Cambio de Rumbo
Pedro Luis Echeverria
Después de la reciente visita de Maduro a Fidel Castro, el
“sacudón” anunciado, con bombos y platillos, ha venido siendo relegado al
olvido. El contenido del discurso gubernamental muestra una gran deriva desde
los temas vinculados a las eventuales incipientes correcciones a las variables
macroeconómicas, hacia el establecimiento de más regulaciones a la iniciativa privada y a la creación de
nuevas instancias burocráticas para
el control. Es decir, se dispone
a ejercer un mayor control político, social y económico sobre la ciudadanía.
El país necesita
modernizar las estructuras del Estado, hacer eficiente y mejorar la
productividad de las instituciones públicas y garantizar a la ciudadanía
seguridad y un sistema de justicia y legalidad. El Gobierno desestima
irreflexiva e irresponsablemente tal necesidad y obcecadamente responde con más
centralización administrativa y más presencia del Estado en las actividades
económicas; menos autonomía de acción para los entes públicos y mayor control
gubernamental para las actividades privadas Así encontramos:
Centralización y monopolización de las actividades de
importación y exportación (CENCOEX,es adscrito a la Vicepresidencia de la
República con funciones anteriormente atribuidas a otras dependencias
gubernamentales); nuevas prohibiciones a la circulación de productos de la
cesta básica y farmacéuticos; puesta en
práctica de un sistema de racionamiento de alimentos a la población con
tecnología electrónica; amenazas de multas, confiscaciones y expropiaciones al
sector comercio; erradicar del discurso oficial toda referencia al aumento del
precio de los combustibles; obligar a los lugares de expendio masivo de
productos a habilitar un mayor número de cajeros; endurecimiento del discurso
del gobierno para referirse a la oposición, mediante descalificaciones políticas y acusaciones sin
fundamento; introducción en la Asamblea de un proyecto de ley sobre
comunicación social; exhortación a las huestes del PSUV a realizar mayor
control mediático de las redes los medios de comunicación escritos y radiales; reafirmación
política de la vigencia del ineficiente
modelo socialista; creación de nuevas instancias burocráticas para definir
y establecer los términos del "modelo
económico de transición al socialismo" .
En la perorata que pronunció Maduro desde el teatro “Bolívar
“de Caracas, quedó claramente
establecido el único objetivo que persigue es ejercer un mayor control sobre la
iniciativa privada para endilgarle a ésta todos los males y avatares por la que
transita y transitará la economía nacional. En tal sentido, aprobó la creación
de nuevas instancias burocráticas para definir y establecer los términos del "modelo
económico de transición al socialismo" Dicho Comisión “orquestará las acciones a
favor de frenar las distorsiones que en este momento tiene la economía
nacional”, pero sin admitir que las referidas distorsiones son de la exclusiva
responsabilidad de las erradas políticas instrumentadas por el régimen. Una vez
más, se atribuyen los males de nuestra economía al acaparamiento, especulación
y otras perversas prácticas supuestamente realizadas por lo que queda del
sector privado nacional. Se pretende crear el “chivo expiatorio” para las
dificultades presentes y para las que sobrevendrán por la tozudez suicida de
mantener el modelo estatista que no ha dado resultado positivo alguno en los
tres lustros en que se ha venido aplicando.
De esta manera, el gobierno sepulta la esperanza que tenían
muchos ciudadanos de ver la puesta en práctica de algunos cambios para mejorar
el desenvolvimiento de la economía y consecuentemente su situación personal.
Maduro reafirmó la “guerra económica”, no a los corruptos e
ineficientes burócratas que medran a su alrededor para lucrarse ilegalmente,
ni a las inconvenientes e irresponsables
políticas que aplica su régimen, ni a las limitaciones ideológicas y políticas
que le impiden realizar las correcciones y ajustes necesarios; sino a unos supuestos
saboteadores, que obviamente no están en el gobierno. Eso significa que en lo
sucesivo, los empresarios y la ciudadanía en general debemos esperar fuertes
ataques de descrédito y represión a nuestras actividades, más controles
burocráticos a la gestión económica, más entornos adversos para el desempeño
empresarial, menos seguridad personal y jurídica, más deterioro del clima de
inversión, más obstáculos para mejorar la productividad, más incoherencia
gubernamental y mayor sobrevaluación monetaria. Es decir, el caos, la
incertidumbre y la desesperanza
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