EL PETROSOCIALISMO EN
CAIDA LIBRE
Emilio Nouel V.
A medida que pasan los días la decepción y la angustia crecen.
La desagradable sensación es de hundimiento incesante, como si cada mañana, al
despertar, bajáramos un peldaño de una escalera hacia un precipicio. Es el
escalofrío de la caída libre.
El gobierno no toma las decisiones que debe tomar, sigue
jugando con candela. A su ineptitud suma la vacilación. Las razones de esta
irresolución parecieran estar en su proverbial incompetencia y en los
condicionamientos ideológicos. Para los demagogos y populistas, hacer lo
correcto en el momento indicado no es lo prioritario, el propio pellejo está
primero.
Mientras tanto, retoman un nuevo aire las protestas. Comienzan
de nuevo a incrementarse las manifestaciones callejeras, aunque algunas
cometiendo los mismos errores que le restan apoyos y llevan agua al molino del
gobierno.
El repudio a la conducción gubernamental va en aumento, la
evaluación de ella es la peor de los últimos años. La gente no ve un futuro
cierto, sino una situación económica y política en decadencia acelerada. Las
encuestas lo reportan claramente.
Más ciudadanos se suman a la convicción de que la causante
directa de los males que padecemos y se agravan es la política de controles
irracionales, de expropiaciones indiscriminadas y caprichosas, y de expulsión
de las inversiones nacionales y extranjeras.
El petrosocialismo chavista es un estruendoso fracaso. Sin
dólares no funciona. Ya no hay suficiente para repartir a manos llenas ni para
regalar en el extranjero. Las reservas internacionales en franco descenso y los
próximos pagos del servicio de la deuda externa son inciertos. El subsidio a la gasolina es insostenible. Las
tarifas de los servicios públicos a cargo del Estado no tienen otra salida que
ser elevadas.
La descomunal burocracia estatal, ampliada por el
clientelismo populista, se come el presupuesto. El despilfarro y la corrupción
desembozada también. El Estado no tiene recursos suficientes para hacer
inversiones productivas. La gallina de los huevos de oro, PDVSA, está endeudada
en cifras astronómicas, demandada por miles de millones de dólares; produce y
exporta menos, y para remate, se dedica a lo que no debería, cargando con una
nómina de trabajadores absurda e injustificada. Se dice que hasta petróleo va a
comprar pronto. Insólito.
El petrosocialismo
está ávido de dólares, no sabe “gobernar” sin abundancia de ellos, sus enormes
carencias técnicas y gerenciales, su ignorancia general sobre los asuntos de
gobierno, las ha compensado a realazos. De allí que, consumidos alegremente
cientos de miles de millones de dólares petroleros, ahora quiera,
desesperadamente, vender activos públicos y empeñar más al país de forma
irresponsable, con los chinos, los rusos o con quien haga falta, para
mantenerse en el poder.
El petrosocialismo cuenta
con que el maná que brota de un pozo de petróleo lo salvará de la debacle. Pero
la dirigencia política ignorante y equivocada que desgobierna está sumida en un festín obsceno
de malversación y peculado.
El petrosocialismo
es rentista, improductivo, ineficiente, autoritario, parasitario, produce
pobreza, desabastecimiento de productos de consumo masivo, ausentismo laboral y
poca competitividad.
El petrosocialismo, por otro lado, ha apuntalado una
diplomacia al servicio de un proyecto político y económico destructor. El
clientelismo interno tiene su correspondiente en los espacios internacionales. Así,
los beneficiarios de la generosidad venezolana se hacen de la vista gorda
frente a los atropellos a la democracia, a las violaciones a los derechos
humanos. Es el realismo pérfido en acción.
En Venezuela hay el conocimiento, talento y experiencia
acumulados para salir del marasmo en el que nos hundió el petrosocialismo. Las
soluciones a esos problemas están más que analizadas y estudiadas. Sólo nos
resta lograr la mayoría social y política necesaria y contundente para
desalojarlo del poder. Estrategia y tácticas claras, organización moderna,
coordinación con base en objetivos concretos, movilización permanente y eficaz,
y sobre todo, responsabilidad, disciplina y lealtad entre las fuerzas
democráticas. Ésa es la unidad que garantizará los triunfos parciales y el
definitivo de cara al nefasto petrosocialismo.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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