CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
La oposición entró en crisis efecto de los nuevos estragos de la antipolítica a partir del 12-F. Compraron a crédito a cuenta de la implosión del Gobierno, e implotaron ellos según las encuestas. La ficción de que Maduro se desbarataría -decirle burro a alguien sin verse las propias orejitas- encendió las alarmas de factores económicos (y políticos) sobre la necesidad de barrer de la jugada la MUD, los partidos. Decidieron arrollarlos con la entelequia que llamaron "la calle", y al revés, ayudaron a apuntalar al Gobierno. El balance de estos brutos y dolorosos meses: odios fraternos, laboratorios-cloaca intra opositores, tesis desgreñadas, "vías rápidas" y discursos vacíos de cordura llenos de autohalagos y banalidades: soy inquebrantable, indoblegable, inderrotable, tengo caja oyster, me sumerjo a 10.916 metros en las fosas Marianas, subí con Edmund Hillary los 8.848 mts. del Everest. Una campaña de Rolex.
Y lo más grave. Lo que puede impedir un gobierno castrista, o del PRI que amarró México por 70 años, es la posible victoria opositora en 2015 y el neoabstencionismo la pone en riesgo. La antipolítica lleva 25 años de destrucción, no se cansa, y es la principal responsable del naufragio del país más promisor de Latinoamérica. Desde los 80, grupos políticos y plutocráticos, figuras antisistema mimadas por la democracia, quisieron controlar el poder pero entendieron que su principal obstáculo eran los grandes partidos policlasistas, que en las democracias son alianzas sociales amplias que impiden que los grupos particulares de interés o la subversión controlen el poder. Con los partidos incólumes, no tendrían chance. Minorías de derecha e izquierda (las últimas hoy gobiernan) desataron una feroz campaña para destruirlos moralmente, desmantelarlos y lo lograron.
"Yo no soy político"
Los partidos son imperfectos como cualquier obra humana -hasta la Iglesia-, cometen miserias y son vulnerables al descrédito. La antipolítica consiste en hacer política pero decir que uno no lo es, para denigrar a los que dicen que si lo son, como hicieron los poderes fácticos. Se acusa a los políticos de encarnar lo peor, sujetos incapaces para desempeñar cualquier función útil, que por eso se meten en tan degradado oficio. Eso describe perfectamente la terrible estulticia e irrealidad de los anti, que solían decir que de no estar ocupados de cosas más importantes (sus actividades privadas) se encargarían de lo público. Cuántas veces se afirmó la vaciedad de que "Venezuela necesita un gerente" y cuando lo tuvo, duró 24 horas. La política es el oficio humano superior y sobre ello se han escrito bibliotecas.
Esas obras versan sobre la conquista y ejercicio del poder, lo que llaman gobernanza y gobernabilidad, las complejidades de crear y mantener condiciones para que los seres humanos tengan vidas felices y normales. Los grandes médicos, ingenieros, empresarios, artistas, abogados, historiadores, politólogos, químicos, como todo el mundo, al final están regidos por líderes políticos. Platón quiso minimizarla y dijo que debían gobernar los sabios, y Aristóteles respondió con un majestuoso tratado que se llama precisamente La política. 1.200 años después, Maquiavelo elaboró El Príncipe sobre las virtudes necesarias de un conductor. Luego de liquidar la democracia, poderes fácticos y gerentes controlaron la oposición hasta 2006. Demostraron que no son capaces de ponerse en el lugar del interlocutor, el secreto para construir mayorías.
Megaplastas, guarimbas...
Fracaso tras fracaso prueba que la antipolítica no sirve para la política:megaplasta, plaza-Altamira, guarimbas, paro petrolero, abstencionismo y luego retiro de las candidaturas (2005), llevaron la oposición prácticamente a desaparecer. Si hoy no hay un Castro local es porque los partidos tomaron el control con la candidatura de Rosales, y dieron el vuelvan caras hacia las instituciones. La antipolítica es huraña, caprichosa, extravagante, tiene una visión caballeresca propia del siglo XIV, especie de pureza de casta. Mientras en las autocracias hay que pugnar para abrir ventanas, la anti se asquea, se va a su casa y más bien brega porque cierren todo de una vez, que llegue el diluvio. Si hay vicios electorales, "no hay que ser cómplice". Si hay amenazas en un medio de comunicación se exige a los periodistas irse a pasar hambre, pero eso sí "con dignidad".
Hablar con el Gobierno es "traición". Es el asco a la realidad, a estar ahí,mundeando diría Heidegger pero es épico y estético que grupos de niños inermes se estrellen contra el aparato represivo "para tumbar al Gobierno" y ellos poner tuits, aunque la decencia enseña a no usarlos en los apetitos, porque no tienen conciencia del peligro. Bichos como Hezbolá y Hamás los hacen escudos humanos. Reseña Matthias Kuntzel que en la guerra Irán-Iraq los ayatolas arrojaban millares de jóvenes para despejar los campos minados. "Chicos voluntarios de 12 a 17 años iban a los campos sembrados con minas. Sus ojos no veían nada, sus oídos no escuchaban nada. Y luego, se veían nubes de polvo (y)... quedaban desparramados trozos de carne humeante y pedazos de hueso... ". Previo les colgaban en el pecho una llave plástica a cada uno "para que abrieran las puertas del Paraíso". Se lo habían ganado. Los estudiosos harán las consideraciones éticas.
@carlosraulher
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