lunes, 1 de octubre de 2012


R. G. AVELEDO: 

“Nuestro modelo ha sido la concertación chilena”


Le llaman el arquitecto de la unidad. Ramón Guillermo Aveledo (Barquisimeto, 1950) ha sido el hombre capaz de poner de acuerdo a más de una veintena de partidos políticos opositores al régimen chavista que van desde el centro derecha a la izquierda socialdemócrata y articularlos desde hace dos años en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD). “Nos parecemos a la Concertación chilena, un modelo que hemos tenido muy presente. Nuestros sueños sobre la Venezuela del mañana son distintos pero nuestro programa de empezar ya a dormir tranquilos, con la creación de empleo y el control de la inflación y la seguridad, es el mismo”, afirma este político cuyos orígenes políticos se remontan a su militancia en el partido socialcristiano Copei en su juventud. Antiguo secretario del presidente Luis Herrera Campíns (1979-1984), ex presidente de la Cámara de Diputados en la segunda mitad de los noventa y de la Liga de Béisbol en 2001 y 2002, Aveledo no esconde su satisfacción por el camino recorrido hasta aquí ni su confianza en que esta vez la victoria de su candidato Henrique Capriles está al alcance de la mano. “Ha sido una tarea titánica, lenta y tenaz contra un adversario político con superávit de recursos y déficit de escrúpulos. Esta ha sido de verdad la campaña de David frente a Goliat”.
El resultado de esa batalla, que se conocerá en lo que se augura una noche electoral de infarto el próximo día 7, pasa por el papel que juegue el Consejo Nacional Electoral (CNE), integrado actualmente por una mayoría afín al Gobierno. Aveledo distingue dos facetas en esta institución: “Como árbitro deja mucho que desear por oficialista al tolerar el ventajismo y la obscena asimetría de la campaña. Sin embargo, como organizador de los comicios, en el escrutinio de los votos, es bastante bueno porque lo hace con una tecnología moderna que podemos auditar. Hemos ganado elecciones y no ha sido el CNE el nos la ha negado: ganamos elecciones a gobernadores y después fue el Gobierno quien le quitó a esos gobernadores sus atribuciones”.
Venezuela se prepara para una de las elecciones más reñidas y cruciales de su historia. Qué pasará al día siguiente del voto si el Gobierno no aceptara su derrota es la gran pregunta que recorre el país y las respuestas oscilan desde un estallido de violencia en las calles hasta una alternancia pacífica. El secretario general de la MUD es optimista: “Considero poco probable que haya violencia, salvo casos aislados. Tenemos confianza en las Fuerzas Armadas y en la actitud profesional de los oficiales. El ministro de Defensa, Henry Rangel Silva, dijo hacer un par de años que nunca aceptaría a otro comandante en jefe que no fuera Hugo Chávez y desde entonces nadie ha repetido esa frase. A todo el mundo le conviene la paz”.
Aveledo subraya que toda esa propaganda del Gobierno distinguiendo “entre buenos y malos venezolanos ha fracasado”. “El presidente interpretó sus victorias en 1998 y 2006 como si hubiera ganado una guerra civil, viendo a los perdedores como vencidos. La gente está harta de tanto antagonismo”.
La unidad y optimismo que vende la oposición contrasta por una vez con las “tensiones” que según Aveledo, se viven en las filas del oficialismo a partir de hacerse pública la enfermedad de Chávez. “No hemos usado su salud como tema de campaña porque nuestras diferencias con él no son personales sino políticas. Oficialmente se ha dicho que está bien y probablemente sea verdad pero también hay que tener en cuenta que toda su estructura política es muy personal y para un elector chavista esa lealtad no es transferible. Por tanto no hay heredero y podría ser un problema para ellos que la gente se preguntase después quién va a mandar de verdad”.
La mayoría de los venezolanos coinciden en que nada será igual después del día 7, cualquiera que sea el desenlace electoral. Si Chávez vence se verá mermado previsiblemente no solo por su salud sino por el avance de la oposición. Si gana la MUD, Venezuela recuperará la senda democrática iniciada hace más de 50 años. “La alternativa del cambio no agota su agenda en la salida de presidente. Hay que recuperar la división de poderes, reformar la justicia y llamar a la responsabilidad de todos, incluidos los chavistas”, comenta su secretario general que, desde el acatamiento a la Constitución de 1999 y su contenido social, se propone “como hicieron los españoles o los chilenos desmontar la legalidad autoritaria sin romper con la legalidad”. Otra tarea titánica que no le arredra. Como dice con malicia, “nadie llegó tan fácilmente al poder como Chávez y por eso, su revolución no tiene epopeya”.

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