Luis Pedro España
La situación financiera del Estado venezolano es realmente trágica. Conversar con cualquier economista y pasearse por las cuentas del país, tanto en dólares como en bolívares, reflejan una situación donde las medidas cosméticas, heterodoxas o incluso graduales ya no parecen ser suficientes. Conforme se ha pospuesto la aplicación de correctivos y ajustes, no importa cual haya sido la excusa a lo largo de los últimos 15 meses que lleva el gobierno, el problema no ha hecho sino crecer.
Luce ineludible entonces que alguna cosa anuncien y apliquen en este soleado, adormecido y vacacional mes de Agosto. Además ya los permisos de utilería o la fachada de respaldo político se obtuvieron tras el complaciente y acrítico congreso del partido de gobierno. A los delegados electos les taparon la boca y consiguieron sus aplausos tras la recepción de unas 24 mil peticiones que convenientemente fueron presentadas como si se tratara de auténticaspropuestas políticas o programáticas.La prueba de que no hubo ningún congreso político, sino un nuevo episodio de manipulación clientelar, fue que quienes quisieron debatir de temas socialistas debieron recurrir a los pocos medios de comunicación que aún no controla el gobierno.Por su parte, la oposición, al menos la radical, la cada vez más especializada en hacer el papelito de tonta útil, se encargó de seguir desviando el debate y la atención de los venezolanos. Torcieron la temática de los verdaderos problemas del país a lo que son sus ilimitadas ambiciones de poder y sus egos personalistas. Ya no hay vocería opositora. No hay secretaria ejecutiva. Dinamitaron la poca institucionalidad que tenía la oposición para crear un andamiaje de cartulina sobre el cual treparse.
En fin, inmovilizada la oposición, ya los decisores en el poder podrán apretarle el cinturón al pueblo. Sin que exista nadie que explique el porqué de su nuevo sufrimiento.Si como decían los analistas, el gobierno aguardaba por las condiciones políticas para dar el zarpazo, pues las condiciones no sólo están dadas, sino que realmente son óptimas. Con el panorama político despejado, ya no importa lo que terminen anunciando, cual sea el plan (si es que lo hay), que tanto aumenten la gasolina, de qué tamaño sea la devaluación, por cuanto vendan Citgo o cualquier otra cosa que tenga valor en los libros contable del Estado y que sea vendible con tal de pagar las cuentas de la borrachera. En definitiva, nada de lo anterior será discutido previamente, será un cogollo quien decida las medidas económicas. Ya tienen las manos libres para hacer lo que les plazca, gracias, como siempre, a las acciones de unos y a las omisiones de otros.
Pero aun así, con toda seguridad, nuestro Agosto Negro será incompleto, poco sincero y, lo más importante, muy recesivo. No tienen como entrarle al problema de fondo, porque las causas son ellos mismos, y mientras esto sea así estaremos condenados a soluciones a medias, que serán las responsables de un sufrimiento prolongado.Esperaremos por los anuncios. Los últimos meses del año serán para coger palco, junto a unos buenos trancazos. Ojala alguna vez descubramos a quien se los debimos.
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