viernes, 7 de diciembre de 2012


AMÉRICA LATINA- 2013



         Leandro Area

No todos somos iguales, menos mal, pero por los vientos que soplan para América Latina el 2013 será un año de extravagancias pero coherente con el pasado  histriónico que recitamos. Plagados andaremos de las tensiones  arrastradas y sin resolver desde siempre, surgidas del  abismo que existe entre la pobreza que galopa y la riqueza que insulta, y una clase media que como la mantequilla dentro de un sándwich, se mantiene derretida  por las fluctuaciones del dólar que es la moneda que le gusta y la guía, y no el embustero valor de sus muy étnicas y, tan autóctonas ellas, monedas nacionales.

Tensión también, cuántas veces se habrá dicho ya que nadie le para bolas en este “continente de la esperanza”, entre lo que se puede hacer con tantas posibilidades y recursos y lo que queda de frustración en una población cada día más comprada con su permiso  por los gobiernos, que sigue eligiendo “democráticamente” a iluminados e incapaces corruptos lo que abre una interrogante, sobre la calidad y nivel de eso que llaman “ciudadanía”. Seguiremos pues, parece, como siempre, en gerundio. Queriendo ser sin llegar a serlo. ¿O es que todavía no está claro lo que pretendemos como destino? ¿O es una cuestión irrelevante? ¿Balseros del espíritu? Pregunto.

Con todo y terminar en 13 no debemos rumiar que nuestro futuro está ya prescrito en los almanaques lunar o solar, en los agüeros de la mala suerte o en otras razones externas como el imperialismo, las élites podridas, nuestra sangre hispana, ¡uf!, qué sé yo. El lenguaje izquierdista trasnochado, frente al desengaño de los ideales de paz, progreso y democracia, seguirá lamentablemente ganando adictos, territorios y banderas. Seremos más que nunca responsables de lo que no pase de bueno, de nuestros desaciertos y errores. Más o menos ciudadanos, electores simplemente, seguiremos rezagados del mundo de lo posible y continuaremos embelesados con el realismo mágico, tan simpático él, que nos distrae y libera en esta soledad que ya dura quinientos años y que no ha sido tiempo suficiente para descubrirnos.¿Dónde se habrá metido Colón?

 Habrá, hemos dicho, más desigualdad y por lo tanto más conflicto entre clases, grupos, pueblos, países. Democracia, dictadura, soberanía, fútbol, populismo, derechos humanos, béisbol, paz, honestidad, corrupción, pobreza, reinados de belleza, militarismo, carnaval, trabajo, platica en el bolsillo, entre otros, seguirán encabezando nuestro diccionario de preocupaciones y prioridades. Se repetirá ad infinitum el “nosotros”, sinónimo de pueblo, en declaraciones presidenciales, tesis académicas, proclamas, ventoleras, y sermones de iglesia .Tendríamos que dejar de usar ese pronombre de la primera persona del plural y darle más significación y contenido al “yo” y al “tu” que son términos más íntimos, pecaminosos, y así cargados de responsabilidad, interés  y afecto.

Esperanzas también habrá. No es para menos. Y si hay que reinventarlas no es mala la hora para bañarnos con cariaquíto morado. Quién quita y nos ganamos la lotería.


Leandro Area

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