqué las razones para la molestia colectiva y propuse algunas medidas para atender la protesta popular, y advertí que si no hacíamos reformas importantes vendrían acontecimientos muy dolorosos.
Lamentablemente, la mayoría de los venezolanos prefirió seguir con las mismas políticas que ya habían fracasado en el pasado y no se hicieron los cambios que las circunstancias requerían. Entonces vino el Caracazo; después dos intentos de golpe de Estado, y después, la defenestración de un presidente que había sido elegido por una clamorosa mayoría, y después, la elección de un teniente coronel golpista que se presentaba como el salvador de la patria. Al cabo de un tiempo, empecé a escuchar que el problema era Hugo Chávez. “Si salimos de Chávez, Venezuela saldrá adelante”. Salimos de Chávez y la situación empeora cada día más.
Lamentablemente, la mayoría de los venezolanos prefirió seguir con las mismas políticas que ya habían fracasado en el pasado y no se hicieron los cambios que las circunstancias requerían. Entonces vino el Caracazo; después dos intentos de golpe de Estado, y después, la defenestración de un presidente que había sido elegido por una clamorosa mayoría, y después, la elección de un teniente coronel golpista que se presentaba como el salvador de la patria. Al cabo de un tiempo, empecé a escuchar que el problema era Hugo Chávez. “Si salimos de Chávez, Venezuela saldrá adelante”. Salimos de Chávez y la situación empeora cada día más.
La conclusión es muy sencilla. El problema de Venezuela es bastante más complejo que salir de los adecos y de los copeyanos y de Chávez y de Maduro. Hay que revisar el modelo político centralista y el modelo económico rentista y la cultura populista y la crisis de valores y hasta la crisis de afecto que están en el fondo de nuestra crisis nacional.
Tenemos una megacrisis frente a la cual no hay soluciones mágicas. La solución de nuestros problemas reclama un proceso complejo y un tiempo inevitable. No olvidar que como nos dijo el Nuncio Giordano, “el tiempo es superior al espacio” y que “no es aconsejable obsesionarse por resultados inmediatos”. No hay salidas “over night” (de la noche a la mañana), ni soluciones mesiánicas, ni constituyentes milagrosas. Por eso seguiré desarrollando esta agenda de Problemas Nacionales.
Seguiremos conversando.
@efernandezve
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