jueves, 11 de agosto de 2016

POR QUÉ ES NECESARIO UN ACUERDO NACIONAL PARA EL PROGRESO Y LA PAZ


     EMILIO NOUEL V.

En esta semana tuvo lugar un sencillo evento cuya significación, habida cuenta de los motivos de tal convocatoria y de los contenidos vertidos allí, debe ser subrayada, incluso por la repercusión que pudiera tener más allá del grupo de las prestigiosas instituciones de la sociedad civil que acertadamente lo promovieron.
El título que encabeza estas líneas alude al propósito de tal acto.
No hace falta insistir sobre la enorme crisis política, económica y moral que estamos viviendo como sociedad. Nadie es ajeno a ella. Todos los venezolanos de los distintos estratos sociales, de las ideologías más diversas, tanto de la capital como de la provincia, o de cualquier actividad pública o privada, están sufriendo las consecuencias nefastas de políticas equivocadas, de la reiteración de errores, de enfrentamientos absurdos y de la falta de corrección de una visión de las cosas que ha marcado al país durante muchas décadas.

La urgencia de alcanzar un acuerdo nacional en el que converjan todas las voluntades conscientes de la necesidad de recuperar la senda de la prosperidad material y la concordia entre los venezolanos es un hecho innegable.

De allí que el documento presentado para la consideración de los venezolanos, elaborado por un conjunto calificado de organizaciones de la sociedad civil, coordinado por Maxim Ross y Juan Garrido R., constituya un aporte que no puede ser soslayado. Ha sido producto de una profunda reflexión sobre el país y su devenir desde que existimos como nación.

Es el resultado de un análisis crítico, en el que se reconocen los aciertos y errores en que hemos incurrido como sociedad. Pero también es una evaluación del terrible presente a la luz del pensamiento que ha hegemonizado a nuestro liderazgo histórico.

En tal sentido, asume los desafíos y tareas impostergables de la hora actual.
Así, se impone construir y/o restablecer los equilibrios políticos, económicos y sociales, desde una perspectiva de permanencia en el tiempo. Las causas de la generación de la pobreza deben ser arrancadas de raíz; por tanto, la creación de riqueza debe ser estimulada, no destruida. El modelo rentista petrolero debe ser superado. hay que diversificar nuestra economía. El desarrollo del individuo, de sus potencialidades y derechos es el centro de toda política que pretenda ser exitosa en términos sociales. El cuidado de la educación no puede ser dejado de lado, es tema fundamental. Las instituciones adecuadas y su correcto funcionamiento son primordiales para el crecimiento y el desarrollo económico sustentable, respetuoso del ambiente. La inserción inteligente de Venezuela en el mundo de interdependencia global no puede desatenderse; mantenerse al margen de él es un dislate. 
Para ser competitivo y para lograr el progreso de sus ciudadanos, un país precisa de un Estado de Derecho en plena vigencia, de una seguridad jurídica incuestionable, de mecanismos democráticos efectivos para procesar las diferencias políticas, todo en un entorno de paz.
El Acuerdo Nacional para el progreso y la Paz no pretende ser la última palabra. Es una propuesta de temas para la discusión, que va más allá de la coyuntura, pero sin esquivar ésta. Es una concertación incluyente que se persigue para arribar a consensos sobre todas las materias señaladas. Los que lo suscriben aspiran a que sea debatido y enriquecido por todos los venezolanos sin excepción.  
La idea que subyace en él es que otra Venezuela es sólo posible con el concurso de las diferentes visiones de sus hombres y mujeres. Los que anhelamos un país moderno, pujante y en libertad, colocado en las grandes corrientes de avanzada que atraviesan el planeta, vemos en las ideas contenidas en el documento comentado, una oportunidad ideal para iniciar un vasto intercambio de ideas que no dudamos será fructífero para el porvenir de nuestra Nación.
EMILIO NOUEL V.

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