AMÉRICA
LATINA- 2013
Leandro Area
No todos somos iguales, menos mal, pero por
los vientos que soplan para América Latina el 2013 será un año de
extravagancias pero coherente con el pasado histriónico que recitamos. Plagados andaremos
de las tensiones arrastradas y sin
resolver desde siempre, surgidas del
abismo que existe entre la pobreza que galopa y la riqueza que insulta,
y una clase media que como la mantequilla dentro de un sándwich, se mantiene
derretida por las fluctuaciones del
dólar que es la moneda que le gusta y la guía, y no el embustero valor de sus muy
étnicas y, tan autóctonas ellas, monedas nacionales.
Tensión también,
cuántas veces se habrá dicho ya que nadie le para bolas en este “continente de
la esperanza”, entre lo que se puede hacer con tantas posibilidades y recursos y
lo que queda de frustración en una población cada día más comprada con su
permiso por los gobiernos, que sigue
eligiendo “democráticamente” a iluminados e incapaces corruptos lo que abre una
interrogante, sobre la calidad y nivel de eso que llaman “ciudadanía”. Seguiremos
pues, parece, como siempre, en gerundio. Queriendo ser sin llegar a serlo. ¿O
es que todavía no está claro lo que pretendemos como destino? ¿O es una
cuestión irrelevante? ¿Balseros del espíritu? Pregunto.
Con todo y terminar en
13 no debemos rumiar que nuestro futuro está ya prescrito en los almanaques
lunar o solar, en los agüeros de la mala suerte o en otras razones externas
como el imperialismo, las élites podridas, nuestra sangre hispana, ¡uf!, qué sé
yo. El lenguaje izquierdista trasnochado, frente al desengaño de los ideales de
paz, progreso y democracia, seguirá lamentablemente ganando adictos,
territorios y banderas. Seremos más que nunca responsables de lo que no pase de
bueno, de nuestros desaciertos y errores. Más o menos ciudadanos, electores
simplemente, seguiremos rezagados del mundo de lo posible y continuaremos embelesados
con el realismo mágico, tan simpático él, que nos distrae y libera en esta
soledad que ya dura quinientos años y que no ha sido tiempo suficiente para
descubrirnos.¿Dónde se habrá metido Colón?
Habrá, hemos dicho, más desigualdad y por lo
tanto más conflicto entre clases, grupos, pueblos, países. Democracia,
dictadura, soberanía, fútbol, populismo, derechos humanos, béisbol, paz, honestidad,
corrupción, pobreza, reinados de belleza, militarismo, carnaval, trabajo,
platica en el bolsillo, entre otros, seguirán encabezando nuestro diccionario
de preocupaciones y prioridades. Se repetirá ad infinitum el “nosotros”, sinónimo de pueblo, en declaraciones
presidenciales, tesis académicas, proclamas, ventoleras, y sermones de iglesia
.Tendríamos que dejar de usar ese pronombre de la primera persona del plural y
darle más significación y contenido al “yo” y al “tu” que son términos más
íntimos, pecaminosos, y así cargados de responsabilidad, interés y afecto.
Esperanzas también
habrá. No es para menos. Y si hay que reinventarlas no es mala la hora para bañarnos
con cariaquíto morado. Quién quita y nos ganamos la lotería.
Leandro Area
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